Cuando termine el Gobierno de Iván Duque el próximo 7 de agosto, uno de los grandes desafíos que tendrá el presidente electo Gustavo Petro será el de sacar de cuidados intensivos una economía colombiana que, más allá de los estragos de la pandemia, está en un punto crítico por las malas decisiones fiscales y tributarias que tomó la administración saliente durante cuatro años.
Y si bien hubo un crecimiento del 12% —comparando abril de 2022 con el mismo mes de 2021— según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, los expertos aluden que este efecto rebote está próximo a acabar y a finales de año el porcentaje será inferior y el aumento más gradual por un efecto de desaceleración. De hecho, esta cifra, de la que tanto se ufana Duque, es una cortina que tapa la realidad presupuestal de la nación.
A la fecha, Colombia tiene un déficit fiscal que alcanza el 6,8% de su PIB, el más alto de toda la historia, además de que la deuda pública alcanza el 57%, algo que afecta al Gobierno a la hora de salir a mercados internacionales para pedir financiamiento. Panorama oscuro que tendrá que aclarar Petro y José Antonio Ocampo, quien será su ministro de Hacienda.
Sputnik habló con Salomón Kalmanovitz, exmiembro de la junta directiva del Banco de la República y uno de los economistas más reconocidos del país —además de escritor y filósofo—, para entender un poco más el horizonte que propone el que será el primer Gobierno de izquierda en la historia colombiana.
—Hace dos años el Gobierno propuso una reforma tributaria y eso generó protestas y un estallido social en las calles. Es inevitable que el país la necesita. ¿Cómo cree que debe hacerla Gustavo Petro para que no se presente algo similar?
—Tiene que ser gradual. Que no sea de un golpazo y que año tras año aumente. Y ver el mecanismo para que no golpee tanto a la clase media, como ha sido la constante. Además, sería más prudente apostarle a no eliminar todo el déficit, es decir, de los cinco puntos del PIB en los que está ahora dejarlo en dos y medio o tres, que es una cifra financiable y tolerable.
—Se dijo que el nuevo Gobierno esperaba que el recaudo fuera de cuatro puntos del PIB, pero esto no parece algo realista…
—Es algo tremendo. Nadie, en la historia del país, ha hecho una reforma tributaria que sea mayor a un punto, punto y medio del PIB. Apostarle a una del dos es de por sí algo ambicioso. Pero creo que el Gobierno entrante ya entendió que tiene que ir de a poco y eso de los cuatro puntos quedó atrás.
—¿Qué opina de la transición energética que promete Petro? Porque usted fue de los críticos más duros cuando el presidente electo habló de suspender explotaciones de petróleo.
—En su momento sí, pero ahora, lo que le he entendido al nuevo ministro de Hacienda [José Antonio Ocampo], es que la transición a nuevas energías tiene que ser suave y larga. La plata que obtiene la nación por el petróleo es mucha y no se puede cortar el chorro de un totazo porque eso aumenta el hueco fiscal. Creo que Petro no pensó mucho cuando dijo eso en campaña, pero veo que ese tema ya está resuelto.
—Porque para la salud de la economía no es muy buena idea, a mediano plazo…
—Pues, si se van encontrando energías alternativas y productivas, sí, como por ejemplo aumentar las hidroeléctricas. Pero hay regiones del país, como en la costa caribe, en las que eso no es posible.
—¿Hay algo rescatable en materia económica que deje el Gobierno de Iván Duque?
—Pues busco y busco, y no encuentro, la verdad. Si bien no todo fue culpa del Gobierno porque hubo una pandemia, no hay nada que pueda rescatar. Su promedio de crecimiento anual fue del 2,2%, que no es apreciable.
—¿Está de acuerdo en eliminar beneficios tributarios a grandes empresas? Siempre se ha dicho que es otra forma de motivar a que aumenten el empleo.
—Sí, eso es una sinvergüenzura. Sin dejar de lado que es una mala política fiscal. De hecho, eso agrandó el hueco y con tal de mantener felices a los beneficiarios no les importó seguir. Hay otras formas de fomentar la creación de nuevos empleos.
—¿Está de acuerdo con la subida de las tasas de interés del Banco de la República? Lo pregunto porque algunos expertos aluden que fue un incremento muy alto el de los 150 puntos (7,5%).
—Es lo que tiene que hacer el Banco Central frente a una inflación del 9%: llegar a una tasa de interés real. Una tasa negativa genera un aumento desmesurado del crédito y eso no es sostenible para una economía. Además, fìjese que también lo hizo la Reserva Federal de los Estados Unidos.
—¿Para usted cuál será el desafío más grande de esta nueva administración para ajustar las finanzas estatales?
—Quizá desmontar la burocracia que montó este señor (Iván Duque) durante cuatro años y cuánto de eso se puede deshacer. Es decir, tipos de contratos que hay, qué no se necesita, qué se puede desmontar, puestos de trabajo innecesarios, los gastos en distintos campos. Es hacer un balance de qué sirve y qué no, pero también mirar qué se amarró durante más tiempo. Es que es muy duro cuando una administración le deja a otra un clóset lleno de esqueletos.
—¿Le gustó la designación de José Antonio Ocampo como ministro de Hacienda?
—Sí. Es una persona experimentada, sensata y que entiende lo que hay que hacer sin la necesidad de desbordarse. Tenerlo a él es una garantía y un parte de tranquilidad para todos los agentes de la economía, pues confiarán más en lo que haga este Gobierno en esta materia. Petro ha mostrado que habrá una buena dirección en materia económica para el país.