Las fotografías de los tanques rusos destruidos -el casco destrozado, la torreta rota, el cañón ennegrecido y quemado, apuntando inútilmente al cielo- han sido una imagen icónica de la guerra en Ucrania. Esto ha llevado a algunos a preguntarse si las modernas armas antitanques han hecho que los tanques sean inútiles en el campo de batalla.
“Esta es una historia que se repite cada vez que un tanque es derribado”, dice David Willey, conservador e instructor del Museo de Tanques de Bovington, en Dorset, Reino Unido, que cuenta con la mayor colección de tanques del mundo.
“Como el tanque es un símbolo de poder, cuando es derrotado la gente llega a la conclusión de que es el fin del tanque”, apunta.
Estamos viendo cómo un carro de combate T-72 de diseño soviético acelera su motor y se dirige con estrépito hacia el punto de reabastecimiento antes de ensayar para una demostración. Se trata básicamente del mismo modelo de tanque que los cientos que cruzaron la frontera con Ucrania en febrero y que fueron destruidos por pequeños y ágiles grupos de infantería ucraniana bien entrenados que usaban drones y armas ligeras antitanque de nueva generación (NLAW, por sus siglas en inglés).
“Es importante no sacar lecciones equivocadas de lo que hemos presenciado en los últimos meses”, dice el teniente general retirado del ejército estadounidense Ben Hodges, quien hasta hace poco comandaba las fuerzas terrestres estadounidenses en Europa.
“Los tanques rusos en cuestión estaban típicamente mal empleados, sin el apoyo de infantería desmontada y sin el beneficio de un fuerte cuerpo de suboficiales, como el que hay en el ejército de Estados Unidos o el ejército Británico. Por lo tanto, todos fueron objetivos fáciles para las fuerzas ucranianas defensoras”, señala.
Su opinión es compartida por el brigadier retirado del ejército británico Ben Barry, actual responsable de la guerra terrestre en el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, un centro de estudios con sede en Londres.
“La derrota del ataque ruso a Kiyv* muestra lo que ocurre cuando los tanques son desplegados de forma inexperta por una fuerza que no sabe hacer guerra de armas combinadas (combinando tanques con infantería, artillería y aviación) y que tiene una logística débil.
“Un grupo de combate competente de la OTAN expulsaría a la infantería para evitar que los tanques sean emboscados”, agregó.
Un arma icónica
El tanque -uno de los símbolos icónicos de la guerra moderna- tiene tanto críticos como defensores.
En la guerra de Nagorno-Karabaj de 2020, los tanques de Armenia fueron diezmados por los drones de fabricación turca de Azerbaiyán. En Libia, estos mismos drones, los TB2 Bayraktar, infligieron graves pérdidas a las fuerzas del general Haftar, mientras que en Siria, los tanques gubernamentales también fueron presa de los drones turcos.
En la primera fase de la guerra de Ucrania, los modernos misiles guiados antitanque, suministrados por Reino Unido, EE.UU. y otras naciones, demostraron ser un factor fundamental para hacer retroceder a las columnas blindadas rusas del norte de la capital, Kiyv.
Mientras tanto, en la segunda fase, en el Donbás, el uso masivo de la artillería ha sido la que ha cambiado el juego, utilizando su potencia de fuego destructiva para abrirse paso lentamente.
Golpeando el lado débil del blindaje
En lo que va de año, se calcula que Rusia ha perdido más de 700 tanques, algunos destruidos y otros abandonados. Estos tanques suelen estar cubiertos por un blindaje reactivo, que parece una gran caja rectangular. Está diseñado para provocar una pequeña explosión cuando el misil impacta, reduciendo su efecto.
Pero los drones y los misiles antitanque suministrados por Occidente le han dado la vuelta a esta situación, principalmente atacando el tanque desde arriba en la torreta, donde el blindaje es más delgado.
“Esta guerra ha sido la del dron”, dice el brigadier Barry. “Nos enseña que necesitas drones para defenderte y mantener a los drones enemigos a raya. Necesitas una defensa aérea clásica de baja altura que incluya láseres e interferencias electrónicas”.
Algo que puede prolongar el futuro del tanque es el Sistema de Protección Activa (APS, por sus siglas en inglés). Se trata de una forma de evitar lo que ataca a un tanque antes de que lo haga.
“Hay dos tipos de APS: los programas de evasión destructiva y no destructiva”, explica David Willey, de Bovington.
El experto hace una pausa mientras el tanque T72 cercano -un regalo del Ejército polaco- emite gases de escape azules y gira su enorme cañón de 125 mm en nuestra dirección.
“La no destructiva implica pulsos electrónicos que pueden interrumpir el misil entrante. La destructiva significa disparar algo cinético contra él, como una oleada de balas”, explica.
Como suele ocurrir, los militares israelíes han investigado exhaustivamente en este campo, especialmente desde 2006, cuando sus tanques recibieron una paliza de los artefactos explosivos improvisados de Hezbolá y de los misiles antitanque hábilmente desplegados en el sur del Líbano.
Israel desarrolló un sistema de protección activa llamado Trophy. Funciona utilizando un radar para rastrear la amenaza entrante -misil o dron- y luego un lanzador giratorio en la torreta dispara una oleada de proyectiles explosivos, neutralizándola antes de que pueda alcanzar el tanque.
Es probable que el Trophy, o una variante del mismo, se convierta en estándar en muchos de los últimos tanques occidentales.
“Los avances en las medidas para contrarrestar a los drones reducirán la eficacia de éstos, que ahora parecen vagar por el campo de batalla en busca de objetivos fáciles”, afirma el general Hodges.
Entonces, ¿tiene futuro el tanque? ¿O está, como algunos predicen, condenado al desguace?
“Siempre será necesario un poder de fuego móvil protegido”, afirma el general Hodges.
Predice un futuro, no muy lejano, en el que los tanques no tripulados y teledirigidos -esencialmente drones blindados- se desplazarán por el campo de batalla en tándem con los tanques tripulados, aumentando su potencia de fuego y reduciendo el riesgo de muerte.
“Yo fui soldado de Infantería y nunca querría estar en ningún combate en ningún terreno sin el beneficio de un poder de fuego protegido y móvil”, dice.
Justin Crump, antiguo comandante de tanques del ejército británico y actual director general de la empresa de inteligencia de defensa Sibylline, coincide con esta visión.
“Los tanques tienen una potencia de fuego, una movilidad y una resistencia que la infantería no tiene. Es una plataforma flexible que puede operar de día y de noche, llegar al objetivo y dar un golpe al enemigo”. Ucrania no estaría reconstruyendo sus fuerzas de tanques si éstos no fueran vitales. Han pedido más del doble de los tanques que posee Reino Unido”.
David Willey ha estado instruyendo al ejército británico y, más recientemente, visitando a soldados ucranianos. “Lo que cuenta no es el mejor tanque, sino la mejor tripulación”, dice.
“El equipo más caro del mundo no significa necesariamente que vayas a ganar. Creer en tu causa es vital y los ucranianos creen en su causa”, asegura.
*BBC Mundo ha decidido adoptar Kyiv cuando se nombra a la capital de Ucrania para reflejar de manera más exacta la forma de su escritura original en ucraniano.