“Lo voy a decir bien claro: Estados Unidos seguirá siendo un aliado involucrado en Asia Occidental. No nos marcharemos para dejar un vacío que puedan ocupar China, Rusia o Irán”, ha afirmado este sábado el mandatario estadounidense durante su comparecencia en la cumbre de seguridad del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG)+3, celebrada en Yeda (Arabia Saudí).
El mandatario estadounidense, quien se encuentra en su primera gira por la región como presidente, además ha calificado a Asia Occidental como una “región importante”, diciendo que su país tiene interés en construir un futuro positivo en la zona.
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El jueves, en una rueda de prensa tras su reunión con el primer ministro israelí, Yair Lapid, Biden dijo también que la razón por la que viaja a Arabia Saudí es para promover los intereses de Estados Unidos de una forma que reafirmará la influencia de su país en Asia Occidental. Además, argumentó que no quiere dejar un “vacío” en la región que puedan usar Rusia o China para ejercer su influencia.
China, en reacción a declaraciones hechas por Biden durante su visita a Tel Aviv, aseveró que Asia Occidental no es una región para las intervenciones de EE.UU.
Biden arribó el miércoles a los territorios ocupados palestinos y se reunió con las autoridades del régimen sionista, para reafirmar su apoyo a Israel y promover la normalización de lazos entre Arabia Saudí e Israel, entre otros objetivos. Luego viajó a Arabia Saudí, en una polémica visita que ha sido fuertemente criticada por diversos grupos y países, que han considerado como una “traición a la causa palestina” la normalización de relaciones con el régimen de Tel Aviv.
El viaje de cuatro días del presidente estadounidense a la región se produce mientras hay una serie de profundas diferencias entre Estados Unidos y sus aliados con China, Rusia e Irán sobre el regreso de Washington a sus compromisos en el acuerdo nuclear de 2015, el conflicto de Ucrania, el salto en los precios del petróleo y la energía en los mercados internacionales, el crecimiento de la tasa de inflación en EE.UU., etc.
El salto en los precios del petróleo hizo que Biden olvidara su promesa electoral sobre Arabia Saudí y el papel del príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamad Bin Salman, en el atroz asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, y aceptara tener una reunión bilateral con Bin Salman, lo que ha provocado una ola de críticas contra Washington. Por otro lado, el apoyo unilateral de Biden al régimen sionista israelí ha conllevado condenas y rechazos tanto a nivel nacional como internacional.
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Entretanto, la Televisión Central de China (CCTV) denunció el viernes que la visita de Biden a Asia Occidental es poco prometedora para resolver el conflicto palestino-israelí, que simplemente servirá como un escaparate y no logrará ningún “avance práctico”.
Irán advierte de que Asia Occidental no disfrutará de estabilidad, mientras EE.UU. persista en mantener la superioridad de Israel como su primera misión en la zona.
El profesor Efraim Inbar, presidente del Instituto de Estrategia y Seguridad de Jerusalén (JISS, por sus siglas en inglés), dijo al canal estatal chino que “el objetivo principal de la visita de Biden a la región es asegurar los recursos energéticos para abordar el problema de la inflación interna y el aumento del precio del petróleo”.
Li Shaoxian, director del Instituto de Investigación China-Árabe de la Universidad de Ningxia, también consideró que el viaje de Biden a la zona es “para contrarrestar la influencia de la iniciativa china de la Franja y la Ruta” (en inglés: Belt and Road Initiative, BRI) —un programa que involucra iniciativas de desarrollo e inversión en más de 100 países y busca el aumento de la presencia global de China— y promover la “estrategia del Indo-Pacífico” propuesta por Estados Unidos.
A su vez, la cadena satelital Shenzhen TV describió el viaje de Biden como “una mendicidad por energía” en un informe sobre la necesidad del mercado energético al petróleo de Asia Occidental.
La visita de Biden a Riad muestra la incapacidad del líder demócrata para atajar la crisis política interna causada por el aumento récord del precio de gasolina.
Mientras tanto, tras la operación rusa en Ucrania, la Casa Blanca parece estar dispuesta a un acercamiento con Arabia Saudí, que fue un aliado estratégico de Estados Unidos, además de un importante proveedor de crudo y ávido comprador de armas.
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Washington quiere que el mayor exportador mundial de petróleo potencie el suministro para bajar los precios de los combustibles y reducir así el incremento inflacionario en su país y en el mundo.