SANTA CRUZ (Suptnik) — Bolivia apunta a consolidar su autosuficiencia en cuanto a fertilizantes químicos para garantizar la seguridad alimentaria de su población, en medio de la incertidumbre global por el incremento en los precios de los alimentos.
La estrategia impulsada por el Gobierno del presidente Luis Arce (izquierda) consiste en la industrialización de hidrocarburos con sustitución de importaciones. Para tal fin, se busca consolidar la independencia de las importaciones y ahorrar divisas para el país, por ejemplo en fertilizantes, con la puesta en marcha de una nueva planta de insumos granulados en base a Nitrógeno, Fósforo y Potasio (NPK, en inglés).
“En el programa de Gobierno que presentamos al país en 2020 está la propuesta de industrialización con sustitución de importaciones, desde las semillas, los alimentos y todo lo que sea necesario, porque se vendrán problemas como la inflación y recesión de aquí en adelante”, explicó Arce el 21 de julio, en su intervención en la XV Jornada Monetaria del Banco Central de Bolivia, en La Paz, en la que reflexionó sobre los riesgos globales en el actual contexto de incertidumbre y volatilidad financiera.
Los riesgos globales citados por el mandatario son el limitado suministro de alimentos y fertilizantes, menor disponibilidad de materias primas, incertidumbre en el nivel de precios de energía y combustibles, inflación y saturación de las cadenas de suministros.
En ese sentido, en materia de alimentos y estabilidad económica, la meta de Bolivia es que en 2023 se produzcan urea, cloruro de potasio y NPK, los fertilizantes más usados en el país, y se deje de depender de las importaciones para garantizar alimentos.
“En cuanto a las tres variedades de fertilizantes que se producen en el país, sí, dejaremos de depender. Se trata de la urea, cloruro de potasio y los fertilizantes NPK. En esas variedades ya no dependeremos de las importaciones en 2023”, aseguró el gerente de la Empresa Boliviana de Industrialización de Hidrocarburos, Alejandro Gallardo, en entrevista con Sputnik.
Actualmente Bolivia importa por año 178.000 toneladas de fertilizantes, de las cuales 25.000 son NPK.
Con la planta que se construye en el parque industrial de Santibáñez, distante 28 kilómetros de la ciudad de Cochabamba (centro), con capacidad para producir 60.000 toneladas anuales, se pretende completar el proyecto de autosuficiencia en fertilizantes, que comenzó con la planta de amoniaco y urea levantado también en Cochabamba en 2017.
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Bolivia busca sacar provecho de su riqueza mineral, ya que cuenta con los principales insumos para fabricar fertilizantes, e ingresar a competir en el mercado internacional de agroquímicos. El nitrógeno lo obtiene de la planta de amoniaco y urea, que, por ahora, produce al día un promedio de 1.400 toneladas de urea y tiene una proyección para producir este año un total de 60.0000 toneladas del fertilizante.
El fósforo se extrae de la roca fosfórica en el municipio de Capinota, en Cochabamba, y el potasio del cloruro de los salares que están ubicados en Potosí, industrializados por la estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB).
Rendimiento
Los fertilizantes más utilizados en Bolivia son la urea, el NPK y cloruro de potasio. La ventaja de lo que producirá la Planta de Producción de Fertilizantes Granulados de Cochabamba es que contiene los tres nutrientes NPK, es muy diverso en su uso y se aplica a cualquier tipo de cultivos, ya sean cereales, frutales, hortalizas, oleaginosas o forrajes.
“En promedio, entre las diferentes clases de cultivos se puede incrementar hasta un 43% en rendimiento. En casos concretos, en la papa se puede incrementar el rendimiento hasta un 109%, en el maíz un 28% [y] en la soya un 29%”, argumentó Gallardo.
El objetivo es claro, abastecer el 100% de la demanda de fertilizantes y sustituir el 100% de la importación.
“En todos los fertilizantes que está elaborando el Gobierno nacional en diferentes empresas el objetivo es cubrir la demanda nacional y posteriormente exportar el excedente. Con la urea ya se cubre el 100% de la demanda, en cuanto a cloruro de potasio también. En PKN se tiene la meta de abastecer el 100% de la demanda nacional”, afirmó.
El suelo boliviano, por los diferentes usos agrícolas, fue perdiendo la fertilidad y es necesario realizar un plan de fertilización óptimo para recuperar las condiciones del suelo. El nitrógeno ayuda en el crecimiento de las ramas y hojas de los cultivos, el fósforo ayuda en el crecimiento de las raíces y el potasio ayuda a los frutos, tubérculos y semillas.
Plan nacional de fertilización 2025
Bolivia es relativamente pobre en tierras agrícolas y tampoco utiliza toda la superficie disponible. La superficie apta para cultivos llega a 12.156.521 hectáreas, de los cuales la mayor parte está en Santa Cruz (este) y Beni (noreste).
En 2018, el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras elaboró el primer plan de fertilización, que tiene como meta el 2025 para el mejoramiento del manejo del suelo a través del incremento y uso adecuado de fertilizantes, para mejorar niveles de fertilidad de los suelos y de la productividad de los principales cultivos del país.
En 2018, la superficie cultivada en Bolivia alcanzó apenas 3,7 millones de hectáreas, mientras que Paraguay, un país con una superficie total que representa un tercio de la de su vecino, llegó a 5,6 millones de hectáreas cultivadas.
El 44% de los cultivos en Bolivia corresponden a oleaginosas e industriales como soya, girasol, caña de azúcar, algodón, maní y sésamo. Los cereales como maíz, arroz, trigo y quinua conforman el segundo porcentaje de siembras con 37%.
Santa Cruz es el departamento que concentra los cultivos, con 70% (2.624.439 hectáreas) de su área cultivada. Según datos del estudio, solo el 20,17% (754.740 hectáreas) del total de la superficie cultivada en Bolivia fue fertilizada con algún tipo de insumo químico.
Sustición de importaciones
Para el investigador del Centro de Documentación e Información de Bolivia, Pablo Villegas, es un acierto sustituir las importaciones, debido a la complicada situación global.
“Desde ese punto de vista, obviamente, todo país necesita sustituir importaciones, fuera más allá de la ideología. En la época del neoliberalismo hablar de sustitución de importaciones era un sacrilegio, pero ahora en esta coyuntura geopolítica vemos que un país que no tiene cierta autosuficiencia está al abrigo de cualquier crisis internacional”, analizó el especialista en diálogo con Sputnik.
En su opinión, el actual programa de sustitución de importaciones impulsado por el Gobierno boliviano es correcto, sobre todo en el contexto global de crisis, y Villegas sugiere destinar un presupuesto adecuado.
Para concluir, recomienda realizar inversiones en base a estrategias que tengan un efecto multiplicador, es decir, que permitan desarrollar tecnología e investigación científica en nichos de mercado, como el rubro de alimentos y energías.
