La decisión de Pristina de prohibir los documentos y matrículas de Belgrado lleva a la minoría serbia a bloquear pasos fronterizos. Borrell trata de mediar entre las dos partes y les invita a reunirse en Bruselas este mes
Décadas después de las guerras en la antigua Yugoslavia, muchas heridas siguen abiertas. Se ha podido comprobar en los últimos días en Kosovo al hilo de la decisión de su Gobierno de prohibir los documentos y matrículas serbios, que tenían que ser sustituidos desde este mismo lunes por acreditaciones kosovares. La medida ha provocado la indignación en la minoría serbokosovar de la zona, que no ha dudado en bloquear carreteras en la zona. El aumento de la tensión ha llevado a la OTAN, que tiene desplegada una fuerza de seguridad en la región, a advertir que está “dispuesta a intervenir si peligra la estabilidad”, según un comunicado emitido en la noche del domingo.
En Kosovo se produjo el último conflicto bélico que provocó en la década de los noventa la desmembración de Yugoslavia. La guerra se detuvo tras los bombardeos de la OTAN en Belgrado. Tras la firma de la paz, en junio de 1999, se desplegaron fuerzas de la Alianza Atlántica, con el respaldo de una resolución de Naciones Unidas, que todavía se encuentran en el terreno por la difícil convivencia entre la comunidad albanesa y la serbokosovar. Fueron estas fuerzas, llamadas KFOR, las que, ya bastante entrada la noche del domingo, avisaron que estaban dispuestas a entrar en acción. Este lunes han lanzado un nuevo mensaje: piensan controlar que se levanten los bloqueos de carreteras.
La tensión aumentó en junio en el norte de Kosovo, en la zona de la frontera con Serbia, cuando el Gobierno de Pristina anunció que desde este 1 de agosto dejaba de reconocer documentos y matrículas serbias. El argumento dado por el Ejecutivo que dirige Albin Kurti es que tampoco Belgrado reconoce los documentos que expide. En 2007, esta región declaró su independencia de Serbia, de la que hasta entonces era una región autónoma. Más de un centenar de países han reconocido el paso dado por Pristina, también países de la UE, pero no España. Tampoco lo han hecho Rusia, China o Brasil.
El bloqueo y las barricadas de ciudadanos serbios en carreteras habían llevado el domingo a la policía kosovar a desplegar sus patrullas en las carreteras cercanas a la ciudad septentrional de Mitrovica. Los helicópteros de la KFOR sobrevolaron también el norte de Kosovo, mayoritariamente poblado por serbios y vinculado directamente con Serbia. La negativa de adoptar documentos kosovares es una forma de esta minoría de negarse a reconocer la independencia del territorio.
Ante el aumento de la tensión, autoridades internacionales europeas y estadounidenses se movilizaron para frenar la escalada. Entre ellos lo hizo el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, que pidió al primer ministro Kurti, un nacionalista de izquierdas crítico con cómo se ha gestionado en el pasado la relación con Belgrado, que suspendiera la aplicación de la medida durante un mes e invitó a las dos partes a reunirse en Bruselas este mes.
El Gobierno kosovar aceptó a cambio de que se abrieran las carreteras: “Esta decisión [la expedición de nuevos documentos] seguirá aplicándose hasta que todas las barricadas se retiren y se garantice la libertad de circulación de personas y mercancías”, declaró el ministro del Interior kosovar, Xhelal Svecla. La retirada habría empezado a producirse este lunes, según la agencia francesa AFP.
Además de reclamar la suspensión por un mes, Borrell también invitó a las autoridades de Serbia y Kosovo a reunirse este agosto en Bruselas. “La UE ha invitado a ambas partes a reunirse en Bruselas para discutir el camino a seguir soluciones y evitar que estas tensiones vuelvan a aparecer de nuevo”, ha anunciado un portavoz de la Comisión Europea para Asuntos Exteriores. El alto representante para la Política Exterior y de Seguridad de la UE espera la respuesta en unos días. Si es positiva, se concretará la fecha. No obstante, este encuentro ya debería haberse celebrado en julio, explican fuentes comunitarias, y finalmente no se produjo. Bruselas trata de mediar en el conflicto que serbios y kosovares tienen abierto desde 2011.
De acuerdo con las medidas suspendidas, las personas que entren en Kosovo con carnés de identidad serbios recibirán un documento temporal kosovar válido durante 90 días. Las matrículas serbias emitidas por ciudades kosovares en las que los serbios son mayoría tendrán también que ser sustituidas por las placas oficiales de Kosovo
La prohibición de circular en Kosovo con matrículas serbias provocó ya en septiembre de 2021 cortes de carreteras por parte de la minoría serbokosovar. Kosovo reaccionó entonces desplegando fuerzas especiales, con blindados y militares armados con fusiles automáticos. Serbia, por su parte, elevó el nivel de alerta de sus tropas cerca de la frontera y envió aviones de combate cerca de su demarcación con su antigua provincia. El Gobierno serbio sostiene que el objetivo de Pristina al adoptar este tipo de medidas es expulsar a los serbios del norte del país.
La KFOR, la misión de la OTAN con 3.770 soldados sobre el terreno en Kosovo, tiene como mandato mantener la frágil paz en este territorio. El domingo, las fuerzas de paz italianas eran visibles en la ciudad norteña de Mitrovica y sus alrededores. En 2013, los dos países se comprometieron a un diálogo auspiciado por la Unión Europea para tratar de resolver las cuestiones pendientes, pero desde entonces apenas se han registrado progresos.