La segunda ciudad más grande del país es la siguiente parada en el mapa. Al igual que Lima, su herencia colonial es envidiable y destaca por sus maravillosas iglesias, misteriosos conventos y casonas que adornan las calles de su centro histórico. Descubre Arequipa, también llamada la Ciudad Blanca, y su reconocida gastronomía, donde sus picanterías y postres son punto de encuentro de locales y visitantes. Y no dejes de contemplar su campiña que encierra una belleza natural extraordinaria con la que sus habitantes han sabido convivir, todo bajo la vista del imponente volcán Misti.
AREQUIPA EN EL PALADAR
Comer rico en Perú está asegurado. Cada región tiene algo que ofrecer, con sus recetas tradicionales elaboradas con ingredientes de la zona. Sabores distintivos que encantarán el paladar de cada comensal. Sin embargo la comida de Arequipa tiene una fama muy especial, tanto que le ha valido el nombramiento como ‘Ciudad Creativa’ por la Unesco en la categoría “Gastronomía”. Si hablamos de la comida de la Ciudad Blanca, es imposible no hacerlo de sus picanterías. Estos restaurantes son el ícono de Arequipa y han existido desde antes de su fundación española. Antiguamente eran conocidos por servir chicha – bebida hecha con maíz fermentado, muy tradicional de las comunidades andinas – acompañada de platillos picantes. La introducción de nuevos ingredientes y técnicas culinarias fueron transformando la cocina, convirtiéndola en la que conocemos hoy con recetas tan icónicas como el solterito, la ocopa y el rocoto relleno. Disfruta de los intensos sabores de los platos más emblemáticos de la gastronomía arequipeña en un paseo por dos picanterías. Descubre las costumbres que la cultura picantera esconde, como servir un plato especial por día o no tener mesas individuales para que todos los clientes se relacionen entre ellos. El toque dulce lo pone el queso helado, el postre más tradicional de Arequipa. Y nada mejor que saborearlo con una vista impresionante de la ciudad y sus volcanes desde el mirador de Yanahuara, junto a sus majestuosos arcos de sillar donde se pueden leer frases de los personajes más ilustres nacidos en la Ciudad Blanca.
UN PASEO POR LA HISTORIA
Caminar por Arequipa es como entrar en una máquina del tiempo. Sus calles y museos son una puerta abierta al pasado y al legado que la Ciudad Blanca y sus habitantes están encargados de conservar para el deleite del mundo. Una de las herencias históricas más impresionantes de Arequipa pertenece a la cultura inca y descansa en el Museo Santuarios Andinos. Se trata de la Dama de Ampato o la Momia Juanita, una joven que fue sacrificada hace cientos de años y cuyo cuerpo se halló en 1995 dentro del cráter del volcán Ampato. A diferencia de otras momias, Juanita no fue sometida al proceso habitual de conservación. Tras su muerte de un golpe en la cabeza, fue colocada en su lugar en el cráter dejando que el frío glaciar se ocupe de mantenerla casi intacta hasta su descubrimiento. Junto a ella, se encontraron ofrendas como joyas, alimentos y cerámica. El centro de Arequipa también es historia pura, con construcciones coloniales que denotan la importancia que tuvo durante el Virreinato. Entre iglesias y casonas, emerge un enorme muro de cuatro metros de alto que rodea una de las joyas arquitectónicas más representativas de la época: el Monasterio de Santa Catalina. Fundado en 1579, el monasterio es como una pequeña ciudad aislada de todo. Sus coloridos pasillos, amplios patios y austeras celdas son muestra de los estilos constructivos que predominaron durante la colonia, combinando detalles hispánicos con otros andinos. Su gran belleza radica en su historia y el valor estético de sus rincones, marcando una identidad que lo hacen único.
POR LA RUTA DEL SILLAR
El nombre de ‘Ciudad Blanca’ de Arequipa no es una casualidad. Si observas algunos de los edificios más representativos del centro histórico, notarás que todos coinciden en algo: el uso del sillar, la piedra de origen volcánico que, según la tradición popular, es la que pinta de blanco sus calles. Las canteras de sillar de Cerro Colorado son las más antiguas que aún continúan en vigencia. Ubicadas a pocos kilómetros de la ciudad, visitarlas te permitirá ver esta piedra en su estado natural y conocer de primera mano cómo es el trabajo que se realiza a diario en la zona pues, hasta hoy, los pedidos de bloques de sillar no han cesado. Pasear entre los enormes bloques de sillar es una experiencia diferente. Darse cuenta la forma cómo estas moles terminan convirtiéndose en refinados trabajos tallados al detalle y engalanando elegantes fachadas es más que interesante. La ruta del sillar es un paseo por la otra cara de la arquitectura arequipeña.
EL VUELO DEL CÓNDOR
Arequipa es una región capaz de sorprender. Heredera de una vasta historia, también es dueña de una envidiable riqueza natural que va desde su verde campiña hasta sus imponentes volcanes. Y si de conocer sus atractivos se trata, el valle y el cañón del Colca no pueden faltar en tu lista. Con más de 4 mil metros de profundidad, el cañón del Colca es uno de los más hondos del mundo. Su forma tiene como origen la actividad de los volcanes Sabancaya y Hualca Hualca, hecho que le ha valido el nombre de “Valle del fuego”. La naturaleza se encargó de ir transformando el cañón en lo que conocemos hoy, con distintos pisos altitudinales que lo convierten en el hogar de decenas de especies de flora y fauna, así como en tierra de cultivo para las poblaciones que habitan las áreas aledañas. Además de la singular belleza del lugar, hay un espectáculo imperdible que puedes disfrutar en primera fila en este cañón. Ocupa tu lugar en el mirador Cruz del Cóndor y ten algo de paciencia, pues la naturaleza podría sorprenderte con un vistazo cercano del elegante planear de los cóndores. Esta ave en peligro de extinción se refugia entre las paredes escarpadas del cañón, alzando un vuelo majestuoso ante la atenta mirada de todos. La majestuosidad del Valle del Colca se complementa con el estilo de vida de las comunidades cercanas, quienes han aprendido a convivir en armonía con la naturaleza. Una experiencia distinta en lo más profundo del Perú.
VINCULACIÓN NATURAL
Hay veces en las que conectarse con uno mismo es sinónimo de hacerlo con la naturaleza. Experiencias donde contemplar la inmensidad de lo que la Pachamama – o Madre Tierra – tiene para regalar, enciende algo en el ser humano. La necesidad de explorar, de conocer, de buscar un espacio para apreciar la belleza que lo rodea, acompañado solo del silencio. Ubicada entre volcanes está la Reserva de Salinas y Aguada Blanca, una extensa zona de conservación con diversos atractivos naturales. Son más de 360 mil hectáreas que albergan la posibilidad de realizar distintas actividades como caminatas hacia los volcanes Misti y Chachani, ciclismo, observación de aves y animales, visita a formaciones rocosas y pinturas rupestres, entre otras.
La importancia de esta reserva no solo radica en la preservación de los diversos ecosistemas que se encuentran ahí, sino de la protección de especies animales en peligro. La vicuña, por ejemplo, es uno de los camélidos andinos en riesgo que tiene a Salinas y Aguada Blanca como su hogar. Verlas corriendo libres es signo de la esperanza de la supervivencia de esta especie tan especial. Lo mismo ocurre con la parihuana o flamenco, aves también en riesgo. Hoy, Salinas y Aguada Blanca es también una de las principales fuentes de agua de Arequipa, gracias a que sus bosques, lagunas y bofedales almacenan la lluvia y regulando el ciclo hidrológico. Esto beneficia también a las comunidades cercanas, quienes mantienen ancestrales costumbres de trabajo grupal y armonía con la naturaleza.