Ungida por Cristo. Cuando restan 41 días para las elecciones que decidirán el destino de la tambaleante democracia brasileña Michelle Bolsonaro, la esposa del presidente Jair Bolsonaro, ganó protagonismo a caballo de un discurso religioso al extremo. O para decirlo sin rodeos, incendiario. Ella es la persona “más importante” de la campaña dijo su marido (un tanto exagerado), quien dedicó este fin de semana a reunirse con militares en la Academia de Agulhas Negras, en la que él se graduó hace cinco décadas, y hacer proselitismo en la carretera Río de Janeiro-San Pablo, donde saludó a centenas de automovilistas a pesar de frío reinante.

Michelle y el presidente, que buscará ser reelecto el 2 de octubre, fueron los únicos oradores en el lanzamiento de la campaña realizado en el estadio Maracanazinho, pegado al Maracaná de Río, ante la mirada del candidato a vice, el bastante impopular general Walter Souza Braga Netto.

La primera dama también hizo uso de la palabra en Juiz de Fora, donde hace cuatro años el entonces candidato Bolsonaro fue apuñalado un mes antes de los comicios. Enérgica proclamó que gracias a un milagro su esposo sobrevivió a la cuchillada de 2018 y ahora el “Señor” lo escogió para derrotar al “demonio” encarnado por el candidato opositor Luiz Inácio Lula a Silva, del Partido de los Trabajadores (PT).

De acuerdo con la última encuesta de la agencia Datafolha, conocida la semana pasada, Lula suma el 47 por ciento de las intenciones de voto frente al 32 por ciento de Bolsonaro con vistas a los comicios del 2 de octubre. Las chances del petista de ganar en primera la primera vuelta han decrecido pero en caso de ballottage, el 30 de octubre, su triunfo parece incontestable: sería electo con el 54 por ciento frente al 37 de su antagonista.

Activismo religioso

Ahora bien, en el segmento evangélico el favorito para el 2 de octubre es Bolsonaro, que suma 59 por ciento ante el 32 de Lula.

Esos 27 puntos de ventaja son atribuidos a la irrupción de Michelle como la nueva estrella en los actos oficialistas y a la ofensiva llevada adelante por miles de pastores en cuyos sermones son propaladas fake news, como aquella que asegura que en caso de una victoria petista serán cerrados los templos.

“Acá pasará lo mismo que en los países comunistas” declaró una señora preocupada con la clausura de su iglesia- La mujer fue entrevistada por radio CBN, donde se publicó un informe sobre el activismo religioso el cual encendió una luz de alerta en el comando de campaña petista.

Una de las voces cantantes de esta narrativa es la pastora Damares Alves, exministra de la Familia y una suerte de lugarteniente de la primera dama.

Alves, que acusa a los gobiernos del PT de haber incentivado el consumo de crack en escuelas, es tenida como una de las puntas de lanza en Brasil del evangelismo sionista norteamericano.

“Fariseos”

En su primer acto de campaña masivo en San Pablo, el sábado pasado Lula le entró de lleno a la guerra sucia de los predicadores en pos de la reelección del excapitán del Ejército.

“Yo, Luiz Inácio Lula da Silva, defiendo el Estado laico, el Estado no tiene que tener religión. Todas las iglesias tienen que ser defendidas por el Estado pero las iglesias no tienen que tener partido, las iglesias tienen que cuidar de la fe y no de candidaturas de falsos profetas y de fariseos que están engañando al pueblo”.

Según trascendidos en el PT se redoblarán esfuerzos para reconquistar evangélicos siendo que parte de éstos no son incondicionales de la ultraderecha y ya le dieron el voto a Lula en sus campañas victoriosas de 2002 y 2006.

Tal vez fue siguiendo esa premisa que el ex obrero metalúrgico, bien abrigado con una polera negra para campear el frío paulista, recomendó llevar la pelea política dentro de los templos.

“Si frecuentamos la iglesia no tenemos que tener miedo de hablar de política. Si el pastor es serio lo respetamos, pero si está mintiendo, no. No se pueden decir mentiras en nombre de Dios ni aquí ni en ningún lugar del mundo”.

Unido a estos dichos de su líder, el PT anunció al Tribunal Superior Electoral que fueron creados canales en las redes sociales dirigidos específicamente al electorado protestante, lo cual está contemplado en la legislación.

Bautizo

Michelle Bolsonaro nació en 1982 al inicio de una década signada por el fin de la dictadura y el comienzo de una transición hacia la democracia bajo la tutela militar. No muchos recuerdan que fue en los años ochenta cuando empezó a expandirse el fenómeno evangélico en el país que es, hasta hoy, es el que concentra el mayor numero de católicos en el mundo.

Antes de conocer al diputado Bolsonaro, para quien trabajó como secretaria, Michelle ya era evangélica. Y fue gracias a su influencia y de otras personas que el exmilitar (que no dejó de ser católico) se aproximó al movimiento, hasta ser bautizado 2016 en las aguas del Rio Jordan por el pastor Everaldo Pereira.

Sueño panamericano

En los 90 , cuando la joven Michelle de Paula Firmo comenzaba a aproximarse a los pastores y el obispo electrónico Edir Macedo embolsaba los primeros millones gracias a sus negocios mediáticos, la agencia norteamericana USAID fortalecía su estrategia en pro de la evangelización y por cambios en la conducta “electoral” de los brasileños, escribió un exmiembro de ese organismo Lawrence Harrison.

El “sueño panamericano” de Harrison -que es también el de la USAID y la CIA – comenzó a ganar terreno con lógica empresarial y pragmatismo protestante: la “Teología de la Prosperidad” hizo pie en favelas y barriadas populares ante el retroceso de la “Teología de la Liberación” del catolicismo de izquierda en cuyo seno nació el PT en 1980.

Si en los años setenta las iglesias de cuño protestante representaban menos del 5% de la población a fines de los 80 rozaban el 10 % y en 2010 ascendieron al 22 %.

Dado que en 2020 el gobierno suspendió el censo no hay cifras oficiales pero algunas agencias de opinión pública estiman que  los electores son el 28 por ciento del padrón.

En suma, esta corriente confesional tiene una importancia electoral indiscuible , unida al peso legislativo de la Bancada de la Biblia, con unos cien diputados, y la influencia ideológica ejercida por sus cadenas de televisión y radio entre las que se destaca el Grupo Récord, del obispo Macedo.

Michelle o Mi-Cheque

En 2018 la esposa de Bolsonaro no habría querido participar en la campaña debido a su timidez. Pero aquel rubor que le causaban las cámaras fue superado poco a poco, con sucesivas apariciones en mensajes de fin de año por cadena de radio y televisión e intervenciones en actos protocolares en el Palacio del Planalto.

Posiblemente la desenvoltura con que habla en las manifestaciones oficialistas sea producto de algún coach contratado por el millonario equipo de publicidad del bolsonarismo, que en su momento tuvo la asesoría del norteamericano Steve Bannon, del exjefe de campaña Donald Trump.

En la medida que Michelle fue teniendo más importancia en la campaña y su voz ganó peso dentro del “clan” familiar del que son parte los hijos del mandatario, comenzaron a conocerse más detalles de sus ambiciones de poder.

Por ejemplo, sobre cómo hizo valer su influencia para que el pastor Andre Mendonca sea elegido como el primer evangélico en el Supremo Tribunal Federal.

Sea cual sea el resultado de la votación marcada para dentro de 41 días, la primera dama ya hizo pie en el campo político de la ultraderecha con un caudal de popularidad que le permitirían ser electa senadora por Brasilia .

Claro que este capital tiene su contratara. Si antes Michelle no era blanco preferencial de la oposición ni de la prensa, ahora es un personaje que está en la mira.

Esto implica la posibilidad de que vuelvan a la luz, quizá en la campaña, dos cheques a nombre de ella emitidos por Fabrizio Queiroz, un policía retirado vinculado a las “milicias” de Río de Janeiro que trabajó durante años para el diputado Bolsonaro.

Esa relación turbia del bolsonarismo con las “milicias” siempre es recordada en el PT, en especial por el diputado federal Paulo Pimenta, quien además gusta de reemplazar el nombre Michelle por el apodo “Mi-Cheque”.