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Medio Ambiente

Día del árbol: aprecia especies icónicas de Perú y su valía para un desarrollo sostenible

estandartes de nuestra biodiversidad

Al celebrarse hoy el Día del árbol cabe subrayar que Perú es un país bendecido por una gran variedad de árboles que conforman bosques que se extienden en su vasta Amazonía, sus imponentes Andes y la llanura de su costa.

Los árboles son fuente de vida y cumplen un rol clave en el equilibrio ambiental de nuestro planeta. Son aliados fundamentales frente al cambio climático, el efecto invernadero y la contaminación al purificar el aire y regular la temperatura. Reciclan y almacenan agua, protegen del sol, son el hogar de otras especies de fauna y flora, y brindan ingentes recursos medicinales y alimentarios.

Al celebrarse hoy el Día del árbol cabe subrayar que Perú es un país bendecido por una gran variedad de árboles que conforman bosques que se extienden en su vasta Amazonía, sus imponentes Andes y la llanura de su costa. Nuestro país ocupa la segunda posición mundial en bosques amazónicos, el cuarto lugar como poseedor de bosques tropicales y la novena ubicación entre las naciones con mayor superficie forestal en el planeta, dado que más del 60 % de su territorio está compuesto de bosques.

La extensión total de estos territorios es de 82 millones 543,385 hectáreas, según información del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), distribuidos en bosques amazónicos (94,2 %), costeños (4,7 %) y andinos (1,1 %).

Los bosques constituyen un ecosistema que hace posible la vida. Son sustento de biodiversidad, dado que el 70 % de las plantas alimenticias y el 80 % de las especies medicinales en Perú proceden de sus bosques. Asimismo, más de 50 pueblos originarios viven en las inmediaciones y dentro de los bosques.
Es una especie forestal presente en nuestro Escudo Nacional como emblema del reino vegetal. La quina pertenece al género Cinchona, de la familia Rubiácea, y es conocida principalmente como “planta medicinal” por su trascendencia histórica a escala mundial en la cura de enfermedades como la malaria o paludismo.

En el siglo pasado, el árbol de la quina salvó la vida de millones de enfermos de malaria en el mundo, gracias al uso de su corteza que contiene un alcaloide denominado quinina. El poder curativo de esta especie para reducir la fiebre y el dolor fue conocida y utilizada por los antiguos peruanos.
nativa que alcanza desde los 8 hasta los 10 metros de altura y crece en la costa desde el nivel del mar, y en los Andes hasta los 3,500 metros de altitud. Sus frutos son utilizados desde épocas prehispánicas para elaborar chicha, mientras que las semillas se aprovechan como condimento similar a la pimienta. 

Gracias a la frondosidad de su copa y su follaje colgante, se aprovecha también a esta especie para proveer sombra y protección frente a vientos. En la provincia de Mariscal Nieto, de la región Moquegua se ubicó, en 2015, a un molle centenario que fue reconocido como árbol patrimonial.
Es una especie emblemática de la costa norte del Perú, donde crece de manera silvestre y en condiciones de escasez de agua, en desiertos donde no prosperan otros vegetales. Se caracteriza por su altura que va desde los 8 hasta los 20 metros, tronco grueso, ramas retorcidas, copa frondosa, hojas pequeñas y puede desarrollarse hasta los 1,500 metros sobre el nivel del mar.

Sus frutos son unas bainas de pulpa dulce y carnosa, que miden de 10 a 30 centímetros de largo, con las cuales se produce una miel conocida como algarrobina, un endulzante natural con propiedades nutritivas.
Este árbol oriundo, conocido como Ramrash en idioma quechua, crece cerca de los ríos de los Andes peruanos, desde los 2,500 hasta los 3,800 metros sobre el nivel del mar. Crece hasta los 30 metros de altura y su tronco puede tener un grosor de hasta un metro de diámetro.

Su presencia es fundamental como protector de las cuencas, para evitar la erosión y capturar dióxido de carbono. De sus hojas se obtiene alimento para el ganado y abono natural para enriquecer el terreno. En su frondosa copa acoge a una gran variedad de aves silvestres.
Es un árbol oriundo del norte peruano y pertenece a la familia de las leguminosas. Puede alcanzar los 10 metros de altura en promedio. Gracias a sus grandes raíces sobrevive en áreas de mucha sequedad. Posee flores verdes amarillentas y largas legumbres llenas de pequeñas semillas marrones que son el alimento de muchas aves.

Conocido en el Perú como “Cedro de agua” o “Cedro huasca”, este árbol representativo del bosque húmedo tropical crece principalmente en las regiones amazónicas de Loreto, Ucayali, San Martín, Huánuco, Madre de Dios y Junín (provincia de Satipo) y pertenece a la familia de las Meliáceas. Alcanzan una altura de hasta 40 metros y un diámetro de 2 metros en promedio. Poseen copa amplia y follaje ralo; presenta raíces extendidas y superficiales.

Es uno de los árboles más emblemáticos de la Amazonía peruana y muy cotizados por la excelente calidad de su madera. Crece en el bosque tropical húmedo y su altura supera los 30 metros. Tiene tendencia a formar agrupamientos y se localiza en los departamentos de Amazonas, Cusco, Huánuco, Junín, Loreto, Madre de Dios, Puno, San Martín y Ucayali.

La caoba está incluida en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestre (CITES), del cual el Perú es parte desde 1975. Debido a ello, la extracción de caoba requiere un permiso llamado Dictamen de Extracción No Perjudicial, a fin de no atentar contra la supervivencia de la especie ni el ecosistema donde vive.
Es una de las palmeras más importantes de la Amazonía peruana, pues tiene múltiples usos como alimento, para la industria, la construcción y la artesanía. Su fruto es considerado un superalimento por su gran valor nutricional.

Crece en áreas pantanosas permanentemente inundadas, cubriendo más de 6 millones de hectáreas, con una densidad que supera las 250 palmeras por hectárea. El aguaje es tan importante para los pobladores amazónicos que tiene toda una connotación cultural. Los indígenas de la etnia yagua lo llaman “la madre de la floresta” y el “árbol de la vida”, y es un símbolo de la inmortalidad.

La importancia de sembrar, reforestar y conservar los árboles en el territorio peruano y en el planeta responde a las siguientes razones: 

Los árboles son fundamentales para proteger las cuencas de ríos y el suelo, evitando su desgaste y la erosión. Asimismo, proporcionan sombra, dado que refresca el aire y lo humedece.
Estos vegetales fijan el dióxido de carbono (CO2) atmosférico y lo transforman en oxígeno, siendo claves en la mitigación del efecto invernadero y del cambio climático. Además, retienen las partículas de polvo que pululan en el aire. Asimismo, los árboles funcionan como amortiguadores de ruido, reduciendo la contaminación sonora en las ciudades.

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