Así las cosas, la consultora Invamer publicó hace unos días una encuesta que mostraba al líder del Pacto Histórico con una aprobación del 63%, una de las más altas en la historia reciente del país.

De esta manera, el actual mandatario colombiano sigue la estela de buenos primeros meses que se han marcado un buen número de presidentes de América Latina, en especial, aquellos de la misma ideología política, aunque ello no implique un actual revés en sus consideraciones.

Por mencionar, el presidente de Chile, Gabriel Boric, muy cercano al presidente Petro, debutó con una aprobación mayor al 50%, en una de las posesiones presidenciales más aclamadas en los últimos tiempos, no obstante, su popularidad se ha ido desinflando hasta alcanzar un 39%, de acuerdo con la consultora Cadem, para finales de agosto.

Vale acotar que aunque pueda parecer bajo, este resultado es dos puntos mayor al 37% obtenidos hacia la mitad del octavo mes. Su dato más bajo, 33%, lo midió la mencionada empresa el 1 de julio.

(Gustavo Petro inicia su gobierno con 56% de aprobación, según Invamer).

Otro de los mandatarios de la misma ideología política que debutó en su jefatura con altos números de aprobación fue Alberto Fernández, de Argentina.

Este experimentado político y docente universitario del ala moderada del peronismo marcó una aprobación del 57% en su debut, sin embargo, las crisis socioeconómicas del país, por mencionar, la elevada inflación, han erosionado esta buena percepción de la ciudadanía argentina que actualmente solo el 24% aprueba la gestión del huésped de la Casa Rosada.

Quien no ha podido despegar de las encuestas de aprobación es el presidente de Perú, Pedro Castillo.

Cuestionado por sus políticas radicales y posteriormente por la precaria ejecución, así como por no poder frenar la crisis política del país, Castillo comenzó con una aprobación local del 38% que ha ido cayendo considerablemente hasta el 29%, de acuerdo con una reciente consulta del Instituto de Estudios Peruanos.

De hecho, según esta misma consulta, este actual nivel de aprobación del docente de profesión representa una subida desde el 24% pasado.

Las más recientes encuestas latinoamericanas sobre el desempeño de los mandatarios tienen escasas semanas de publicadas y, en líneas generales, han mostrado una tendencia estable frente a otros períodos.

La oenegé Directorio Legislativo, en su más reciente publicación, define a la nueva ola de gobiernos de izquierda en la región como “una alternancia no por ideología”.

Para esta encuesta, que pondera otras tres mediciones, la mayor aprobación en la región la tiene Nayib Bukele en El Salvador (88%); seguido de Andrés López Obrador, en México (59%); Luis Lacalle Pou, en Uruguay (48%) y Gabriel Boric (35%).

Las menores aprobaciones las tienen Guillermo Lasso, de Ecuador (29%); Alberto Fernández (23%) y Pedro Castillo (20%).

Por otro lado, la consultora Ipsos mencionó que la mayor aprobación en la región la tiene el presidente uruguayo Luis Lacalle Pou con el 74%, secundado en lejanía por Boric, con el 49%, mientras Iván Duque, expresidente de Colombia, se despidió en la tercera casilla con el 40%.

Al ampliar un poco más el espectro, este ránking ubica a Nicolás Maduro como el mandatario con menor aprobación, tan solo el 5%; seguido de un 14% con Miguel Díaz-Canel, su homólogo de Cuba, un 15% para el presidente de Perú, Pedro Castillo, y un 19% para el mandatario argentino Alberto Fernández.

En la última encuesta realizada por Ipsos los líderes de opinión definieron que para América Latina los retos más importante en los próximos 18 meses son en las áreas de crecimiento económico y la creación de empleo, así como reducir la inflación y combatir la inseguridad.

El mayor de estos desafíos, con el 64% es el crecimiento económico y la creación de empleo; le siguen reducir la inflación y estabilizar la economía con el 56%; la lucha contra la inseguridad y el crimen ocupó la tercera casilla con un 49% de importancia.

Ahora bien, los menores retos que presentará la región para el próximo año y medio están la mejora en la salud (12%); mejorar la educación (18%); reducción de la pobreza (20%); reducción contra la desigualdad (25%) y luchar contra la corrupción en (41%).