“Doy todo por el Perú, pero el apoyo tiene que venir, si queremos conseguir algo grande”, así se expresa en estos momentos de gloria frente a quienes se arrimaron a sus medallas de oro para salir en la foto, mientras que el presidente muestra en su discurso que no se sabe ni su nombre.
En los Juegos Olímpicos de la antigua Grecia, las mujeres solteras solo podían participar como público, las casadas no ingresaban. Así, en honor a la diosa Hera, se organizaron los Juegos Hereos, que fueron abolidos en la época romana por considerarse paganos.
No es hasta 1922 que se organizaron unos Juegos Mundiales Femeninos, lo que obligó al Comité Olímpico Internacional a corregir sus criterios, que no permitían a las mujeres competir en disciplinas como el atletismo. La federación inglesa no reconoció el fútbol femenino hasta los años 60, mientras que la federación española jugó en la clandestinidad hasta que su selección fue reconocida en 1983.
Sin embargo, el avance del deporte femenino se ha tornado imparable.
Si bien aún hay enormes distancias en salarios, presupuesto y exposición, el motor del cambio es el aumento de seguidores y, en algunos casos, las decisiones de algunos patrocinadores como Adidas, que en su campaña ‘Equal Pay for Equal Play’ anunció que pagaría a las jugadoras patrocinadas de la Copa Mundial Femenina de Fútbol el mismo bono de rendimiento que paga a los campeones masculinos.
Según el artículo Raising the game, de The Economist, la última Copa Mundial Femenina de Fútbol 2019 fue seguida por mil millones, y aumentó un 12% en 2022.
Vivimos una época excepcional en deporte femenino, con récords de audiencia en la Copa Mundial de Cricket, la liga NBA —con un incremento del 50% en espectadores en 2021 respecto al 2020— y el Tour de Francia, y con ratios de audiencia en el fútbol femenino que son casi 50/50 entre hombres y mujeres, contradiciendo así los estereotipos.
El dinero comienza a aflorar y se manejan cifras de recaudación nunca vistas. Es más, varios patrocinadores piensan que les sacan mayor rendimiento a los deportes femeninos porque algunos estudios apuntan que las seguidoras tienen un 25% más de probabilidad de comprar el producto auspiciador.
Como nos contaba Kimberly, la Federación de Atletismo le dio un buzo, polo y short para 10 días de competición. No más desidia. Animo al sector privado a invertir y visibilizarse entre una creciente audiencia mundial entusiasmada con el deporte de alta competición femenino.