“La República Islámica de Irán ha anunciado repetidamente que escucha y presta atención a las críticas y protestas […], pero al mismo tiempo, la República Islámica de Irán, como Gobierno que debe proteger la seguridad de su nación y sus ciudadanos, no puede quedarse de manos cruzadas ante el caos y el desorden […] son dos enfoques diferentes y tendrán resultados diferentes”, ha subrayado este lunes Naser Kanani en declaraciones a la prensa en Teherán, la capital.

El funcionario ha denunciado que los occidentales recomiendan al Gobierno iraní la no violencia, sin embargo, en sus propios países permiten a los vándalos realizar acciones violentas contra las embajadas y los diplomáticos de la República Islámica, que, según la Convención de Viena, cuentan con inmunidad diplomática.

Kanani ha criticado la actitud de doble rasero de los países occidentales, los cuales se presenten como adalides de la democracia, en realidad, autorizan la presencia de los grupos que tienen historiales de actividades terroristas y les permiten ejecutar actos violentos.

“Los gobiernos están obligados a cumplir con las normas internacionales, especialmente la Convención de Viena, para proteger la seguridad de las representaciones”, ha enfatizado.

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Últimamente, alborotadores, valiéndose de la muerte de Mahsa Amini —joven iraní de 22 años que murió en un hospital en Teherán, días después de ser detenida por la Policía— han atentado contra el orden público, provocando disturbios e incendios en lugares públicos, además de atacar a las fuerzas de seguridad y dejar destrozos parciales y totales en propiedades públicas y privadas.

Los vándalos también han recurrido a los actos violentos contra las sedes diplomáticas de la República Islámica en algunos países europeos como Dinamarca y el Reino Unido.

Las autoridades iraníes ven las huellas de EE.UU., Israel y varios Estados europeos en los recientes actos vandálicos y aseguran que actuarán con firmeza ante los que vulneran la seguridad de Irán.