Por tercera vez el líder izquierdista, Luiz Inácio Lula da Silva, es elegido presidente de Brasil en una segunda vuelta reñida y polarizada. Su triunfo fue reconocido de inmediato por los presidentes latinoamericanos y de todo el mundo, quedando Bolsonaro aislado con sus exabruptos.
Brasil está polarizado, los resultados del Tribunal Electoral arrojan una diferencia de 2 % a favor de Lula, aunque Bolsonaro tiene la ventaja de contar con la primera mayoría en la cámara de Senadores y Diputados, desde donde articulará un boicot abierto al gobierno y no dudará en poner en jaque la democracia en Bras
La victoria de Lula es la victoria de la democracia frente al autoritarismo, pero no la tendrá fácil, la oposición en ambas cámaras legislativas es más fuerte y numerosa que hace 20 años, la ultraderecha liderada ahora por el bolsonarismo hará todo lo posible para impedir que las principales promesas de Lula se plasmen con el objetivo de paralizar al gobierno.
A diferencia de hace 20 años en que el Partido de los Trabajadores negociaba en las cámaras de senadores y diputados votos a favor de sus reformas, está vez el bloque ultraconservador tiene otros planes, ya lo han advertido, tratarán de hacer ingobernable el país y promover el golpe parlamentario contra Lula.
Hoy el Partido de los Trabajadores (PT) y las fuerzas democráticas solo tienen las calles para presionar a las cámaras y denunciar cualquier boicot, aunque la ultraderecha y los sectores evangélicos más conservadores también están movilizados, la batalla no estará en los corrillos legislativos propensos a la corrupción, el reto de Lula será ganar la mayoría en las calles para romper el bloque ultraderechista en las cámaras.
El ultraconservador partido liberal de Bolsonaro tiene 96 diputados de un total de 513, es la primera mayoría, seguido del PT con 79 diputados, pero la mayoría la componen un archipiélago de partidos (27) que van del centro a la derecha, el Partido de los Trabajadores tendrá que hacer fuertes concesiones para articular alianzas y darle estabilidad a Brasil.
En el Senado es más complicado, el Partido Liberal es más fuerte y la composición es favorable a la derecha conservadora proclive a entenderse con el bolsonarismo, la primera medida que la ultraderecha busca en el Senado es impulsar el impeachment de los integrantes del Supremo Tribunal Federal que Bolsonaro busca controlar.
El Supremo Tribunal Federal es la más alta instancia del Poder Judicial brasileño y sus atribuciones van desde el control de la constitucionalidad de las leyes hasta el juzgamiento de las principales autoridades, presidente, vicepresidente, ministros, congresistas, etc. Bolsonaro, varios de sus ministros y familiares acusados por varios megacasos de corrupción, buscan impunidad controlando el Tribunal.
Lula vuelve resurrecto, quienes creyeron que no volvería a convocar multitudes se equivocaron, la historia le ofrece un tercer mandato, a pesar que Bolsonaro intentó hasta el final frustrar esa victoria ordenando a la Policía bloquear el transporte en más de 500 circunscripciones favorables a su rival. Esta victoria es una a especie de resurrección política para el líder metalúrgico de 77 años, venció todas las adversidades y desde el 1ro de enero de 2023 deberá reivindicarse al frente del gigante sudamericano.
Lula recibe un país en crisis. Durante el gobierno de Bolsonaro se profundizó la emergencia alimentaria, se disparó la pobreza, aumento el desempleo, la economía retrocedió y Brasil – décima potencia del mundo- pasó a integrar la lista de países con crisis alimentaria, Lula asegura que reeditará el éxito de sus dos primeros gobiernos donde sacó de la pobreza a más 30 millones de personas y Brasil creció sostenidamente.
La ajustada victoria de Lula no debe interpretarse como una victoria de la izquierda petista, es el triunfo de las fuerzas democráticas frente al peligro neofascista, Lula tendrá que trabajar y concertar para unir a Brasil en torno a una plataforma democrática y progresista para aislar al bolsonarismo ultraconservador, racista y golpista.
Con la victoria de Lula cambia el mapa latinoamericano y es muy probable que cobre impulso el relanzamiento del UNASUR, con el apoyo de Petro en Colombia y Boric en Chile, para lograr la ansiada integración sudamericana.
Con Lula, Brasil también buscará tener un mayor protagonismo en el escenario mundial caracterizado por la crisis de la hegemonía americana –unipolar- que emergió tras el derrumbe del URSS, hoy nuevos actores desafían esa hegemonía en declive y el mundo asiste convulsionado al tránsito hacia un mundo multipolar.
Fuente: Pata Amarilla