—¿Hasta qué punto las nuevas elecciones pueden ayudar a solucionar la crisis?
—Hay dos cosas acá. El adelanto de elecciones es un buen mecanismo para iniciar una tregua y un proceso de diálogo. Luego, habrá que ponerse de acuerdo en algunas reformas políticas para lograr mejores autoridades, un mejor Congreso.
—¿Qué reformas? El debate de adelanto ya empezó…
—Ya empezó. Y es lamentable que el Congreso haya postergado la legislatura hasta febrero de 2023, lo cual señala que no habría la intención de adelantar las elecciones lo más que se pueda.
—¿Qué reformas mínimas deberían ser las indispensables? Porque tampoco es que haya mucho tiempo para debatirlas y aprobarlas. El menú tendría que ser realista y diría que modesto.
—Sí, modesto. Tienen que ser reformas básicas. Por ejemplo, el tema de distritos electorales, porque la representación en el Congreso necesita sincerarse, para que todos los sectores del país estén representados. Adicionalmente, habría que tener cuotas fijas para representación de comunidades nativas, afroamericanas, entre otras. Luego, creo que debería contemplarse la renovación del Parlamento a la mitad del periodo. Lo de la bicameralidad sí implicaría un debate mucho más complejo.
—El Gobierno de Dina Boluarte lleva poco más de una semana. ¿Qué le han parecido sus primeras acciones? Yo, en lo particular, creo que le ha dado prioridad a sectores políticos resistidos por los ciudadanos como el Congreso, en desmedro de actores regionales que le hubiesen permitido gestionar mejor la crisis. ¿Usted qué piensa?
—De acuerdo. Además, la percepción de la población es que ese primer acercamiento que ha tenido (Boluarte) a esas fuerzas políticas dentro del Congreso le ha costado una mejor aceptación en esta primera semana. En algunos casos, incluso, he escuchado que (Boluarte) habría sido capturada por ese sector vacador del Congreso, que siempre ha estado en esa postura.
—¿La presidenta Boluarte se ha acercado a los gobernadores regionales?
—Hemos recibido algunas comunicaciones en los últimos días, pero, recuerde, hemos intentado comunicarnos con ella desde el miércoles 7, el día que asumió el mando, y la esperamos todo el jueves 8 sin éxito. Esperemos que ahora se pueda retomar una lógica de diálogo nacional que es lo que se necesita para salir de esta crisis que vivimos.
—¿Habrá alguna reunión con la asamblea de gobernadores?
—Sería la siguiente semana, pero va a depender de cómo se reactivan los vuelos y el transporte. Ahora cada quien se encuentra en sus respectivas regiones, tratando de atender la emergencia.
—¿Qué piensa del gabinete?
Que es un gabinete técnico, respetable, pero creo que se requería de un gabinete articulador, también político, y esos elementos han faltado. Hoy se está evidenciando ello.
—¿En qué se evidencia?
—Por ejemplo, yo ya quisiera ver medidas para evacuar turistas, para hacer un corredor vial de emergencia, entre otras, pero no estamos teniendo una reacción de parte del Gobierno nacional. Hay que articular. Dependemos de ellos y ellos dependen de nosotros. Se necesitan reacciones urgentes.
—Usted está en contacto con la gente en su región. ¿Por qué protestan? ¿Cuáles son sus reclamos principales?
—Era una olla de presión que, tarde o temprano, tenía que explotar. La razón fundamental de la protesta es que la población considera que no están siendo escuchadas sus demandas. La gran mayoría quiere que se vayan todos y no tener una lectura sobre eso y querer seguir como si no existiera ese mensaje, es…
—¿Muy irresponsable?
—Es que, al sentirse no escuchados, empiezan a generar un resentimiento y a creer que debe haber otros intereses para que el pueblo no sea atendido en sus reclamos. En el Cusco, al menos, la plataforma es como sigue: primero, adelanto de elecciones; segundo, cierre del Congreso; tercero, cambio de la Constitución o reformas políticas; cuarto, renuncia de Dina Boluarte; y quinto, la restitución de Pedro Castillo.
—¿Le preocupa la narrativa de que, quienes protestan, son terroristas?
—Diría que hay que identificar tres sectores: quienes hacen una protesta social pacífica, los que cometen actos de violencia un poco más extremos, pero que, supuestamente, defienden una causa, y los que son vándalos y delincuentes. En mi región, estos últimos son rechazados y denunciados por las propias organizaciones sociales. Es verdad que hay quienes han quemado locales municipales o peajes, quizás por alguna posición muy extremista, pero tampoco podría aceptar que se les ‘terruquee’. También hay vándalos que han intentado irrumpir en propiedad pública y privada, sobre todo.
—Que deberían ser identificados y puestos a disposición de la justicia.
Hay cámaras y fotografías que los mismos representantes de las organizaciones sociales han compartido para identificar a los responsables. No habrá impunidad y les caerá todo el peso de la ley.
—¿Elecciones 2023 0 2024?
—Por cómo está el ánimo de la población, lo ideal sería antes de cerrar el 2023.
Fuente: La República