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Opinión

Álvaro Montaño Freire: Respondamos a la militarización con movilizaciones pacíficas

En el Perú del siglo XXI, ha surgido con capacidad de iniciativa un sector plebeyo, provinciano y rural, el menos beneficiado por el crecimiento económico del 2003 al 2013 y el más amenazado por la ralentización, la pandemia y las actuales dificultades económicas internacionales.

Son más de dos millones de familias campesinas y muchos de trabajadores urbanos auto empleados que viven del día a día. A ellos se suman con naturalidad en el momento de la movilización, muchos jóvenes siempre sensibles ante la injusticia. El marco permanente lo proveen las reivindicaciones de cada barrio, distrito y provincia, en las que están de acuerdo casi todos los estratos.

Este Perú plebeyo hizo posible que el señor Castillo superara por unos pocos de miles de votos a la candidatura del desorden establecido, encabezado por la ultraderecha, cuasi o protofasista, entusiasta con Donald Trump, Jair Bolsonaro y VOX de España, que ha emergido vociferante en todo Occidente y su periferia latinoamericana.

El señor Castillo le hizo un favor a la ultra derecha con su insensata declaración de autogolpe, que no llegó siquiera a nivel de intento , por no tener la más mínima preparación, pero incrementó el número de votos para su destitución. Ahora la ultraderecha presiona a la señora Dina Boluarte para que se haga responsable por la militarización y la represión generalizada, que se expresan en el día de hoy en la declaratoria de emergencia militar-policial.

No podemos permitir la militarización. La ultraderecha se propone liquidar y si es posible exterminar físicamente las expresiones sociales y políticas del Perú plebeyo, que es resultado de la Reforma Agraria de Velasco, de la regionalización y por cierto también del crecimiento económico que de una manera u otra incrementó las oportunidades y expectativas.

Hicimos bien votando por el Perú plebeyo el año pasado, e hicieron bien quienes han apoyado el Gobierno del señor Castillo propugnando reformas como la agraria, la tributaria y la renegociación del contrato del gas.

La ultraderecha y su prensa basura dicen que las movilizaciones son parte de un plan terrorista del “Foro de Sao Paulo” para implantar una dictadura comunista en el Perú. Con ese argumento pretenden justificar una gran ofensiva antidemocrática y antipatriótica. Por eso es necesario deslindar con quiénes pretenden concentrar la protesta  en acciones de injustificada  violencia, sean agentes pagados o también de personas o grupos de ultraizquierda.

La ultraderecha exacerba en estas circunstancias su profundo odio social y racista contra el Perú plebeyo. Menciono solo dos ejemplos. El canal de Youtube “Un pata libre” es uno de los varios que se llaman “ libertarios” y que dicen no ser ni derecha ni izquierda porque están contra toda opresión estatal, pero siempre se ponen del lado de los Trump   y los Bolsonaro. Comentando la temblorosa lectura del señor Castillo, los “patas libres” se atrevieron a decir “parece que tiene distenper”; no Parkinson sino una enfermedad de perros. El señor Phillips Butters entrevistado por un canal español no dudó en tratar a Castillo de “imbécil” para abajo y en su canal peruano se atreve a recomendar que la policía dispare a la cabeza. Más que un periodista de derecha, es un líder político, uno de los que aspiran a capitoste fascista. Frente a estos insultos y llamados a la violencia, el Perú plebeyo reacciona correctamente solidarizándose con el señor Castillo, más allá de que no haya cumplido con sus responsabilidades.

En conclusión, frente a la militarización es pertinente promover y participar de grandes y masivas movilizaciones pacíficas de amplios sectores incluyendo capas medias e incluso acomodadas que desean un Perú soberano y democrático con justicia social y por supuesto con desarrollo económico-productivo e inversiones social y ambientalmente sostenibles. Un Perú de todas las sangres, gozoso en su diversidad y afirmado en sus raíces principalmente originarias. Es preciso aislar a la ultraderecha.

En concreto, el adelanto de elecciones en el más corto plazo posible tiene un amplio consenso. Las reformas políticas para democratizar el proceso electoral y favorecer la organización política requieren vigilancia ciudadana. La creación del Senado y el derecho a reelección perpetua de parlamentarios ya fueron rechazados por los peruanos en referéndum y no se pueden establecer sin otro referéndum. Respecto a las reformas constitucionales es completamente razonable que en las próximas elecciones generales adelantadas se incluya una consulta a la ciudadanía sobre si quiere una Asamblea Constituyente o que el nuevo Congreso en un plazo dado proponga las reformas, en ambos casos con referéndum de salida para que no se trate meramente de una componenda entre los representantes.

El camino es la movilización pacífica y masiva.

 

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