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EEUU no puede iniciar el año legislativo: los trumpistas boicotean la elección de presidente de la Cámara de Representantes

Para que el Congreso de EEUU empiece a sesionar, la Cámara baja elige presidente en una votación sin sorpresas que gana el candidato del partido con más representantes. Pero el martes la mayoría republicana se dividió, y la facción trumpista boicoteó en tres rondas seguidas al moderado Kevin McCarthy. El miércoles la Cámara vuelve a votarImagen del 3 de enero de 2023 del edificio del Congreso de EEUU en la colina del Capitolio, en Washington, D.C.

Sin la elección del presidente de la Cámara de Representantes no puede funcionar el Congreso en EEUU. Es el primer paso requerido, el primer trámite interno cuya postergación inhibe al Capitolio cumplir cualquier otro cometido. Es un voto cantado, sin sorpresas, de resultado conocido de antemano. En cada nueva legislatura gana la presidencia de la Cámara baja el candidato del partido con más representantes. El martes 3 de enero, la mayoría republicana se quebró con violencia: la candidatura del ala más moderada fue boicoteada por otras de trumpistas puros y duros. La minoría demócrata votó a su propio candidato, testimonialmente. En tres rondas de votación, ningún candidato llegó a los 218 votos necesarios.

La Cámara levantó la sesión, y la pasó al miércoles. Las rondas de votación se repiten hasta que un candidato finalmente se impone. En el récord anterior se necesitaron 133 rondas de votación, y dos meses, para que la Cámara de Representantes eligiera a su presidente. El año era 1856. Uno de los períodos más divisivos de la historia norteamericana, poco antes del estallido de la sangrienta Guerra Civil (1861-1865) entre el Sur esclavista y el Norte abolicionista. Un nivel de violencia y conflicto que sólo Donald Trump y el partido Republicano que fundara Abraham Lincoln en 1854 se han mostrado idóneos de alcanzar.

Por primera vez en dos siglos, la nueva Legislatura de EEUU no pudo empezar a sesionar ni jurar los nuevos legisladores el primer día en que la Cámara de Representantes se reúne en Washington. Lo impidió la facción trumpista de la mayoría republicana.

En los últimos cien años, la presidencia de la Cámara de Representantes siempre se decidió en una primera, predecible, administrativa votación. En 1923 se decidió en la novena. Este martes 3 de enero fue la primera vez en 175 años que una nueva Legislatura no empieza a sesionar el primer día en que la Cámara se reúne. El candidato moderado de la mayoría republicana, Kevin McCarthy, fracasó en ser elegido para el cargo al que postulaba en tres votaciones consecutivas.

En las elecciones legislativas de medio término, el partido Republicano le arrebató en noviembre al oficialismo del partido Demócrata y de la Casa Blanca de Joe Biden la mayoría en la Cámara de Representantes. Por un margen muy estrecho. Del total de 434 bancas renovado por completo, 222 son republicanas, 212 demócratas.

Político de carrera de 57 años, ex líder de la bancada republicana en la Cámara, el ex trumpista extremo pero ahora centrista Kevin McCarthy, fue boicoteado por 19 votos de trumpistas de estricta observancia. Durante la presidencia de Trump, y durante la mayor parte del bienio cumplido del mandato de Biden, McCarthy había sido también trumpista sin atenuantes. Sólo tardíamente reconoció la legitimidad de la elección presidencial de 2020 y se distanció de la violencia del asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. Es representante de California, como la octogenaria Nancy Pelosi, la demócrata que lo precedió en el cargo al que aspira. Pero aunque McCarthy tiene abuelos irlandeses e italianos, no es católico como Pelosi (y Biden), sino evangélico baptista.

Los trumpistas prefirieron en la primera ronda a Andy Biggs, de 64 años, abogado, representante de Arizona en el Congreso desde 2017, negacionista de la validez de las elecciones presidenciales de 2020, ‘robadas’ a Donald Trump. Biggs representa a la 5a circunscripción de Arizona, la misma que representó el ex veterano de Vietnam y ex candidado presidencial John McCain, que había llegado a ser una de las figuras más progresistas del partido Republicano.

En segunda y tercera ronda, primero por 19 y después por 20 votos, la facción trumpista prefirió como presidente de la Cámara a Jim Jordan, desde 2007 representante por Ohio. De 58 años, fue dos veces campeón nacional de lucha libre, y entrenador de lucha libre en la universidad. Nunca se demostró ni que estuviera al tanto ni mucho menos que participara en un caso de abuso masivo y prolongado de 1987 a 1995 en Ohio State University. Hoy Jordan rehúsa toda legitimidad a la elección presidencial de 2020, y se negó a colaborar con la investigación del Congreso sobre las protestas que inundaron el Capitolio el 6 de enero de 2021.

Los demócratas de la Cámara eligieron formalmente a Hakeem Jeffries como jefe de su bancada. Es el primer legislador afroamericano que lidera a un partido en las dos cámaras del Congreso de EEUU. También lo votaron el martes sus correligionarios en minoría como candidato para ocupar la presidencia de la Cámara de Representantes.

Presidencia en disputa, representantes en descrédito

Hasta que no se elija presidente de la Cámara, tampoco hay representantes. Su juramento y posesión de las bancas es un paso posterior según el reglamento legislativo.

El congresista electo George Santos, un republicano de 34 años de Nueva York, se encuentra entre quienes están esperando para prestar juramento. Santos reconoció hace poco que mintió sobre su trayectoria académica y su biografía personal, pero rechazó los llamados bipartidistas para que no asuma el cargo.

“Mis pecados están embelleciendo mi currículum. Lo siento”, reconoció el acosado Santos la semana pasada al afirmar que la controversia no lo disuadirá de “tener un buen éxito legislativo”. La ex congresista estadounidense Tulsi Gabbard, colaboradora de Fox News, donde entrevistó a Santos, comentó que “Washington ha creado una cultura en la que es aceptable mentir para favorecer los intereses propios”. “Pero incluso cuando se descubre el fraude, nos encogemos de hombros y seguimos adelante”, añadió Gabbard. “Así que a nadie debe sorprender que el pueblo estadounidense no confíe en estos políticos”.

La confianza pública en el Congreso de EEUU alcanzó un mínimo histórico y sólo 7% de los estadounidenses expresaron tener “mucha” o “bastante” confianza en él, de acuerdo con una encuesta de Gallup publicada en el verano de 2022. La aprobación del Congreso por parte de los estadounidenses, conforme a otra encuesta que Gallup realizó tras las elecciones de medio término de noviembre, sigue siendo en gran medida negativa y 73% de los adultos estadounidenses expresó su desaprobación.

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