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Cara a cara en Ginebra: Biden y Putin buscan una rivalidad más predecible

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el presidente de Rusia, Vladimir Putin, se reunirán en Ginebra el 16 de junio de 2021. © Jim Watson, Grigory Dukor, AFP/POOL

Será una cumbre con cautelas. El primer cara a cara entre el presidente ruso Vladimir Putin y su homólogo estadounidense Joe Biden, programado para el 16 de junio en la ciudad suiza de Ginebra, ya está siendo comparado con la cita Trump-Putin de 2018, incluso antes de haberse pro

El mandatario estadounidense Joe Biden dará una conferencia de prensa en solitario después de la reunión. La rueda de prensa conjunta que siguió a la cita entre Donald Trump y su par ruso Vladimir Putin en Helsinki todavía está nítida en la memoria de Estados Unidos. Es un mal recuerdo.

El entonces líder de Estados Unidos causó indignación en su propio país al indicar que aceptaba la palabra de Putin –por encima de las conclusiones de sus propias agencias de inteligencia– de que Rusia no interfirió en la campaña presidencial estadounidense de 2016.

La Casa Blanca ya ha adelantado que Biden mencionará los ataques de ‘ransomware’ que presuntamente emanan de Rusia, además de la agresión de Moscú contra Ucrania, el encarcelamiento de disidentes y otros problemas que han tensado la relación. Desde Washington prometen una reunión “sincera y directa”.

En una entrevista previa, Putin ha dicho que las relaciones entre Estados Unidos y Rusia están “en su punto más bajo en años”. Según avanzó el Kremlin, las relaciones bilaterales, así como los conflictos regionales, la estabilidad estratégica y la lucha contra la pandemia de Covid-19 centrarán la cumbre de los dos líderes.

La Casa Blanca dijo a su vez que la reunión implicaría “una sesión de trabajo y una sesión más reducida”, sin dar más detalles. El equipo de Biden prefiere una comparecencia en solitario para poder presentar los desacuerdos claramente como lo que son, pero eso no significa que den por perdida la relación. Washington ha insistido durante semanas en que su objetivo es hacer que las relaciones entre ambos países sean más “estables y predecibles”.

Si esto se traduce en resultados concretos, podríamos asistir a una relajación parcial de las restricciones a las cuotas de personal diplomático y la reanudación del diálogo sobre estabilidad estratégica entre el subsecretario de Estado de Estados Unidos y el viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia. Pero mientras que Estados Unidos prefiere restablecer la estabilidad, Rusia aspira a demostrar su fuerza una vez más.

Se vieron en 2011, pero no bajo el mismo cargo

Putin y Biden se conocen desde 2011, salvo que entonces el de Pensilvania era vicepresidente (2009-2017) bajo la Administración Obama.

El jefe del Kremlin describió a Trump como “un individuo talentoso”, pero impulsivo, y dijo que Biden, como político de carrera, es “radicalmente diferente” de un Trump mucho más “colorido”. Eso cierra a Moscú algunas oportunidades, aunque garantiza unos mínimos. Por ejemplo, en cuanto a control de armamentos nucleares ahora la disposición estadounidense es mayor. El problema es que ambas partes se acusan mutuamente de haber violado tratados anteriores y de que Biden recibe presiones del Congreso sobre cómo encarar el poderío bélico de China y Corea del Norte.

Hay otros espacios para el acuerdo. Vladimir Putin ha afirmado que Rusia estaría dispuesta a entregar a los ciberdelincuentes a Estados Unidos, si Washington hiciera lo mismo por Moscú y las dos potencias llegaran a un acuerdo a tal efecto.

El presidente ruso ha admitido abiertamente que en la votación de 2016 apoyó a Trump. Biden es visto en Moscú como más ‘antirruso’. Tal vez por eso, al comienzo de una visita de ocho días a Europa esta semana, Joe Biden declaró “no buscamos un conflicto con Rusia”. Pero las posturas son distantes.

“Queremos una relación estable y predecible, pero he sido claro: Estados Unidos responderá de manera sólida y significativa si el Gobierno ruso se involucra en actividades nocivas”, agregó el líder de Estados Unidos, que cumple seis meses en el cargo, mientras que Putin lleva 21 años al frente de la nación.

Cuando se le recordó que Biden lo llamó “asesino” en una entrevista en marzo, Putin dijo que había escuchado decenas de acusaciones así. “Esto no es algo que me preocupe en lo más mínimo”, señaló.

Exterior de la villa La Grange, antes de la cumbre del 16 de junio entre el presidente estadounidense Joe Biden y el presidente ruso Vladimir Putin, en Ginebra, Suiza, el 11 de junio de 2021.
Exterior de la villa La Grange, antes de la cumbre del 16 de junio entre el presidente estadounidense Joe Biden y el presidente ruso Vladimir Putin, en Ginebra, Suiza, el 11 de junio de 2021. © Denis Balibouse / Reuters

Putin seguirá siendo Putin. Y el presidente Biden no puede ser muy distinto del vicepresidente Biden. Aunque esta cumbre, que tendrá lugar en la villa suiza La Grange del siglo XVIII, ofrece una oportunidad para que los dos países reduzcan las tensiones y faciliten la cooperación entre la Casa Blanca y el Kremlin, es poco probable que ocurra un acercamiento real de un día para otro.

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