“A pesar del bloqueo tecnológico, la productividad del trabajo en China crece de forma más rápida que en Estados Unidos”, ejemplifica el especialista. Y eso a pesar de que en 2022, la población del país asiático se redujo a 1.411 millones de personas, que son 850.000 menos que a finales de 2021, lo que deja a la India muy cerca de convertirse pronto oficialmente en la nación más poblada. Al mismo tiempo, el producto interior bruto (PIB) de China creció un 3% en 2022, una de las tasas más bajas de las últimas décadas, según datos oficiales publicados por la Oficina Nacional de Estadística (ONE) del país asiático.
Debido a la presencia de la economía china en distintas cadenas de influencia del mundo, además de sus alianzas comerciales con países como Brasil y Rusia, una desaceleración de su economía podría tener efectos planetarios.
Sin embargo, Elias Jabbour, profesor de la Universidad del Estado de Río de Janeiro y autor del libro China: el socialismo del siglo XX, el gigante asiático está en un proceso de desarrollo económico independiente del llamado bono demográfico, cuando la población económicamente activa es mayor que la inactiva, como ancianos y menores de edad.
Según el especialista, el país gobernado por Xi Jinping tendrá un crecimiento económico basado más en la “composición orgánica del capital”, impulsado por el sector de la ciencia y la tecnología.
“China va a seguir demandando mucho de países tanto centrales, o sea, en esta cuestión tecnológica, como periféricos, en cuestión de mercancías. Eso no cambia, hasta porque China está en una transición entre el campo y la ciudad, y las personas que llegan a la ciudad cambian sus hábitos de consumo, elevan su uso de proteína”, apuntó.