Como consecuencia del gran incendio desatado tras el accidente, quedaron destruidos cincuenta de los 150 vagones del tren, diez de los cuales trasladaban cloruro de vinilo.
Se trata de un gas que se utiliza en la fabricación de plásticos y es de gran inflamabilidad y sumamente tóxica. De acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, la exposición a esta sustancia puede provocar cáncer de sangre o de pulmón.
Mientras la Agencia de Protección Ambiental (EPA) advirtió que muchas de las sustancias tóxicas cargadas en el tren ya se estaban filtrando en vías fluviales cercanas causando la muerte de un gran número de peces, muchos han calificado la situación como el “Chernóbil de Ohio”.
Al ver imposible recoger las sustancias vertidas, las autoridades estadounidenses ordenaron su quema controlada, lo que obligó a evacuar East Palestine, un pueblo cercano con 5000 habitantes.
Entretanto, la falta de una merecida cobertura mediática para un incidente de tales características, así como la detención del periodista Evan Lambert, quien investigaba el caso, llevan a creer que Washington pretende ocultar el “Chernóbil de Ohio”.
Por otra parte, algunos expertos y políticos cuestionan a la Casa Blanca y la prensa estadounidense por dedicarse a emitir informaciones acerca de los presuntos ovnis, globos y objetos voladores no identificados en EE.UU. y Canadá, en vez de cubrir la catástrofe medioambiental en Ohio.
“East Palestine, Ohio, está atravesando por un desastre ecológico porque las autoridades hicieron estallar los vagones de descarrilamiento del tren que transportaban productos químicos peligrosos y la prensa está siendo arrestada por tratar de contar la historia. ¡Oh, pero los ovnis! ¿Qué está pasando?”, afirmó Marjorie Taylor Greene, la representante por el estado de Georgia, en Twitter.