En el Perú de hoy te pueden matar por protestar. Te pueden detener por viajar. Y te pueden encerrar en la cárcel por colaborar. Así de crudo, de claro y autoritario. Parece absurdo, pero es real. Es lo que pasa a diario en el país con el silencio cómplice del poder mediático que es el brazo propagandístico de esta dictadura.
Ayer, a Yaneth Navarro se le han dictado 30 meses (más de dos años) de PRISIÓN por portar 1900 soles y llevar el registro de dicho monto en un cuaderno Justus para costear el apoyo a quienes se manifiestan en Lima. No hay ni un delito, ni un cargo, ni razonamiento medianamente lógico detrás de esta imposición del sistema judicial que es el brazo legal de la dictadura. Como decíamos hace ya varias semanas: la HIDRA dictatorial está compuesta de muchas cabezas. La cabeza judicial es una de ellas.
Ayer fue Yaneth Navarro pero podría haber sido cualquiera. Ayer también fue Cirilo Jara, pero podríamos ser cualquiera. El mensaje no es para Yaneth ni para Cirilo, el mensaje es una advertencia y la advertencia es para todos y todas: no protestes porque podemos matarte, no colabores porque podemos encerrarte. Claro que la dictadura está acorralada y, por lo mismo, está más agresiva a cada minuto que pasa.
Y por eso no es momento de equidistancias, tibiezas ni neutralidades. Porque las advertencias de esta dictadura no son sólo declarativas, son concretas. Llevamos poco más de dos meses de padecer sus efectos. Fallecidos, detenidos, procesados, terruqueados y hoy, sentenciados, por colaborar con el ejercicio de un derecho: el de la protesta. A Navarro le esperan 30 meses por hacer lo que hacemos todos y todas. ¿Cuántos meses de prisión “preventiva” nos van a poner a los peruanos que estamos siendo solidarios y solidarias con nuestra gente y realizamos colectas, rifas o repartimos víveres para nuestros hermanos? ¿Cuántas cárceles piensa construir Dina Boluarte? ¿Piensa encarcelar a todo el país que le sobra? ¿Piensa encarcelar a la mayoría del país que gobierna? En su modelo de país sólo caben los suyos. Para gobernar necesita borrar a ese 70% que la estorba. Esta es otra evidencia.
Mientras tanto, los verdaderos grandes financistas no son ni investigados ni detenidos. Enrique Wong que financió explícitamente las millonarias pero poco exitosas marchas para forzar la vacancia de un Presidente que fue democráticamente elegido puede seguir paseándose en su patinete eléctrico por las calles de Lima. Jorge Lazarte que realiza colectas para dar donativos a la policía y que dice en medios de comunicación que “los muertos están bien muertos” sigue burlándose y revictimizando a las familias de los fallecidos cada vez que abre la boca y, por cierto, lo hace en todos los medios de comunicación, incluso los digitales “alternativos” que lo siguen invitando a derrochar odio en su discurso.
La Asociación de Bancos del Perú que ha donado más de 100 vehículos a la Policía hace unas semanas (entre motocicletas, furgonetas y coches) no es detenida por financiar la represión porque, claro, los Navarro y los Jara Mamani no pueden financiar con 2000 soles reunidos en colectas solidarias, pero los Lazarte o los dueños del BCP, Banco Falabella o el BBVA sí pueden reunir miles de soles para financiar a quienes están ejecutando extrajudicialmente como ha sido comprobado estos días con imágenes que lo narran todo.
Y por eso es importante que a cada advertencia del gobierno se le responda con más organización popular. Esa organización que ya es ejemplar y que está disputándole a las élites el sentido común de la democracia. Porque el objetivo de querer hacernos creer que la solidaridad es un delito, es que tengamos miedo hasta de darnos una mano, de cuidarnos unos a otros, de empatizar con nuestros hermanos y hermanas. El objetivo es romper los lazos comunes entre todos y todas porque saben que si se rompen, si nos quedamos solos, si nos volvemos individuos aislados, ellos ganan.
Mientras seamos latido colectivo la dictadura seguirá acorralada. Y porque está acorralada hoy patalea. Sigamos colaborando con las movilizaciones. Sigamos defendiendo desde cualquiera de nuestras trincheras el grito común por justicia, democracia e igualdad. Hoy es Navarro, mañana podríamos ser nosotras. Ningún abuso puede quedar impune.