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Medio Ambiente

Los peligros de comerciar con piel de burro

China importa millones de pieles de burro de África para hacer medicina tradicional, pero las pieles pueden ser portadoras de enfermedades peligrosas: una muestra reciente de Kenia dio positivo en SARM.

En Occidente, los burros suelen asociarse con los zoológicos de mascotas y las granjas de aficionados, pero en todo el mundo, estos robustos animales son el sustento de unos 500 millones de personas. Especialmente en África, donde los burros son muy apreciados para transportar agua y mercancías, algunos propietarios incluso los consideran “amigos de por vida”.

Sin embargo, hace aproximadamente una década, la creciente demanda de pieles de burro en China empezó a socavar este vital sustento. Las pieles se utilizan para fabricar ejiao, un producto medicinal centenario cuya popularidad moderna creció después de que apareciera en una serie televisiva china. Elaborado con gelatina extraída de las pieles de burro, el ejiao se comercializa hoy en día entre las mujeres como tónico sanguíneo para mejorar la fertilidad y remediar los mareos, el insomnio y otras dolencias. Ninguna prueba científica creíble avala la eficacia del ejiao.

La biología de los burros hace imposible su cría en masa como la del ganado, y la recientemente vigorizada industria china del ejiao consume entre 2,3 y 4,8 millones de pieles al año. Algunas proceden de las menguantes reservas de burros de China, pero la mayoría proceden de África.

Cuando se abrieron mataderos en toda África para satisfacer la creciente demanda, los comerciantes compraron algunos animales, pero el robo de burros también empezó a dispararse, socavando las comunidades y las familias que dependen de ellos. Como respuesta, varios países (entre ellos Kenia, Tanzania y Nigeria) prohibieron la exportación de pieles de burro. Pero el comercio sigue siendo legal en Sudáfrica, Mauritania, Egipto, Etiopía y Botsuana. Una incautación de casi 3.000 pieles de burro en Nigeria en junio demuestra que el comercio ilegal persiste.

Ahora, nuevas pruebas indican que, además de poner en peligro los medios de subsistencia, el comercio corre el riesgo de propagar enfermedades zoonóticas de África a Asia. Las pruebas genéticas realizadas a las pieles procedentes de un matadero de Kenia revelaron que las muestras daban positivo en peste equina y SARM, un grupo de bacterias resistentes a los antibióticos, según un informe publicado esta semana por Donkey Sanctuary, una organización sin ánimo de lucro con sede en el Reino Unido que promueve el bienestar de los burros.

“Esta es la primera prueba fehaciente de que las pieles de burro pueden actuar como vector para el movimiento de enfermedades en todo el mundo”, afirma Simon Pope, jefe de investigaciones de la organización. Este hallazgo no es necesariamente sorprendente, añade, pero era importante demostrar que el comercio de pieles supone algo más que un riesgo hipotético para los seres humanos y los animales.

“El informe llama la atención sobre una forma de comercio y movimiento internacional que la mayoría de la gente desconoce”, afirma Tony Goldberg, epidemiólogo de la Universidad de Wisconsin-Madison (Estados Unidos), que no participó en la investigación. “Cada vez es más evidente que la globalización no sólo es un problema para las enfermedades humanas, sino también para las animales”.

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