El Banco de Pagos Internacionales (BIS, por su sigla en inglés) resaltó que los bancos centrales han sido claros al advertir que mantendrán las tasas altas hasta garantizar el retorno a la estabilidad de precios.
Los bancos centrales tienen claro que conducir la desaceleración de la inflación de 4 a 2% es mucho más difícil, que bajarla de 8 a 4%, explicó el jefe del departamento monetario y económico del BIS, Claudio Borio.
Al presentar el Informe Trimestral del BIS explicó que la caída del precio mundial de las materias primas está facilitando el primer tramo de la reducción de la inflación. Como se recordará, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos identificó el pico mundial de la inflación de energéticos en junio del 2022, a partir de ahí se restó presión en la oferta mundial.
A partir del verano varios países que incluso respondieron de manera temprana a la presión mundial de precios, como emergentes de América Latina donde el caso emblemático es Brasil, detuvieron su ciclo alcista y mantienen las tasas sin cambio.
En el informe explicaron que el mercado ha malinterpretado las señales de la inflación y ha insistido en anticipar el fin del ciclo alcista e instó a los bancos centrales a actuar con mesura y no repetir los errores de la década de los 70, “cuando se declararon vencedores demasiado pronto”.
Esto porque a fines del año pasado los inversionistas sobrestimaron la tendencia a la baja en las presiones inflacionarias globales, lo que alimentó las expectativas de recortes de tasas para el 2023.
El precio de los activos financieros indicaba una expectativa de que las alzas de tasas se detendrían antes de que termine el 2023 y que las tasas de referencia bajarían considerablemente en el 2024.
Explicaron que varios bancos centrales de economías avanzadas han reducido la magnitud de los incrementos, pero sostuvieron que el mensaje ha sido de que seguirán el camino restrictivo mientras la inflación no llegue a su objetivo.
En tanto, el jefe de Investigación del BIS, Hyun Song Shin, dijo que, si los bancos centrales relajan pronto la política monetaria sin que regrese la inflación al objetivo, se deshará todo el trabajo que han hecho hasta ahora.