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Nueva prueba de la inteligencia de las abejas: la danza es una habilidad que se aprende de joven

En la especie humana, una parte importante de los conocimientos y habilidades se transmiten entre individuos, y de una generación a otra, por observación e imitación de comportamientos. Para referirse a esta habilidad cultural, los expertos utilizan la denominación “aprendizaje social”, sobre la base de una teoría que tiene al psicólogo Albert Bandura como su más destacado exponente.

Durante décadas, muchos pensadores y filósofos consideraron que los humanos somos los únicos seres vivos con cultura y aprendizaje social. Las evidencias científicas han demostrado que esta visión antropocéntrica no responde a la realidad. Existen muchas otras especies animales que practican el aprendizaje social. No solo hablamos de mamíferos de reconocida inteligencia como los chimpancés o los delfines, sino que incluso algunos insectos presentan el aprendizaje social.

Un equipo de investigadores de Estados Unidos y China presentan en la revista Science (ed. 10 de marzo de 2023) los resultados de un estudio en el que se muestra la capacidad de las abejas de aprender cómo deben ejecutar la denominada danza o meneo de alas para comunicarse entre ellas de forma más eficiente.

Portada de la revista 'Science' del 10 de marzo de 2023, destacando el estudio sobre aprendizaje social en abejas   .

Después de recordar que la danza o meneo de alas de las abejas (del inglés honeybee waggle dance) es el sistema utilizado por estos insectos polinizadores para señalar la ruta y localización de las zonas de alimentación, los autores del nuevo estudio presentan evidencias de que esta habilidad “mejora con el aprendizaje y puede transmitirse culturalmente”, según destaca la revista Science en un resumen divulgativo del estudio.

“El estudio demuestra la importancia del aprendizaje temprano de señales sociales en uno de los ejemplos más complejos conocidos de comunicación referencial espacial no humana”, indica esta publicación de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia.

“Estamos comenzando a comprender que, como nosotros, muchos otros animales pueden transmitir información importante para su supervivencia a través de comunidades y familias. Nuestra nueva investigación muestra que ahora podemos extender ese aprendizaje social para incluir insectos”, dijo James Nieh, coautor del estudio y profesor del departamento de Ecología, Comportamiento y Evolución de la Universidad de California en San Diego (California, Estados Unidos).

Las abejas melíferas (Apis mellifera), como los humanos, muchos pájaros cantores y las ratas topo desnudas, parecen tener un período crítico para la adquisición del lenguaje. En el caso de las abejas, la habilidad de comunicación por meneo de alas ya está presente en individuos jóvenes pero no mejora y se hace realmente eficiente hasta que estos jóvenes observan a abejas adultas e imitan sus movimientos.

La abeja común, europeo o melífera es un insecto social con una estructura comunitaria altamente organizada. Los individuos de esta especie contribuyen a asegurar la supervivencia de la colonia comunicándose entre sí la ubicación de las fuentes de alimentos a través de una danza de meneo. Las abejas que han descubierto un zona con alimentos, regresan a la colmena y, ante el resto de abejas, dan vueltas en forma de ocho mientras mueven sus cuerpos y alas en una especie de baile.
Estos rápidos movimientos señalan la orientación y distancia a la que se encuentran los alimentos, e incluso la calidad de estas fuentes,

James Nieh, Shihao Dong, Tao Lin y Ken Tan, estos tres últimos miembros de la Academia de Ciencias de China, realizaron experimentos para probar los detalles involucrados en la comunicación de la danza o meno de alas, creando y observando colonias para estudiar el proceso de transmisión de información entre abejas adultas y jóvenes.

En uno de los ensayos se incluyeron exclusivamente abejas jóvenes, de forma que no había ejemplares adultos que pudieran ayudar a perfeccionar las habilidades comunicativas de la danza.

Los experimentadores llegaron a la conclusión de que las abejas comienzan a bailar cuando alcanzan la edad adecuada y siempre siguen a los bailarines experimentados antes de que intenten bailar por primera vez.

“Las abejas jóvenes sin la oportunidad de seguir a ningún bailarín experimentado produjeron bailes significativamente más desordenados, con errores de divergencia de ángulo de oscilación más grandes y distancia codificada incorrectamente”, señalaron los investigadores en el artículo.

Las abejas que pudieron observar y aprender de individuos experimentados, en cambio, no tuvieron este tipo de problemas de comunicación.

Al igual que los humanos, para quienes la exposición temprana al desarrollo del lenguaje es esencial, las abejas adquirieron señales sociales que fueron codificadas y permanecieron con ellas de por vida, indican los autores del nuevo estudio.

Las abejas que no aprendieron el baile correcto desde el principio (de jóvenes) pudieron mejorar su ejecución observando posteriormente a otros bailarines y practicando, pero nunca pudieron codificar correctamente la distancia. “En otras palabras, las abejas que nunca pudieron observar a otros bailarines durante su crítica etapa temprana de aprendizaje desarrollaron un nuevo dialecto que mantuvieron por el resto de sus vidas”, concluyen ahora los expertos.

Los resultados proporcionaron evidencia de que el aprendizaje social da forma a la señalización de las abejas melíferas como lo hace con la comunicación temprana en muchas especies de vertebrados que también se benefician del aprendizaje social.

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