El Gobierno brasileño de Luiz Inácio Lula da Silva prepara una propuesta de enmienda constitucional, gestada en el Ministerio de Defensa, para intentar reducir la influencia del Ejército en la política, exacerbada en los últimos cuatro años del mandato del expresidente Jair Bolsonaro, con mayoría de militares en puestos de importancia, según ha recogido este martes el diario local ‘O Globo.
Conforme al medio, el primer borrador de este proyecto de ley ya está preparado y bajo conocimiento de los tres comandantes de las Fuerzas Armadas. La iniciativa necesita el apoyo de al menos el 60 % de los diputados, 308 votos, y de los senadores 49 para ser aprobada.
La moción dicta que aquellos militares que pretendan presentarse a las elecciones o asumir el mandato de un ministerio, por ejemplo, deberán desligarse de las Fuerzas Armadas o pasar a la reserva.
Con esta medida, tal y como detalla el borrador, aquellos militares que deseen disputar unas elecciones o asumir puestos de primer orden en el gobierno deberán darse de baja de manera definitiva, mientras que aquellos con al menos 35 años de experiencia deberán pasar a la reserva antes de presentar su candidatura o asumir puesto alguno.
Según la ley actual, los militares pueden volver a sus actividades castrenses una vez han finalizado los procesos electorales en caso de no vencer, así como aquellos militares, con más de diez años de experiencia, son transferidos a la reserva si son elegidos en las urnas.
Además, esta iniciativa busca modificar uno de los artículos de la Constitución, que de acuerdo con el Gobierno de Lula, ha sido malinterpretado por los seguidores de Bolsonaro. El punto en cuestión afirma que los militares, “bajo la autoridad suprema del presidente” deben garantizar “la defensa de la patria”.
En numerosas ocasiones, los aliados de Bolsonaro han utilizado este argumento para conferir de forma errónea una suerte de poder moderador al Ejército, traducido en demandas de disolución del Congreso, el Tribunal Supremo, o bien no reconocer los resultados electorales, tal y como se vio en los últimos comicios que causó el fallido golpe de Estado del 8 de enero.
Tras el asalto de los tres poderes, las sedes de la Presidencia, el Congreso y la Corte, realizado por los bolsonaristas, Lula decidió despedir al jefe del Ejército, nombrado por Bolsonaro, así como a decenas de militares que en aquel día estaban en el trabajo.