El abogado Germán Vargas Frías, de la Asociación Paz y Esperanza, cuenta que en ningún momento el joven, que falleció ayer por las heridas de 36 perdigones, se arrepintió de haber ejercido su derecho a la protesta.
El día de ayer 21 de marzo del 2023, falleció Rosalino Flores Valverde, un joven de 22 años que llevaba cerca de 70 días en el hospital Arzobispo Loayza en Lima luchando por su vida luego de haber sido herido por la espalda con el impacto de 36 perdigones disparados por un efectivo policial durante una movilización ciudadana en Cusco. Con esta lamentableme muerte, ya son 49 los civiles fallecidos en el contexto de las protestas contra el gobierno de Dina Boluarte.
Ante ello, el abogado Germán Vargas Farías, de la Asociación Paz y Esperanza, contó cómo fueron los últimos días del joven que permanecía hospitalizado en Lima a la espera de una mejor atención que le permita regresar a Cusco con su familia y a culminar sus estudios de Gastronomía, que iba a culminar este año.
“Cuenta su hermano Juan José, de 24 años, que “el 11 de enero de 2023, Rosalino estaba en la Av. 28 de Julio, allá en Cusco, y hubo un momento que a él le dispararon, a una distancia de dos metros más o menos, por la espalda, y allá en el hospital Antonio Lorena me dijeron que, como era cerca, los casi 36 perdigones que recibió mi hermano en el cuerpo le habían dañado todos sus órganos vitales“.
“Y los doctores de allá me dijeron que le han sustraído casi el 60 por ciento de sus intestinos, y también los disparos le habían afectado lo que es el pulmón, el riñón, y también lo que es el intestino delgado y el intestino grueso”.
Ante la gravedad de su situación, el 22 de enero, Rosalino fue trasladado a Lima, donde Juan José le había manifestado a la abogada Norma Hinojosa su preocupación porque no se sabía qué iba a pasar con su hermano Rosalino.
“Hay veces que esos doctores de acá del hospital me dicen que sí o sí tiene que ser referido porque… no sé si, en mi forma de pensar, no sé si son especialistas, no informan bien, ahorita lo que quiero es que me confirmen qué es lo que va a pasar, o qué es lo que a él le va a hacer falta, o algo ¿no? Pero hasta el momento solo me dicen que se va a recuperar, que tiene que recuperarse. Cada vez que vengo solo le cambian, le limpian, y nada, no toman una preocupación de decir ‘’esto es así’’, no me dan nada de información en esa parte”, decía el hermano de la víctima.
El abogado de la Asociación Paz y Esperanza cuenta que Rosalino era estudiante de Gastronomía, carrera que iba a culminar este año.
“Pensó viajar a Lima en alguna oportunidad, quizás para trabajar o especializarse, pero nunca imaginó que sería en tan trágicas circunstancias. Los dos últimos meses de su vida los pasó en hospitales, consciente, queriendo comprender lo que le había pasado a él, a muchas otras personas, y al país”, cuenta.
“En todo ese tiempo no se le escuchó arrepentirse por haber participado en una marcha, ejerciendo su derecho a la protesta. Lo hizo porque anhelaba un país mejor, porque quería ser solidario con las familias que sufrían por la muerte y las heridas de sus seres queridos, y porque estaba convencido de la importancia de participar”, señaló.
Lee el testimonio completo aquí:
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[Foto de portada: Rosalino Flores en el Hospital Arzobispo Loayza días antes de su muerte / Norma Hinojosa]