La presidenta admitió que no sabía de la grabación de sus conversaciones y aseguró que Maritza Sánchez, quien difundió los audios, fue una enviada de Pedro Castillo
La presidenta Dina Boluarte negó este jueves que exista una agenda con supuestos aportes no declarados durante su campaña del 2021, y advirtió que la docente Maritza Sánchez, quien se autoidentificó como su asistente en ese periodo, difundirá más audios, aunque todos corresponden a “una coordinación lícita”.
La mandataria increpó a Sánchez y apuntó que tuvo “un encargo claro del señor preso” en la Dirección de Operaciones Especiales PNP (Diroes), en alusión a Pedro Castillo. También admitió que no tenía conocimiento de que se grababan sus conversaciones.
“Yo no tenía más que mi propio ánimo aquí en Lima para conquistar el voto y ganar las elecciones en aquella oportunidad. (…) Y la agenda, que anda diciendo que es mía, nunca le encargué nada. No tuve asesoras, secretarias, asistentes; ni para pasajes teníamos”, remarcó.
Según Sánchez, Boluarte no solo mantenía conversaciones con Henry Shimabukuro, exasesor de inteligencia de Castillo, sino que también era financiada por él. En la víspera se difundió una comunicación entre ambas, la cual data del 22 de junio del 2021.
“Maritza, hola. Mañana temprano por favor coordina con la señora María Rosales. Ahí te estoy mandando el programa que se va a llevar a cabo en la ciudad de Cusco. Coordina respecto de los pasajes, si va a brindar hotel o cómo es eso. ¿Ya? De manera muy sutil”, se le escucha declarar a la mandataria en un audio difundido por El Foco, vía WhatsApp.
El cuaderno amarillo
Sánchez había participado en la huelga docente del 2017, cuando conoció al exjefe de Estado, ahora recluido tras orquestar un autogolpe. Desde ese momento no perdieron contacto.
Dos años atrás, el entonces candidato presidencial la citó en este local de Perú Libre para pedirle un favor: que ayude a su vicepresidenta. Según su testimonio, lo primero que le pidió fue la organización de su agenda.
El 22 de abril del 2021 realizó las primeras anotaciones en un cuaderno amarillo. La cita se concretaría en el Club Apurímac, presidido por Boluarte, y sería con Shimabukuro, un invitado clave y hasta entonces desconocido.
La ahora presidenta aceptó la propuesta y Sánchez se encargó de rendir cuentas como lo demuestran unos mensajes de Whatsapp difundidos esta semana.
Shimabukuro ha señalado que cubrió los gastos logísticos, desde pasajes de avión hasta los carros en los que Boluarte se movilizaba, pero ella lo niega de manera rotunda.