La policía reprime las marchas tanto por la polémica reforma de las pensiones del presidente Emmanuel Macron, como por los polémicos embalses.
En Francia las fuerzas de seguridad reprimen brutalmente, tanto las protestas contra la polémica reforma de las pensiones que impulsa el presidente Emmanuel Macron, como las realizadas este sábado en el oeste del país, donde se está construyendo un gran embalse destinado a la irrigación agrícola.
El Ministerio del Interior movilizó a más de 3000 gendarmes y policías, además de helicópteros, dos veces más que en una anterior manifestación en octubre. Como era de esperar, la policía usó cañones de agua y gases lacrimógenos para dispersar a la multitud.
Los manifestantes respondieron, lanzando piedras y objetos contra la Policía. Los alrededores del embalse parecían un campo de batalla, entre múltiples explosiones. Varios vehículos de la gendarmería fueron alcanzados.
Los manifestantes dicen que la represión policial, ya vista en las últimas semanas, no los disuadirá y que continuarán las protestas hasta alcanzar sus objetivos.
Los indignados, entre políticos y activistas medioambientales, aseguran que mientras el país se alza para defender las pensiones, ellos van en paralelo a defender el agua. Su objetivo, dicen, es acercarse y rodear el embalse para detener la obra.
La construcción de la obra tiene un costo de 70 millones de euros, financiados a un 70 % por fondos públicos con la condición de que se utilicen métodos agroecológicos. Sus detractores critican que se acapare el agua para la agroindustria.