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Carmen McEvoy sobre Dina Boluarte: “Ella debió haber entendido que su papel era de puente»

Probablemente esta crisis política sea terminal. Puede seguir en la inercia o tener una salida violenta, nadie lo sabe, consideró la historiadora

La historiadora y diplomática Carmen McEvoy Carreras conversó con la Red de Medios Regionales del Perú sobre el momento histórico que vive el país. También aludió a las ciudades que celebran este 15 de agosto su fundación española republicana, como Arequipa, Piura, y Huánuco.

Todos los temas que se presentan día a día han mandado prácticamente al olvido los 200 años de la primera Constitución Republicana que debería hacernos pensar en una salida de esta situación y partir de una ‘resiembra’ por el país que queremos, dijo al inicio de su participación.

Para McEvoy, la Guerra del Pacífico probablemente fue uno de los momentos más graves, de quiebre de un proyecto, de un proceso de crecimiento que se sustentaba en el salitre. Además, la ocupación del Perú por varios años que básicamente fue la consecuencia de un liderazgo o Estado fallido, que no sabe responderle a la guerra.

Añade que estamos en un momento muy difícil, de cambio de era, de cambio de modelo, de reformulación de los 200 años de la promulgación de la primera Constitución Republicana. Algo que deberíamos estar discutiendo a ver si hay algo que rescatar, que resignificar, pero que todo el mundo se ha olvidado por todo lo que nos viene pasando. «La coyuntura nos va ganando y no hemos hecho el camino con los hitos de la fundación de la República».

Muchas veces hay que tratar de ser un ejemplo. Probablemente pudo pasar mejor en la historia como la mujer que logró hacer el camino hacia una transición ordenada, pero no lo hizo. Ahora ella se siente empoderada

Carmen McEvoy en entrevista con la Red de Medios Regionales del Perú

«Deberíamos estar discutiendo sobre los problemas de estructura política y económica»

La historiadora y diplomática refiere que deberíamos discutir el tema de la República y de las limitaciones de una democracia minimalista que no logró concretarse en el tiempo. Y que probablemente esta (crisis) es una crisis de tipo terminal.

«Estamos discutiendo sobre Digna Calle, la congresista que se fue, o el congresista que se perdona a sí mismo los delitos. Hay una serie de distracciones que no nos permite ir a los problemas realmente de estructura política y estructura económica que son los que nos están afligiendo en la actualidad».

Según dice son crisis recurrentes. Es una suerte de no retorno. Parece que estamos dando vueltas sobre lo mismo. Como historiadora, dice, siente que todo esto ya lo hemos vivido cincuenta veces, y sigue lo mismo.

Opinó que debemos volver al municipalismo, como una salida de resiembra. Pero antes hay que tratar de entender el modelo nuestro, que es un modelo que surge de la Guerra, como surgen todos los modelos Estado en la región.

«Pero el nuestro es muy peculiar, porque somos el corazón del imperio. Ciudades como Arequipa, Piura, Huánuco, han sido fundadas en lo que fue un centro imperial. Doblemente imperio. Imperio inca e imperio español. Hay un cruce de caminos, de cultura, de diversidad. Como dice Bolívar es el nudo del imperio y para destrabarlo vienen ejércitos que nos ayudan en el proceso de Independencia. Y eso no quiere decir que la guerrilla de la sierra central no esté activa, está. Pero básicamente eran colombianos, chilenos, granaderos».

El Estado peruano como un botín, la prebenda para repartir

McEvoy señala que esa mixtura complicó la construcción del Estado porque lo convirtió en un botín. Y ahí estaría el inicio de todo nuestro dramático proceso. El estado peruano es un botín para repartir y así se le establece desde el día uno.

«Está el botín del Estado, la prebenda para repartir. Y está la capacidad que tienen los que lo administran para repartirla y tener una suerte de pax momentánea. Es un equilibrio que no sabemos cómo se puede mantener. Entonces hay unos inicios a los que hay que volver para poder desactivarlo. Con este Estado ya no vamos a llegar a ningún lugar porque está agotado».

El sueño de la República es federal, sentencia. La idea del federalismo que viene de los Estados Unidos, pero que era dificilísimo aplicar en tantos países como el Perú, porque no tiene solo tres regiones, sino una diversidad de culturas. Por eso se trunca y habría que regresar a esta idea de la municipalidad como la piedra fundamental de la República. La idea era empoderar a los municipios porque la regionalización fue un fracaso y se repitió en micro esta idea de la prebenda. Del gobernador que reparte, que recibe los fondos y los usa en otra cosa.

«Hay que retomar el tema de la municipalidad e ir preparando a los jóvenes en el Concejo Municipal que es donde se distribuye los recursos, se establecen el tema de las comunicaciones, de la salud. Es volver a empezar desde cada municipio con su propia identidad que se puede expandir a una identidad más compleja que es la nacional».
La historiadora Carmen McEvoy alienta a los peruanos a conversar sobre la democracia, la crisis política en la que estamos al haber cumplido en medio de distracciones 200 años de la primera Constitución Republicana. «Vamos a necesitar unos de otros, frente a los desafíos que están por venir», afirma.

«Hay una deuda inmensa, es una deuda republicana con las mayorías»

McEvoy dice que hay que volver a la idea del Cabildo que funciona en España. Los municipios, las autonomías, que tienen poder de decisión. Regresar all origen y al mismo tiempo ser consciente de las taras políticas que tenemos, porque los alcaldes también están involucrados en temas de corrupción. Dice que necesitamos una reinvención, que hay que volver a la naturaleza ahora que estamos siendo desafiados por la recesión económica, el cambio climático, la carencia de alimentos. Prepararnos para lo que viene, potenciar con presupuesto, con entrenamiento en el manejo presupuestal para que haya eficiencia. Y otro tema que hay que poner sobre la mesa -señala- es el tema del bien común que es justamente otra de las discusiones que se dan en el momento constituyente de 1823.

«Hay una deuda inmensa, es una deuda republicana con las mayorías. Recordemos que es una república minimalista, que nace con esclavitud. Pese a que se da la abolición pero treinta años después de la fundación. Y por el lado indígena, es una república que fuerza al pago de un tributo. Todo se logra solucionar a mediados del siglo XIX. Luego a finales de siglo, se restringe la participación indígena a través del voto. Se les corta la representación política que regresa prácticamente en el último lustro del siglo XX. Hay como una especie de contención de la representación».

Añade que por eso se comprende que muchos peruanos no se sientan representados. Que no sienten que sus autoridades están siendo canales para sus necesidades, sino todo lo contrario. Y señala que eso hay que ponerlo en la mesa, pues hay una crisis del modelo representativo, de la democracia como la hemos conocido.

«Habría que repensar el tipo de democracia que queremos. Hay un desánimo frente a la democracia. Eso tenemos que discutir. Que la democracia se instaló y nadie se preocupó de pensar en sus fundamentos cada cierto tiempo. Cuando se dan las crisis económicas, aquí habría que reformular, qué hay que hacer. O cuando hemos tenido auge económico».

El desafío va a ser grande con la inteligencia artificial, el cambio climático, vamos a necesitarnos unos a otros.

El covid-19 terminó de desarmar este modelo que no está cumpliendo, señala. El oxígeno fue dado por familiares, empresas, pero el Estado como Estado no estuvo. Los más golpeados son las comunidades que están al margen, como en la Amazonía, donde están las mafias de la tala de árboles, narcotraficantes, tráfico de niñas. Y que todo eso deberíamos estar discutiendo en este bicentenario de la Constitución. Y escuchar a esas comunidades cómo han ido resolviendo sus problemas por medio de sus propias tradiciones,, algo que debió incorporarse en nuestro modelo y, sin embargo, está al margen.

«El desafío va a ser tan grande. Con inteligencia artificial, con cambio climático, ¿cómo ser individual?, vamos a necesitarnos unos a otros. Ser autónomo y a la vez ser parte de. Todo está muy disperso y la discusión no va por ahí. Hay que regresar y comenzar a escucharnos. Otro tema es la polarización política y los bandos no permiten que conversemos y eso va a ser nuestra supervivencia como república».

«El racismo en el país es la gran barrera, la gran muralla»

El racismo es la gran barrera, la gran muralla que los españoles imponen esta superioridad racial en el país. Los que capturan a Atahualpa son unos pocos frente a una población de millares, pero lentamente se va inoculando la superioridad racial que traen los europeos el encuentro entre Atahualpa y Pizarro cuando le entrega la Biblia y el inca la tira porque no tiene ningún significado, con lo que justifican el ataque a partir del rechazo.

El primer conflicto cultural esa cultura que traías con el libro cuando el inca lo que tenía era un quipu que era como algo cibernético.

«El tema es el desprecio por el otro, que tú crees que es inferior a ti y creas esas barreras del color de piel, de la manera de hablar, de expresar toda tu cultura y va minando las bases de cualquier conversación, porque tiene que partir por el reconocimiento que tú y yo somos iguales».

McEvoy hace ver que, con el gobierno de Castillo, pese a todos sus errores y lo que significó, ahí se notó claramente desde el día uno que había un desprecio que venía de una cuestión atávica, culturalmente despreciativa, y ya no se puede ocultar al racismo. El mismo hecho de no haber reconocido las elecciones, de haber mandado batallones de abogados a revisar los padrones. Entonces tu representación no tiene valor. Yo creo que ahí hay una serie de heridas más recientes. No hay que regresar a Atahualpa y Pizarro, señala.

«Lentamente volver a esos valores de celebración de lo que somos y que lo diverso es bellísimo, pero cómo hacerlo en esta polarización donde te insultan porque eres mujer, indígena, porque no hablas bien. Pero ¿cómo volver? Eso no se legisla. Eso tiene que venir de tu corazón, de tu amor al Perú, de tu amor a todos los peruanos. Y es algo que está pasando en todo el mundo. La supremacía racial está dominando el mundo y se podría combatir con la educación, pero los ministerios han vuelto a una suerte de reacción contra todos los avances que se habían tenido hace algunos años».

«El capitalismo de los compadres». Las diferencias económicas en el país

El Perú ha tenido ciclos de bonanza económica. Como el ciclo del boom guanero del siglo XIX, exportando. Nos convertimos en una suerte de región árabe. Pero en qué terminó, se pregunta. Y señala que hay un tema de desigualdad, pero también del funcionamiento del Estado que era el dueño de la riqueza y propicia estas brechas. «En el siglo XIX estaba esta suerte de capitalismo de los compadres, que eran tus amigos»

«Cómo el sistema nuestro no alienta la competitividad, la creatividad, el trabajo honesto, sino por el contrario lo que promocionaba ese Estado era la trampa. La corrupción no permite que el Estado realmente haga su trabajo. Es capturado por sindicatos criminales».

Así, señala, son oleadas que llegan y toman por asalto el Estado, de lo que no se ha librado ni el presidente campesino, rural, maestro. Entra en esta dinámica que no se puede desmantelar. «Es un mecanismo, como llamo yo, que se basa en la corrupción, en la captura de nuestros recursos que se dilapidan todo el tiempo. Recursos que deberían llegar a escuelas, postas médicas, a bibliotecas. Es un mecanismo al que entran nuevos para enriquecerse a costa del trabajo de los demás».

«Y el otro problema es que, por ser un Estado perforado, debilitado no defiende nuestras riquezas, nuestros recursos. Y en las mesas que se dan entre los dueños de las minas y las comunidades, se les promete escuelas, el mineraducto que nunca se hizo y pasan los camiones contaminando todo. Pero el Estado no obliga a que se respeten los compromisos. Caso Repsol que ni siquiera ha terminado de limpiar ni de pagar. El estado tiene que darnos la seguridad que nos va a cuidar y no nos cuida. Está repartiendo la prebenda para que la administración que llegó pueda sobrevivir».

«Dina Boluarte debió entender su papel de puente»

Al solicitarle su opinión sobre los doscientos años que esperó el Perú para tener una presidenta mujer, McEvoy habló del azar, de cómo llega Dina Boluarte a la presidencia. incluso incomprensible. Cómo una persona marginal al partido, va llevándote a una posición de poder que, si no la entiendes bien, no la sabes administrar. «Ella debió haber entendido su papel de puente», sentencia.

«Lo que le correspondía a ella era descomprimir, todo estaba tan comprimido y había tal desilusión de los votantes de Castillo y esta rabia contenida que era el momento de convocar a elecciones, eso correspondía. Pero ella desde el primer momento dijo que se quedaba hasta el 26 en su primera presentación. Ya había un deseo de poder».

Y añade que muchas veces hay que tratar de ser un ejemplo. Probablemente pudo pasar mejor en la historia, como la mujer que logró hacer el camino hacia una transición ordenada, pero no lo hizo. Ahora ella se siente empoderada, señala.

«El Congreso tiene su propia dinámica. Pero les conviene a ambos poderes protegerse uno al otro. El Congreso es el que determina y es un aliado, pero es un aliado que no está ayudando en nada. Porque está desactivando todas las buenas reformas que le hubieran hecho bien al Perú en el largo plazo», concluye.

«Las regiones se sienten abandonadas. Acá no se ha resuelto nada»

Para Camrne McEvoy lo que vive el Perú es una suerte de laberinto. Un equilibrio desequilibrado. Es una coalición de supervivencia en la cual algunos se sienten cómodos. Tienen el presupuesto, tienen la caja fiscal. «Entonces yo creo y espero equivocarme que van a dar la pelea para quedarse hasta el 2026. Se sienten salvadores. El poder te confunde y te hace creer que estás cumpliendo una misión patriótica pero estas creando las condiciones para una próxima explosión».

«Acá no se ha resuelto lo fundamental, es que las regiones se sienten abandonadas, no se sienten representadas. La presidenta visita lugares y no la quieren recibir. Su legitimidad es muy frágil y cómo la va a reparar si cada vez va bajando en el apoyo popular».

Finalmente señala que estamos en una situación muy complicada y en el Perú nadie sabe que hacer. No se puede pronosticar si esto dura por una suerte de inercia o se resuelve de una manera violenta, porque ya hemos tenido entre enero y febrero muertos y esas heridas están ahí, están abiertas. Que estamos en una transición muy difícil.

Fuente: El Búho

   

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