Aunque era evidente que duraría poco, lamenté la prematura partida del ministro Juan Cadillo porque era un profesional docente bien preparado, académicamente solvente, sin manchas de corrupción en su trayectoria. Trajo un discurso refrescante para un ministro de educación enfocado en la necesidad de la innovación en todos los ámbitos educativos, incluyendo conceptos como el de la autonomía escolar y una visión de las experiencias de aprendizaje impactadas por la tecnología. Además, hizo lo que sus antecesores bloquearon: estimular el retorno a la presencialidad escolar urbana.
Digo que era evidente que no duraría mucho porque un gobernante que llega a la presidencia como líder de un partido conformado por maestros, iba a tener al ministerio de educación como el sector más representativo para sus ambiciones y reivindicaciones, incluyendo la colocación de funcionarios afines para dirigirlo y para conformar su burocracia, incorporando especialmente a los más comprometidos en la campaña electoral.
En su lugar Pedro Castillo ha nombrado ahora a Carlos Gallardo, que sí viene de la médula del equipo magisterial que participó de las movilizaciones lideradas por Castillo desde el 2017 hasta el triunfo electoral. Mi recuerdo personal de él viene de hace más de una década, de entrevistas que le hice por RPP como presidente del Colegio de Profesores (julio del 2006 – julio 2009), muy frustrado por el sabotaje que le hacía el Sutep-Patria Roja, y porque hemos coincidido en algunos eventos académicos en algunas regiones del Perú. Nunca escuché que se refiriera con alguna simpatía a Sendero Luminoso. Su tema era la lucha por reivindicar el rol del colegio de profesores y la frustración de sentir que el Sutep dominado desde su origen por Patria Roja, no era un sindicato inclusivo en la cúpula sino más bien muy argollero, cosa que todos los entendidos en el tema sabían.
Ha acusado a la Derrama Magisterial por ser un feudo de manejo económico sectario de Sutep-Patria Roja, y del creciente “entreguismo” de sus dirigentes a las gollerías que se iban gestando en sus acuerdos con los diversos ministros del sector. Se opone a las evaluaciones docentes punitivas, considerando que el desarrollo magisterial debería verse como una carrera ascendente y no descendente, y que no debería tenerse en el limbo a los docentes contratados, aún si por años han servido como docentes formales. A semejanza de otros gremios profesionales, aspira a que no haya evaluaciones para retirar profesionales nombrados de su actividad docente, salvo que medie sanción ética o legal por conductas censurables y delictivas sancionables.
A falta de alternativas al Sutep-Patria Roja, Gallardo se vuelve parte del único movimiento magisterial masivo con pretensiones alternativas al Sutep, el Fenate Perú, en el que han convergido simpatizantes del Conare, Movadev, independientes, etc. con motivaciones ideológicas muy distintas, pero con una aspiración sindical común.
Sutep-Patria Roja tendrá que pagar el precio político de no haber dicho durante la campaña electoral de Pedro Castillo lo que dijeron de él y su movimiento entre el 2017 y 2020, descalificándolo por su cercanía a Conare-Movadev-SL. Quizá si hubieran hablado en voz alta a nombre de los maestros que ellos representan, el resultado electoral que se definió por unos pocos miles de votos y por falta de persones en mesas claves, hubiera sido distinto.
Estuve leyendo lo que se ha publicado sobre Carlos Gallardo y no encuentro de su parte ninguna simpatía expresa con el ideario prosenderista del Movadef. Sus discursos reiteran lo que he resumido líneas arriba. Más bien la reseña de El Comercio que adjunto lo cita en dos segmentos que me gustaría re-citar
1). Su crítica a la Derrama como brazo económico de Sutep-Patria Roja: “En estos momentos los millones de la Derrama Magisterial, de algunos CAFAEs, la cadena de hoteles, la cadena de librerías, las agencias de turismo, son un emporio económico y este manejo millonario es el que permite comunicados como los que vimos en diario el 6 de julio. No solo el manejo de diarios y periódicos que les dan una presencia en base a estos comunicados aparentemente muy firmes, sino también les da la presencia para comprar periodistas y comprar funcionarios y autoridades. Darles dádivas. El Sutep ya murió, la Fenate la mató, Patria Roja ya murió. […] Es antidemocrático que una sola organización controle el colegio, la derrama magisterial, necesitan aparecer como los únicos interlocutores”.
2). Su motivo para fundar Fenate: “Patria Roja se ha apropiado de esas siglas y un juicio que puede tomar mucho tiempo nos condena en la ilegalidad. No nos ha quedado otra salida que fundar otro gremio, la Fenate y este nuevo gremio hagámoslo mejor, más fuerte y sólido. Tenemos que sentirnos orgullosos de la Fenate”.
En suma, no tengo idea de cómo será la gestión de Carlos Gallardo como ministro y si será bueno o no para el país. Tenemos que verlo hablar y actuar, así como se está viendo actuar al presidente Castillo de un modo un poco distinto al que se presumía inicialmente imaginando los escenarios más dramáticos.
Su discurso de líder magisterial de izquierda no tiene por qué sorprender en un país que eligió a un gobierno de izquierda. Salvo que aparezcan evidencias sobre sus antecedentes más allá de las conocidas por ahora, descalificarlo solamente por ser militante del Fenate no parece tener mucho futuro. Veamos en los hechos si su nombramiento, que calza con el abanico ideológico del gobierno de turno, es o no nocivo para el país. No olvidemos que han sido el egoísmo y falta de capacidad de trabajar en equipo de los partidos y sectores de centro-derecha del Perú y el silencio del Sutep los que le pusieron en bandeja el triunfo a Pedro Castillo, y que éste gobernará con las personas que sienta más afines a su pensamiento. Y Patria Roja, que saque sus conclusiones sobre los límites del ejercicio hegemónico del poder sindical.
En la analogía del triunfo de Pedro Castillo contra el establishment que representaba Keiko Fujimori, Fenate es la expresión magisterial del rechazo al establishment magisterial del Sutep-Patria Roja