El politólogo y profesor de Ciencia Política analiza el actual escenario político y lo que se viene en la etapa poselectoral. “Castillo tiene un enorme reto y sus credenciales, por ahora, no aseguran que pueda enfrentarlo”, afirma.
Creo que la desconfianza está instalada en un sector de la población, incluso en un sector de quienes apoyaron a Castillo, pero hay también un sector grande que confía en las elecciones e instituciones electorales… Sí, hay un grupo que ha quedado movilizado, molesto con la elección y el ganador va a requerir mucho talento para construir gobernabilidad. No creo que la crispación y desconfianza sea general, pero sí creo que se abren tiempos políticos muy complicados.
¿No cree que la ofensiva jurídica y mediática contra el triunfo de Castillo no solo buscaba revertir los resultados sino también crear un clima que lleve a tener un presidente débil y en constante jaqueo
Creo que Fuerza Popular le ha abierto la puerta a una serie de argumentos ya presentes desde la primera vuelta, por parte de la derecha más dura y que además cuestionaba a los medios, a las encuestadoras: que toda la elección estaba amañada, ya habían hablado de fraude. Lo que ha hecho FP al cuestionar la elección ha sido terminar abriéndole la puerta a un sector todavía más duro y radical y cuya agenda trasciende lo que le pase o deje de pasar a Keiko Fujimori. Esa agenda se verá en el próximo Congreso, probablemente considerando ilegítimo al ganador. Sí creo que es una estrategia de personas que les conviene construir una mentira de este tipo.
Pienso en la arenga de A. Barnechea. Dijo que aun si el JNE proclama a Castillo, lo considerará presidente ilegítimo.
Estamos viendo en Perú lo que se ha visto en otros países como Hungría, Polonia, en las cuales las derechas o centroderechas terminan siguiendo los argumentos más duros de las derechas agresivas y conspirativas. En esta elección, creo que el daño que se ha hecho a una posibilidad de derecha más moderada, más constructiva, más democrática, es enorme.
Muchos cayeron en eso de que va a llegar el comunismo.
Pero no hay que minimizar los miedos y cuidados frente a lo que es Perú Libre. Un partido autoritario, con un plan económico desfasado, con una idea que no es democracia liberal sino tomar el poder en el nombre del pueblo, pero gobernado por el partido. Está escrito y dicho. Por el lado de Castillo, no hay que minimizar los costos de la improvisación… No debemos olvidar que carece, en este momento, de contactos, equipos, experiencia política para gobernar en una situación tan complicada como la que se viene. Hay razones para el miedo.
Miedo justo, entonces
Lo que no hay que hacer es que en nombre del miedo se levanten escenarios inexistentes que dices que quieres combatir porque la imagen que se ha visto en estos días ha sido más culpa de estas ideas ‘conspiranoicas’, absurdas, de una especie de Lima asediada por el resto del país, dando una imagen del Bicentenario penosa. Claro que hay que también exigirle a Pedro Castillo que sepa poner paños fríos a un país que ha quedado dividido.
¿Castillo podría ser un presidente débil por su misma relación con Perú Libre y su bancada proclive a Cerrón?
Castillo tiene un enorme reto político y sus credenciales no dan seguridad, por ahora, de que pueda enfrentarlo. Primero, debe romper el absurdo debate de que llamar a técnicos implica moderarse o no, debate bien tonto al interior de grupos de izquierda. Se está jugando su supervivencia y debe entender que se debe a quienes votaron por él. No puede jugar a ser un segundo Humala, si pierde el apoyo de quienes votaron por él se quedará muy solo. Al mismo tiempo, debe convencer a buena parte de quienes votaron en contra de él, que le den una oportunidad de gobierno, que baje la tensión. Y para eso requiere hacer política de alto nivel… También debe darle seguridad a las FFAA de que no será un presidente que va a estar interviniendo porque es otro temor que se inculcó. Y va a requerir un premier que compense lo que a él le falta en comunicación y manejo político. Probablemente una persona con experiencia, que inspire confianza y tenga cierta vocación de reforma y cambio.
En redes indican que Verónika Mendoza podría asumir el premierato. ¿O no debería ser alguien de izquierda?
No debería ser una persona de derecha porque sería un mensaje contra sus votantes. Pero debe ser una persona capaz de dialogar y convocar y mostrar que puede salir de sus espacios. Si es Verónika tendría que convertirse en ese tipo de persona. No puede ser una premier solo para la izquierda, debe ser capaz de tender lazos y puentes, no solamente en lo ideológico sino también con las regiones, por ejemplo.
Estas elecciones dejan varias lecciones, Lima y regiones, partidos tradicionales como APRA o PPC fuera de juego…
Si algo puede ser positivo es que hay un grupo disconforme que ha logrado canalizar su frustración electoralmente y espera, ahora, una respuesta desde el Estado. Pero creo que la forma de las elecciones ha sido muy accidentada, estamos saliendo con muchas heridas. No ha habido, por el lado de Castillo, una comunicación clara de su proyecto de gobierno. Y, por otro lado, nace en primera vuelta una derecha dura y peligrosa, pero que aún es pequeña. La derecha ha cometido errores como el fracaso del viaje a Washington, las teorías conspirativas, etc… Entonces, lo que hay es un reto para el Gobierno y también para los derrotados de la primera vuelta –la centroizquierda, el centro, la centroderecha– para construir espacios de moderación y diálogo.