Los hallazgos arqueológicos respaldan la teoría de la existencia de un templo en la huaca Tomabal, el cual data de la época del Precerámico Tardío. Este descubrimiento constituye el registro más antiguo encontrado en la zona de La Libertad.
Un grupo de arqueólogos mantienen la teoría sobre el uso de la huaca Tomabal, situada en el Valle de Virú (La Libertad), la cual habría sido usada como un templo donde realizaban prácticas ceremoniales y rituales asociados a la época del Precerámico Tardío. El nuevo hallazgo respaldar dicha teoría.
Se trata de un segundo muro policromado que tendría una antigüedad de alrededor de 4 mil 500 años y que fue hallado en la unidad de excavación número 1, en un espacio pequeño de 5 x 9 metros, según el equipo de investigadores del Proyecto Arqueológico Valle de Virú (PAVI).
Los arqueólogos están seguros que este muro podría tener unos 3 metros de altura por lo que hacen esfuerzos por continuar su trabajo en este lugar, pese a las limitaciones y obstaculizaciones que se han presentado.
“Hemos corroborado que tiene una esquina curva, el muro también está policromado, nos queda evidencias claras que el muro sigue bajando, pues solo estamos ante una parte del mural”, indicó Feren Castillo Luján, director del proyecto, para Agencia Andina.
Las características que han llamado la atención
Por su diseño con adobes troncocónicos, sus variantes y la ausencia de cerámica, los arqueólogos creen que este descubrimiento sería contemporáneo con el complejo arqueológico La Galgada, en la sierra de Áncash; el cerro Sechín, en Casma; o huaca Ventarrón.
En ese período, la tradición consistía en erigir edificaciones con esquinas de forma curva y dotarlas de un fogón central, una característica que se presume está presente en este templo.
No obstante, será en un futuro cuando se realice la excavación necesaria para descubrir dicho fogón o conducto de ventilación, elementos que son típicos de las etapas finales del Periodo Precerámico, comentó Castillo.
El director de PAVI mencionó que en la curva del muro noreste hay una forma triangular de color rojo aparentemente dibujada con el dedo. Esto ha llamado su atención, pues el grosor es bastante ancho a diferencia de otras figuras con trazos más finos halladas en el lugar.
“Hacia el otro lado vemos una figura central, yo creo que hay un personaje allí, se ve unas volutas, unas olas, una suerte de brazos, pero como no hemos liberado todo el muro no podemos entender el ícono en su esplendor, pero para una primera aproximación creo que estamos ante un mural muy interesante que vale la pena seguir investigando”, agregó.
Explicó que en los trazos de la figura triangular, tanto los contornos como el interior, muestran un tono rojo, en contraste, los bordes de las volutas están resaltados en rojo y su parte interna exhibe una tonalidad de gris azulado.
También se ha constatado la presencia de vestigios de pintura mural en tonalidades amarillas a los lados, aunque aún no se ha conseguido identificar claramente las formas representadas.
“Tenemos tres semanas aquí, el tiempo y el presupuesto lamentablemente es limitado, pero esperamos que podamos tener algún apoyo adicional en el futuro para hacer una intervención mayor a fin de definir todo el muro”, indicó.
El primer muro policromado de la huaca Tomabal
En el 2020, luego que el recinto fuese destruido hasta un 60% por agricultores de la zona cuando realizaban trabajos con maquinaria pesada, los arqueólogos Régulo Franco y Feren Castillo hallaron un muro policromado de un personaje antropomorfo que, en un principio creyeron que era de la época Cupisnique, pero resultó ser más antiguo.
Ahora, los investigadores piden la intervención de las autoridades competentes para proteger este templo precerámico y evitar que los muros policromados más antiguos de la región La Libertad se pierdan con ella, pues esta huaca se encuentra en medio de sembríos de palta y caña de azúcar.
Hallazgo de nichos
El segundo muro policromado de lo que sería este templo religioso no es el único nuevo hallazgo en el lugar. El tesista en arqueología Oswaldo Ezeta, quien también es parte del equipo PAVI halló dos nichos en la parte interna de la estructura.
Los nichos presentan dimensiones de 50 centímetros en anchura, altura y profundidad, lo que respalda la teoría de su uso en ceremonias. En su ingreso exhiben un escalonamiento de forma curvada.