Por: Andy Livise
Nadie sabe cuánto costó el tonazo que la otoronga de Avanza País, Rosselli Amuruz Dulanto, armó en plena pandemia. Lo que sí sabemos es que tranquilamente pudo utilizar ese billete gastado en ayudar a pagar la arrugaza que la empresa a la que está vinculada tiene con el Estado: nada más y nada menos que 119 mil 663 soles.
En este útero queríamos reactivar la economía, así que quisimos contactar a la congresista juerguera para que nos recomiende a sus organizadores. Nos pusimos a sapear su hoja de vida y encontramos que, «desde el 2015 hasta la actualidad», es vicepresidenta del directorio de la Universidad Politécnica Amazónica.
¿De la universidad poli qué?
De una universidad a la que la Sunedu le quitó la licencia en 2020 por no cumplir con los estándares de calidad:
Cuando Rosselli tenía 28 años (2015) pasó a formar parte del directorio de esa casa de estudios (que por entonces se llamaba Universidad de la Amazonía Mario Peláez Bazán SAC) y en 2020 fue ratificada en su puesto de vicepresidenta.
Según los registros de Sunarp que este útero revisó, la congresista figura en el último directorio de la empresa. Y aunque ahí se lee que su cargo venció en 2019, ella ha seguido en ese puesto hasta este año, según su propia hoja de vida.
No es su único puesto en la universidad clausurada. Desde 2015 también es apoderada de la empresa, con facultades administrativas, laborales y educativas. Así está consignado en Sunarp y en Sunat.
¿Y cuál es el problema con que la congresista trabaje en esa empresa? ¡Ya basta de bullying cibernético marxista!
Resulta que la universidad le debe a la SUNAT un total de 119 mil 663 soles. Según información actualizada este mes (al 20 de agosto de este año), la desaparecida casa de estudios debe ese monto al tesoro público, Essalud y ONP por los periodos tributarios del 2020 y del 2021.
Lo que se hereda…
La congresista admira «muchísimo» a un expolítico que «es su héroe, su guía y su gran referente»: su padre, Roger Amuruz Gallegos, un empresario universitario y excongresista fujimorista de los 90. «En buena hora (estuve con el fujimorismo), pero no me he corrompido. Yo estuve en el lodo, pero he salido limpio», dice él sobre su pasado naranja.
El exotorongo acompaña a la hija otoronga en el mismo directorio de la universidad clausurada que debe más de 100 mil soles al Estado: es presidente del directorio desde diciembre del 2019, según la información que revisamos en Sunarp del último directorio.
La universidad no es la única empresa en la que padre e hija han trabajado juntos. En febrero del 2013, ambos fundaron Rag Holding SAC, una compañía familiar dedicada al negocio inmobiliario, hotelero, tecnológico y educativo. Rosselli también fue apoderada de ese negocio desde octubre del 2016.
Y hasta hace poquito nomás (según información actualizada de Sunat al 13 de agosto del 2021), Rag Holding también le debía 81 mil 13 soles al tesoro público por el periodo tributario del 2017. Sin embargo, ya no hay ninguna deuda coactiva pendiente.
Pero la arrugaza que aún queda pendiente es la de la UPA, la de más de cien mil soles. A ver si la congresista ayuda a reactivar la economía, pero no con tonazos, sino ayudando a la universidad (a la que todavía está vinculada en Sunarp) a pagar sus deudas.
Respuesta de la congresista
Después de dos horas de espera, la congresista no nos dio una declaración, pero nos hizo llegar algunos documentos para asegurar que ya no es parte de la universidad.
Envió una hoja de Sunarp en la que aparece como parte del directorio hasta diciembre del 2019 (igual que el documento arriba mostrado), pero lo cierto es que ella sí figura en el último directorio de la universidad que está registrado en Sunarp.
Además, lo que prueba definitivamente que siguió siendo parte de la empresa más allá de diciembre del 2019 es su propia hoja de vida presentada ante el JNE este mismo año. Ahí dijo que era vicepresidenta del directorio y abogada de la universidad desde el 2015 «hasta la actualidad».
En otro documento fechado como 30 de junio del 2021 y enviado por Roselli al gerente de la universidad, se lee que la congresista pide su renuncia al cargo de vicepresidenta, aunque, repetimos, en Sunarp esto aún no está registrado.
Rosselli muestra otro papel de Sunat en la que se dio su baja como trabajadora de la universidad el 15 de julio del 2021. Sin embargo, en la web de Sunat sigue apareciendo como apoderada de la compañía que tiene la deudaza.
Lo cierto de todo es que las arrugas son de los periodos tributarios (junio 2020-junio2021) en los que Rosselli era parte de la universidad. Y que la mayoría de las deudas empezaron a ser cobradas coactivamente cuando ella también pertenecía a esa empresa (noviembre 2020-junio 2021).