Madre de Dios, la capital de la biodiversidad Perú, ahora luce desolado. Negocios cerrados y quebrados, población sin dinero y sin comida.
Mientras en la zona de la Pampa, el kilo de tomates cuesta cuatro soles, en la ciudad de Puerto Maldonado escasea y puede costar entre 15 y 20 soles el kilo. El balón de gas cuesta 62 soles en la Pampa, mientras el último balón de gas se vendió a 350 soles en Puerto Maldonado. A la Pampa llegan los artículos de primera necesidad, gas y combustible para la minería ilegal, pero estas mismas personas son las que bloquean la vía Interoceánica para impedir el ingreso de camiones de carga a la ciudad de Puerto Maldonado.
La mayoría de restaurantes de la ciudad han cerrado y enviaron de vacaciones a sus trabajadores, Califa, Puerto hermosa, Cabaña Quinta, La Mechita, el Pusharo. No tienen gas, no hay insumos para cocinar, no hay combustible. “Así ya no hay forma de operar” sostiene Sergio Portocarrero, administrador del Califa. Las pensiones y puestos de comida viven el día a día sorteando contra los vándalos, que los obligan a cerrar.
Siete panaderías han cerrado. “Sin la harina, principal insumo para elaborar el pan, no podemos operar”, dice Eddie Pastor Del Alcázar, propietario de panadería Magdalena. Las tiendas de ropa y otros accesorios de vestir están cerrados. Las discotecas y centros nocturnos de la ciudad se quedan sin clientes y vacíos los fines de semana.
La papaya, fruto que se comercializa en los mercados de Lima y la Macrosur, se pudre en las parcelas agrícolas. Su precio en Madre de Dios ha bajado de 36 soles la java, a 12 soles. Caso similar es el de otros productos agrícolas como piña, copoazú, cacao y plátanos. No pueden salir a los mercados del sur y Lima.
Los manifestantes no respetan el uniforme del personal de salud, ni sus vehículos, ni las ambulancias. Son apedreados si se cruzan en las calles. Los pacientes de tuberculosis que requieren tratamiento diario, las gestantes que reciben su control prenatal, los pacientes con dengue, pacientes diabéticos, niños con control de crecimiento y calendarios de vacunas, no pueden llegar a los centros de salud, por la falta de combustible y los bloqueos de las calles. “Si esto sigue así, en pocos días vamos a tener un grave problema de salud”, dice la enfermera Pamela Ramos del Hospital de Nuevo Milenio.
No hay combustible en los grifos, pero cientos de ciudadanos duermen en las calles haciendo largas colas, con la esperanza de que llegue una cisterna de combustible y puedan proveerse de este insumo. Otros ciudadanos llegan hasta la frontera de Brasil y Bolivia para comprar de contrabando la gasolina y revenderla en la ciudad de Puerto Maldonado al precio de 80 y 100 soles el galón. Así empieza a operar el mercado negro de combustible. Pero este combustible que no tiene control se vende adulterado, dañando el motor de los vehículos.
Una región bajo el chantaje y la anarquía
Una socia del mercado Tres de Mayo dice para este medio que el grupo de vándalos liderados por una dama de contextura gruesa, “llegan todos los días a pedir colaboración, para la olla común”. Todos tienen que colaborar con productos o dinero, si no “saqueo”. El tema es que ya no hay ninguna olla común en la ciudad.
Los cuatro mercados de la ciudad están cerrados, sus dirigentes han obligado a sus asociados bajo la amenaza de multas a salir a marchar. Los que se niegan, son amenazados por grupos de vándalos obligándolos a cerrar. A la fecha, todos sus productos se han podrido y su capital está perdida.
Grupos de vándalos entre 8 a 10 personas recorren la ciudad por todas las tiendas y comercios “pidiendo una colaboración para los hermanos que viajaron a la toma de Lima”. Nadie sabe el número de personas que viajaron y si todavía permanecen en Lima. Pero la colaboración es obligatoria por negocio o tienda, de 200 y 300 soles. Si no colaboran, saqueo.
Los bloqueos del Puente Loromayo, Puente Cigarra, Puente Aguas Frías, Santa Rosa, Santo Domingo, la entrada a la ciudad de Puerto Maldonado y en la localidad de Mavila, de la vía a la frontera Iñapari, se mantienen. Aquí los pobladores que tienen que pasar para visitar sus parcelas agrícolas o domicilios en la vía tienen que pagar cupos a los huelguistas. No dejan pasar vehículos, para eso los manifestantes tienen preparado motos y motocarros que trasladan a personas por cifras de 50, 80 y 100 soles, cuando su costo real es entre 8 y 10 soles.
Mavila es un punto del paso de la droga. Es una ruta de los mochileros con destino a Bolivia. Aquí los huelguistas mantienen el bloqueo para cobrar cupos al narcotráfico que pasa libremente, ya que no hay control policial. Lo mismo cobran al contrabando de combustible que viene de la frontera de Bolivia y Brasil y el cobro de una especie de “peaje” a vehículos y personas que pasan por el punto de bloqueo.
“El mercado internacional de madera, antes de las manifestaciones, ya sufría una crisis. China, afectada por la guerra de Ucrania y Rusia, ya no compraba maderas duras. En el mercado nacional, ni los gobiernos regionales, ni las empresas mineras, ni la población compraba madera, por las políticas del expresidente Pedro Castillo. La madera que se taló en octubre y noviembre de 2022 ya se está pudriendo en los puntos de acopio. No hay combustible para el traslado, aserrado y secado de la madera”, dice Alan Schipper Gerovich, empresario concesionario de Madera.
Inoperancia de la Policía en Madre de Dios
Un grupo de vándalos de 40 personas recorren la ciudad de Puerto Maldonado para cerrar las bodegas y pequeños negocios que se resisten a sobrevivir. Los vándalos voltean los triciclos de los ambulantes, tumban sus carretas que venden comida en las calles, queman e incendian vehículos, pican las llantas de aquellos estacionados en las puertas de las instituciones públicas y privadas. Pero hasta la fecha, desde el 4 de enero, la Policía no tiene un solo capturado por el vandalismo, saqueos y ataques a las personas.
El colmo es que unos de los bloqueos del ingreso a Puerto Maldonado está ubicado a dos cuadras de una Comisaría y no hay reacción. Consultamos al personal subalterno de la PNP, y señalan que les han prohibido detener o intervenir a los vándalos y manifestantes, bajo amenaza, de que si lo hacen serán castigados.
La noche del 30 de enero de este año, Melitón Sinarahua Tapullima (51) y su acompañante impactaron con su moto en un tronco de madera dejado por los manifestantes en el bloqueo de Mavila. Las víctimas del accidente fueron trasladadas en un carro policial hasta la ciudad Puerto Maldonado, pues no pudo llegar una ambulancia porque no hay combustible. Lastimosamente, Sinarahua Tapullima falleció al llegar al hospital Santa Rosa y su acompañante se encuentra grave. Sinarahua es la primera víctima de las manifestaciones en Madre de Dios.
Si este sábado, cuando finalmente el Gobierno decida desbloquear las vías y lleguen los carros con alimentos, gas y combustible, tal vez sea demasiado tarde. “La población no podrá comprarlos, porque todos los recursos dinerarios ya se han gastado durante el mes del bloqueo, o se lo han llevado los huelguistas”, dice el empresario Alan Schipper.
Con su parque automotor paralizado, sus negocios cerrados, su población sin qué comer y un grupo de vándalos recorriendo las calles y atacando a la ciudad, Puerto Maldonado es el fiel retrato de una película de terror.
Fuente: El Búho