El Pleno del Congreso eligió ayer a seis nuevos magistrados para el Tribunal Constitucional (TC). Poco importó la falta de transparencia en este proceso y la mayoría de bancadas coronó el secretismo con la decisión de ir directo a la votación, sin un mínimo debate o intento de argumentación sobre sus votos.
Tampoco hubo presencia de la prensa en el Hemiciclo. La sesión solo fue transmitida por el canal del Congreso, sin que la ciudadanía pueda acceder a las incidencias de este acto calificado por la presidenta del Congreso, María Alva, como “crucial”.
Al cierre de la sesión, el legislador Jorge Montoya (Renovación Popular) justificó el impedimento de acceso a la prensa: “Yo creo que no es conveniente, en el Pleno se hacen muchas cosas y el público tiene que saber el producto final de las cosas (…) pero no es un show mediático lo que se hace adentro”.
Sin debate
Previamente a la sesión, al promediar las once de la mañana, la Junta de Portavoces sostuvo una reunión, que había sido convocada para definir los tiempos del debate. Sin embargo, María Alva (Acción Popular) llegó con una propuesta distinta: nada de debate ni uso de la palabra de los parlamentarios.
Solo Ruth Luque, portavoz de la bancada Cambio Democrático, votó en contra de esta postura mayoritaria.
Llegada la hora de la sesión, la legisladora Kelly Portalatino pidió el uso de la palabra y la titular del Parlamento, María Alva, le lanzó respuestas en tono prepotente: “Congresista Portalatino, no sabe respetar los acuerdos de junta de portavoces. Podría retirarse si no quiere estar acá”.
Portalatino salió del Hemiciclo junto con Ruth Luque. En los exteriores, la legisladora reveló a la prensa que la bancada Perú Libre nunca tuvo conocimiento formal de este acuerdo.
Es decir, el portavoz Waldemar Cerrón practicó también el secretismo hacia el interior de su bancada, al no informar plenamente de los acuerdos adoptados en Portavoces.
La ausencia del debate público sobre la elección de los nuevos miembros del TC evitó conocer las posturas de las bancadas, si acaso las había.
Minutos antes de la sesión de las 4.00 p. m., en Alianza para el Progreso (APP) tuvieron una reunión y hubo voces que pedían la postergación de la votación: no tenían información sobre el proceso y los candidatos.
Esto, tomando en cuenta que el representante de APP ante la comisión del concurso, Eduardo Salhuana, había batido récord en inasistencias.
La legisladora de Perú Libre Silvana Robles también cuestionó en forma temprana esta elección sin debate.
El Congreso volvió a evadir el cumplimiento del principio de deliberación.
Falsa transparencia
Varios legisladores ayer intentaron desarrollar una narrativa de transparencia sobre el proceso de elección para el TC.
La fujimorista Andrea Barbarán declaró al canal del Congreso que el proceso había sido transparente. La misma María Alva dijo en el Pleno que la comisión especial “ha realizado una labor transparente”.
El presidente de la comisión, José Balcázar (Perú Libre), también enfatizó que el proceso fue transparente. Pero no hubo ninguna palabra sobre la censura que impuso, respecto de los informes de la Contraloría sobre los candidatos.
De las 857 páginas de estos informes, más del 80% del contenido ha sido borrado, bajo el falso pretexto de que se trataba de información confidencial, según denunció ayer La República. Por esta razón, el Congreso vulneró el reglamento del concurso público, en materia de transparencia y el ejercicio pleno del derecho de participación ciudadana.
El tema ahora se encuentra bajo el conocimiento del Tribunal de Transparencia y Acceso a la Información Pública, instancia que tendrá que decidir si envía el caso al Ministerio Público, por los presuntos delitos de resistencia o desobediencia a la autoridad y abuso de autoridad.
Parte de la información que ocultó Balcázar fueron los reportes de deuda coactiva ante Sunat del candidato Gustavo Gutiérrez y los antecedentes del postulante Francisco Morales, cuando laboró en el TC. Ambos eran favoritos del fujimorismo y sus aliados de APP, Avanza País y Renovación Popular.
Narrador de mentiras
En la sesión de ayer, durante unos veinte minutos, el presidente de la comisión del concurso, José Balcázar, dio cuenta del informe final del proceso.
Dio la impresión de que todo estaba arreglado en las bancadas, para lograr los 87 votos. Balcázar solo dio información general y se permitió lanzar algunas falsedades.
Dijo, por ejemplo, que sí se había reunido con el panel de juristas internacionales que acompañaron el proceso. Falso.
El secretario técnico de este panel, Alberto Cruces, precisó que solo hubo una reunión con él y más bien Balcázar rechazó la propuesta de la entrevista con los juristas internacionales.
Balcázar dijo luego que del candidato Manuel Monteagudo solo tomaron en cuenta sus investigaciones en materia de derecho constitucional. Y eso es falso. Al postulante no le consideraron varias investigaciones sobre derecho constitucional solo porque estaban en inglés.
Pacto impune
Perú Libre, que tiene como fundador de partido al sentenciado por corrupción Vladimir Cerrón, ayer terminó votando en pared con Fuerza Popular, grupo que lidera la acusada por lavado de activos Keiko Fujimori.
También lo hicieron APP de César Acuña, sin ninguna deliberación interna; Renovación Popular de Rafael López Aliaga; y Avanza País. Son grupos que, en la práctica, funcionan como satélites del fujimorismo.
No es poca cosa lo de Perú Libre. Otorgaron 14 votos fundamentales para concretar la elección de Francisco Morales.
Luego ayudaron con 17 votos claves, sin los cuales no hubiera sido elegido Gustavo Gutiérrez, otro candidato del fujimorismo y paisano de Vladimir Cerrón.
Fuerza Popular, con su lideresa Keiko Fujimori acusada, y Perú Libre, con legisladores investigados, además de la cúpula de Vladimir Cerrón (“Los Dinámicos del Centro” y “Los Tiranos del Centro”), necesitan de una eventual impunidad en la última instancia del TC.
Por ello no sorprendieron los votos a favor de legisladores como Waldemar Cerrón, Guido Bellido, María Agüero, Segundo Montalvo y el mismo José Balcázar. No tuvieron reparos en apoyar a los candidatos cercanos a Fuerza Popular. El fujicerronismo lo llaman.
Fuente: La República.
