Aunque el porcentaje de ausentismo reportado es más alto que en los anteriores procesos electorales, la cifra no está tan lejos del 23.8% de deserción registrado en los comicios legislativos que se celebraron de forma extraordinaria en enero del 2020.
Cuatro de cada diez electores peruanos o bien no acudieron a las urnas o bien votaron en blanco o nulo en los comicios generales, un escenario revelador del hartazgo ciudadano ante la clase política del país, que en segunda vuelta deberá elegir entre dos propuestas largamente minoritarias a su próximo jefe de Estado.
Con el 96% de las actas procesadas, la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) reporta más de 6.6 millones de electores ausentes, lo que representa el 28% de los electores hábiles, pese al hecho de que la votación es obligatoria para todos los ciudadanos de entre 18 y 70 años.
Además, los resultados preliminares apuntan que un 17.5% de los votos emitidos en la elección presidencial corresponde al sufragio en blanco o nulo, una cifra que supera por casi dos puntos porcentuales el respaldo que obtiene el izquierdista radical Pedro Castillo, el candidato que se impone con un 15.7% de los votos emitidos como el ganador de la primera vuelta electoral, seguido por la derechista autoritaria Keiko Fujimori, que concentra un 11% de los sufragios.
Sumados los votos ausentes, blancos y nulos, son más de 9.46 millones los peruanos que el pasado domingo 11 de abril no votaron por ninguno de los 18 postulantes a la Presidencia del país, el 41% de los electores hábiles.
Sin ausentismo masivo
Aunque el porcentaje de ausentismo reportado es más alto que en los anteriores procesos electorales, la cifra no está tan lejos del 23.8% de deserción registrado en los comicios legislativos que se celebraron de forma extraordinaria en enero del 2020.
De esta forma, los resultados indican que la movilización ciudadana fue mayor al 70%, pese al delicado contexto de la pandemia en el país sudamericano, que atraviesa el peor momento de la segunda ola de contagios de coronavirus.
Según los reportes de la ONPE, el mayor absentismo se registró en los departamentos norteños de Amazonas (39.9%) y Cajamarca (37.3%), así como el amazónico Loreto (37.5%).
En Lima, donde se concentra casi el 33% de la población electoral, cerca de dos millones de peruanos no acudieron a las urnas, lo que representa más del 25% de los electores hábiles de la región más poblada del país.
Descontento con la oferta política
Si bien es cierto que la mayoría de peruanos acudió a las urnas, “parece que fue más una comprensión del deber cívico que una movilización electoral por un candidato en específico”.
Así lo resumió la politóloga Adriana Urrutia, al comentar la vasta cantidad de votos blancos o nulos que ratifican de forma evidente el “descontento ciudadano con la oferta política” y la desconfianza de un electorado escéptico ante la posibilidad de hallar una salida a la crisis moral y política que Perú atraviesa desde el 2016 y que se saldó con la caída de tres presidentes y la disolución del Parlamento.
La politóloga, presidenta de la Asociación Transparencia, recordó que, según el Barómetro de las Américas, cerca de la mitad de los ciudadanos del Perú no confía en la figura del presidente, una desafección que se acentúa todavía más en el Congreso de la República, en el que no confían ocho de cada diez peruanos.
Esto explicaría que el cómputo de votos blancos y nulos para el legislativo repuntara al 32.7% de los votos emitidos, una cifra que asciende hasta el 38.7% en la elección de los cinco representantes del Parlamento Andino.
“Ahí podemos decir que uno de cada tres electores que acudió a las urnas no expresó preferencia por ningún partido en específico para el Congreso y que la tercera elección, la del Parlamento Andino, no genera ningún eco entre los ciudadanos, que votan por cumplir más que apostar por alguien”, precisó Urrutia.
Ni Castillo ni Keiko
A la desafección se suma la enorme fragmentación de un electorado empujado a elegir al “menos peor” entre un amplio y endeble abanico de posibilidades.
En esta coyuntura, los dos candidatos presidenciales más votados, el maestro sindicalista Castillo y la excongresista Fujimori, lograron los porcentajes más bajos de la historia del país para pasar a la segunda vuelta.
De hecho, apenas un 26.7% de los peruanos que votaron depositaron su confianza en Castillo o Keiko y, del total de votos hábiles, el apoyo a los dos solo suma el 19%.
Es decir, cuatro de cada cinco electores no votaron por ninguno de los candidatos que se medirán fuerzas en la segunda vuelta electoral, un escenario que anticipa la encrucijada en la que se verán sumidos la mayoría de los peruanos el próximo 6 de junio y el magro respaldo ciudadano que limitará de raíz la legitimidad del presidente que resulte electo.
“Está todo por ser definido porque, sin duda, un gran porcentaje de ciudadanos no se va a sentir representado por ambos polos, vamos a tener que ver cómo se desempeñan los candidatos en las próximas semanas y las estrategias que emplean para ampliar el porcentaje de electores que apuestan por ellos”, concluyó Urrutia.