Escrito por Revista Ideele N°300. Octubre-Noviembre 2021
Tiene toda una vida dedicada al magisterio. Ha sido inspiración de centenares de jóvenes y también una leyenda literaria. Pero en los últimos días, desde que fue nombrado ministro de Educación, se ha convertido en blanco de la oposición al gobierno y de algunos medios de prensa. Ahora Carlos Gallardo enfrenta el reto más importante de su vida; él, que hasta hace poco estuvo en las calles exigiendo las mismas demandas que ahora tiene el encargo de resolverlas.
Usted que tiene una larga trayectoria gremial, ¿alguna vez imaginó estar sentado al otro lado del escritorio?
Es cierto, yo vengo del gremio de los sindicatos, junto con las masas magisteriales teníamos un ansia unitaria. Ahí donde había cuatro sindicatos incapaces de ponerse de acuerdo, con los fundadores del Sutep hicimos una consigna muy hermosa que quiero recordar: “unidos como los dedos de una misma mano, unidos como las aguas de un mismo río, unidos como las ramas de un mismo árbol, construyamos un sindicato único”. Así lo hicimos y fuimos durante muchos años un sindicato muy vigoroso. Eso fue en 1972, el próximo año se cumple medio siglo y me parece totalmente antidemocrático que la misma corriente política, sin ninguna renovación, mantenga una hegemonía, tanto en el sindicato, en el Colegio de Profesores, en la Derrama Magisterial, en el Cafae, etc. Me parece que realmente ha perdido toda vigencia y representatividad. Esas siglas que antes nos enorgullecían, ahora nos apenan porque se han maltratado.
¿Qué fue lo que lo hizo alejarse del Sutep?
En realidad yo no me he alejado del Sutep, los que se alejaron del Sutep fueron los dirigentes. Yo he sido fundador del Colegio de Profesores y, de alguna manera, he contribuido a la fundación del Fenate, pero es falso que sea dirigente de él porque soy cesante, y la legislación laboral plantea que no se puede ser militante de un sindicato si es que no se tiene vínculo laboral.
¿Desde cuándo dejó de sentirse representado por la dirigencia del Sutep?
La huelga de 2017 es la expresión de que la inmensa mayoría del magisterio no se siente representada por una dirigencia que no dirige y que tiene una falsa representatividad. En el Colegio de Profesores les ganamos las elecciones, intervinieron más de 350,000 docentes, a pesar que ellos tenían todo el apoyo millonario de la Derrama.
¿Fue un error del Gobierno no conversar con los maestros en 2017?
Yo creo que tenía que conversar con quienes hacían la huelga, no con los que se oponían a ella. El pretexto fue que el interlocutor válido es el que está inscrito en el Ministerio de Trabajo, pero la representatividad no la da el ministerio, sino las bases del magisterio, que dicen quiénes son nuestros dirigentes y quiénes no. Yo creo que la huelga fue como un referéndum, como un estallido social que demostró que era necesario un cambio de representatividad.
Pero usted como ministro también tendrá que dialogar con el Sutep.
Por supuesto, yo tengo una política de puertas abiertas, que no crea que son los representantes genuinos del magisterio no es óbice para que dialogue con ellos.
¿No tiene temor que en algún momento se diga de usted que una cosa fue con guitarra y otra con cajón?
Hay sectores muy radicales con los cuales he debatido con firmeza. Ellos me decían, respecto a la candidatura de Castillo, que tenía falsas ilusiones en las elecciones burguesas y una vez convertido en autoridad, el presidente se convertía en patronal y por lo tanto en adversario de clase. Yo discrepaba con ellos y les ponía como ejemplo a Evo, Lula y Mujica, ¿acaso no han sido gobernantes que han culminado sus gobiernos estimados y queridos por su pueblo, por qué no les damos el beneficio de la duda?, les decía. Que hay sectores radicales en el gremio lo hay, es como un jardín variado donde hay rojos, rosados, de diversos colores, menos el amarillo (risas).
Y su posición es que hay que dialogar con todos.
Así es, e incluso con los amarillos.
Puede haber mucha apertura pero hay un tema fundamental, el económico, ¿cómo compatibilizar los buenos deseos con un presupuesto bajo?
Esa es una pregunta muy difícil. Hay una tradición y tensión entre magisterio y ministerio, el magisterio se siente una de las profesiones más maltratadas del país, esta tensión no se va a solucionar de manera definitiva, pero se va a atenuar en la medida que tengamos un diálogo muy fluido con Pedro Francke, quien como ministro de Economía asegura una gestión mucho más amigable. Él me dice: “vamos a raspar el fondo de la olla”. Por el momento ya hemos quintuplicado la suma asignada a la deuda social este año, creo que esa es la manifestación de una promesa cumplida por el gobierno del maestro Pedro Castillo e implica un avance en la mejora de la situación económica del magisterio que tiene una relación directa con su labor, sus condiciones de vida, sus condiciones de trabajo. Esa cuestión del apostolado y la mística sí son necesarias, yo creo que es algo que tiene que fortalecerse en nuestra profesión, pero creo que entre las condiciones socioeconómicas y estos valores espirituales hay una vinculación estrecha.
¿Ha conversado, entonces, con el ministro Francke para incrementar las partidas?
Se viene incrementando, se viene dialogando y se vienen haciendo esfuerzos para mejorar el presupuesto asignado al sector Educación y a las sumas asignadas para las remuneraciones magisteriales. Te reitero que hallo en Pedro Francke un ministro de Economía amigable, con sensibilidad social. Estoy completamente convencido que va a hacer todo lo posible para avanzar con la solución del problema socioeconómico del magisterio.
¿Cómo se puede incrementar el presupuesto al sector y así acercarse a las promesas de campaña?
Hay una serie de cosas que están conectadas. Si se llegara a conseguir una recaudación mayor y evitar todas las evasiones de impuestos, creo que sí podríamos acercarnos estrechamente a esta meta de mejoramiento, pero todo depende de estos ajustes tributarios.
¿Cuáles van a ser las prioridades de su gestión?
Tengo un sueño, no utópico sino factible. He estado visitando los cerros de Villa María del Triunfo y he visto los “puntos de encuentro”. Son espacios donde, al lado de la olla común, los pobladores han construido aulas donde atienden a los más pequeños. Allí avanzan juntos los padres de familia, autoridades locales, ONG, iglesias, lideresas mujeres y un conjunto de actores sociales que tienen mucha mística. He podido observar que la educación es una causa social que moviliza y debemos aprovechar estas condiciones de consenso. Yo soy saintsimoniano, Saint Simon decía que la educación es un proceso social por el cual se puede transformar la sociedad sin derramar una sola lágrima, ni una sola gota de sangre. Yo creo eso, y que la educación es una alternativa para todos los problemas. Para el desarrollo económico tienes una educación productiva, para la corrupción tienes una educación en valores, contra la crisis climática y el calentamiento global, una educación ambiental, para estas situaciones de feminicidio una educación en derechos humanos que plantea la igualdad |de derechos y oportunidades entre todos los seres humanos, y así podríamos seguir. Pienso que la educación es una alternativa para todos y que podrimos aprovecharla tal como la aprovechan en estos pequeños centros los pobladores de los cerros de Villa María. Debemos hacer un pacto social por la educación que involucre a los empresarios, a las facultades de educación, los intelectuales y, sobre todo, a los padres de familia con el pueblo magisterial. Si lo conseguimos podríamos avanzar hacia esa sociedad que se considera utópica.
Esta experiencia que menciona, ¿es una inspiración o se trata de programas que se deberían fortalecer?
Son las dos cosas, es una inspiración, definitivamente, pero también son programas que no se están materializando de una manera muy concreta. Es sueño, pero también es realidad.
¿Cómo se está preparando para el retorno a clases?
Mira, nuestro país es diverso y las situaciones son distintas. Hay en algunos lugares condiciones favorables y en otras no tanto. Vamos a priorizar estos sectores sociales en los que ha habido una postergación. Los más olvidados, los más marginales, los más excluidos son las comunidades amazónicas y andinas. Por supuesto que extrañamos a nuestros alumnos y queremos retornar a las aulas. En mi caso la extraño mucho, trabajé hasta 2019 en la universidad y ha sido una estupenda manera de envejecer el estar rodeado de jóvenes trasmitiéndole mis experiencias. Pero desde el ministerio estamos haciendo cosas muy concretas. Defensa Civil ha declarado en algún momento en emergencia el 70% de la infraestructura escolar. Ahí donde no hay agua ni desagüe estamos instalando servicios higiénicos, kits de mascarillas, gel, estamos dando ayuda presupuestaria para que los colegios que tienen deficiencias las subsanen. Estamos estableciendo un programa de retorno en el cual, más que el ministerio, las propuestas, las salidas las planteen las propias comunidades educativas. Hemos planteado que cada institución educativa debe de tener su plan de retorno que debe de ser liderado por su director.
¿Para marzo del próximo año se prevé un retorno del 100%?
Definitivamente ese es nuestro propósito y creemos que es posible. Ya la inmensa mayoría del magisterio está vacunado. El Ministerio de Salud está trabajando en este retorno de manera muy estrecha con nosotros. El 100% es una meta y creo que la podemos cumplir, vamos a poner nuestra energía y voluntad en eso.
Un problema adicional es la cantidad de escolares que han migrado de la escuela privada a la pública.
En principio yo creo que la escuela, sea pública o privada, no puede dejar de ser un servicio, no puede ser un negocio. Necesitamos un mapeo completo desde el ministerio. No es cuestión de retornar a una escuela como la de 2019, porque ya en ese momento estaba en una crisis dramática y profunda. No es que el Covid ha causado esta crisis, lo que ha hecho es transparentarla y agravarla. No queremos que el retorno sea idéntico a regresar a ese pasado. No queremos repetirlo, queremos una escuela, una educación genuinamente diferente y para eso necesitamos esta gran movilización que es el pacto social por la educación. Estamos en eso de un retorno a las aulas, pero no acaba ahí. Vamos a reencontrarnos con nuestros estudiantes, pero sin repetir las mismas situaciones calamitosas de 2019.
¿Cuáles son los elementos de esta escuela nueva que usted ha mencionado?
Una escuela científica, democrática, reconstruida a partir de |las necesidades populares, pero, sobre todo, una escuela en la que los agentes sociales sean determinantes. Necesitamos también de especialistas, de intelectuales, y de una burocracia eficiente, funcional y moderna.
¿Se debe hacer cambios al currículo nacional?
Nos preocupa la práctica de los aprendizajes, pero estos aprendizajes tienen que ser reperfilados, creo que este currículo necesita ser reconstruido y para eso también necesitamos una visión popular: congresos en donde se planteen los diagnósticos de la situación educativa y sus alternativas. A lo científico y democrático yo quisiera agregar conocimientos que sirvan para la vida, eso no es un cliché, eso debemos hacerlo con las bases.
¿Cómo se aterrizaría eso de “educación para la vida”?
Yo creo que tenemos que recurrir, no a los especialistas del ministerio, sino a eventos pedagógicos desde lo local, provincial, regional, y llegar a esta cúspide que es un evento nacional, creo que esa sería la manera más factible y realista de aterrizar este acuerdo nacional por la educación.
¿Debe mantenerse el enfoque de género?
Por eso te hablaba de una educación en derechos humanos, igualdad de los derechos no solamente del hombre y la mujer, sino de todos los seres humanos. Todos somos hijos de Dios.
Usted ha sido muy crítico de la ley magisterial, ¿qué cambios le haría?
Uno de los puntos con los que estoy más en desacuerdo es con el de la evaluación. Me parece injusto que miles de maestros estén sometidos todos los años a esta penuria. Yo creo que no le están dando el verdadero valor de desempeño. Hay contratados que han probado en la práctica que resuelven los casos, la casuística, no solamente en una prueba sino la resuelven en el aula, tienen la aprobación de sus directores, tienen la aprobación de la comunidad educativa, tienen más de diez evaluaciones, y sin embargo no se les nombra.
Considero que esta evaluación, tal como se está haciendo, tiene que reformularse políticamente pero no solo debe de evaluarse a los de abajo, a los maestros y a los estudiantes. Me gustaría que me evalúen a mí. No se evalúa a los de arriba. Y la evaluación está planteada en términos de desigualdad, que de alguna manera reproducen las situaciones sociales: un evaluador que tiene todo el poder y un evaluado que se somete a ese. El factor de calidad del docente no puede construirse en base al temor, me parece que se está trabajando con el miedo, con la cuestión punitiva, con el despido. Creo que hay que trabajar mucho, ahora que ya tenemos las evaluaciones y ya sabemos cuáles son nuestras debilidades. Es como que tienes una enfermedad y te piden diagnósticos, diagnósticos y diagnósticos; y no te dan los remedios para la enfermedad. Tenemos debilidades que debemos convertirlas en fortalezas. Los maestros estamos descontentos con una serie de programas educativos que hemos puesto en suspenso, vamos a evaluarlos.
¿Como qué programas?
Entre ellos “Semáforo escuela”, “Pela”; vamos a ver en qué están bien y en que están mal. Los maestros también se sienten abrumados con una sobrecarga de informes y cosas que se van a agudizar este fin de año, entonces vamos a dar una cuestión de simplificación administrativa. Hacemos un llamado a las autoridades educativas, a las Ugeles, necesitamos menos informes, menos papeleo y más tiempo para avanzar en aprendizaje. Quisiera que entiendas también que recién tenemos 20 días, vamos a tener un nivel de continuidad con la gestión anterior, pero hay una serie de cosas que queremos incorporar. Tenemos que formar equipos, trabajar las alternativas, y eso no se hace en 20 días.
La evaluación no debería tener, entonces, una consecuencia punitiva.
Pienso que hay que trabajar más con los estímulos, con los incentivos, cuando tú amenazas a un niño, estás actuando incorrectamente y estás propiciando que se bloquee. Yo creo que debemos trabajar por el lado de lo positivo, propositivo.
¿Cómo entiende a la meritocracia?
Un factor sustantivo de la calidad de la educación es el docente. Entiendo la meritocracia, la meritocracia como el estímulo a los mejores, pero no puede implicar el congelamiento de las mayorías magisteriales.
En una sociedad como la nuestra la meritocracia también tiene un componente elitista.
De acuerdo contigo.
¿Cuáles considera que son los otros problemas fundamentales de la educación en el país?
Tengo la impresión que es una respuesta oceánica. Creo que el problema fundamental es que no tenemos una educación estructurada de manera horizontal, de manera democrática, de manera participativa. El maestro no participa en la elaboración de las normas de funcionamiento del año escolar. No existe el protagonismo magisterial en el diseño de las políticas educativas. Deberíamos hacer cambios al respecto.
Lo que estamos viviendo es inédito. Estamos acostumbrados a tener economistas como Toledo, empresarios como PPK o ingenieros como Fujimori, etc. Pero, por primera vez en 200 años de vida republicana ingresa un humilde y orgulloso maestro de educación primaria básica campesina. Creo que eso, de alguna manera, refleja este ausentismo o esta no presencia de los maestros en el diseño de las políticas.
¿Las políticas educativas se han dado de espalda a los maestros?
Las políticas educativas han sido diseñadas con ausencia de los maestros. Creo que ese es un punto de partida sustantivo.
¿Usted piensa impulsar una reforma de la educación?
Quisiéramos un nuevo proyecto educativo nacional. Quisiéramos una nueva Constitución con un nuevo articulado sobre la educación, quisiéramos una nueva ley de reforma magisterial, un nuevo diseño de estructura curricular nacional. Queremos una serie de cosas. Pero eso depende de que nos acompañen en estos momentos las organizaciones, los gremios magisteriales. El colegio de profesores, por ejemplo, debería tener un protagonismo mucho mayor.
Una crítica que se hace es que las demandas de los maestros son fundamentalmente economicistas. ¿Cuál es su opinión?
Mira, no me siento patronal, pero definitivamente en las prioridades hay una situación perversa, nos orientan a que un economicismo nos aleje de las políticas educativas; y, entonces se salariza la prioridad magisterial. Creo que hay que mirar más allá. Creo que es estupendo que nos sintamos trabajadores de la educación. Está bien que nos sintamos parte de la mayoritaria clase trabajadora, pero debemos sentirnos profesionales también, capaces de participar en la elaboración y en los diseños de las políticas educativas. Esa una cuestión que deberíamos articular, la lucha por una remuneración mejor debe articularse con la lucha por una educación mejor.
Han aparecido una serie de reportajes que vinculan a Fenate con organizaciones subversivas y a usted se le vincula al Fenate, ¿qué podría decir al respecto?
Yo creo que soy un hombre pacífico, soy un hombre de paz. No sé si ustedes han leído a Oswaldo Reynoso, ¿conocen a Reynoso?
La última pregunta es, precisamente, sobre Oswaldo Reynoso.
Es tan grave el cargo que insinúan, violentista, terrorista, que exige no ponerme a la defensiva, ellos tienen que probarlo. Yo he optado por el silencio porque es una calumnia, ellos tienen acceso a todo mi pasado y mi presente, que me muestren pruebas de que he participado, azuzado o defendido una acción armada. Mi trayectoria es limpia, soy partidario de solucionar los problemas de una manera dialogada, lo cual no implica falta de firmeza
¿Qué opina que se califique a los maestros de Conare y de Fenate como cercanos a SL?
En todo gremio hay radicales, existe una diversidad, pero lo que une a un gremio, a un sindicato es la lucha por las reivindicaciones sociales, profesionales, remunerativas, salariales. Seguramente tenemos colegas radicales. En todos los gremios están los radicales, los moderados y los indiferentes pero todo esto se mueve a través de las ideas. El tema es, ¿están haciendo algo ilegal? ¿los discriminamos? ¿no los dejamos agremiarse? No podemos ser intolerantes. Creo que no se entiende lo que es un sindicato. Yo considero al gremio como la organización de la solidaridad. Existen también sindicatos de empresarios como la Confiep, como Capeco, ellos se organizan para defender sus intereses. Lo que existe acá es una estrategia para satanizar a los sindicatos y a las luchas sociales. En todo el mundo la presencia de los sindicatos es una manifestación de la democracia, no me parece correcto satanizar a un sindicato combativo que defiende consecuentemente sus derechos. En una democracia hay lugar para todas las ideas, incluso para las ideas equivocadas. Pero las ideas se combaten con ideas, por eso es que escogimos esta carrera.
En mi vida yo he debatido mucho con personas radicales, incluso con quienes han tenido creencias subversivas, y lo que he intentado siempre es más bien jalarlas para mi lado, convencerlas, no marginarlas porque ese no es el camino.
¿Por qué cree que se está estigmatizando tanto a los profesores?
En el caso del magisterio, concretamente, creo que el sistema le teme a la inteligencia, a la educación, a la cultura, una cuestión irrebatible es que a un pueblo educado no se le puede dar gato por liebre, el pueblo tiene sus derechos.
Entonces se estigmatiza para deslegitimar las banderas de lucha.
Los maestros solemos tener el raro privilegio de poder ver el futuro sin tener una bola de cristal, nosotros vemos el futuro del país todos los días en el rostro de nuestros niños y niñas. Y si los formamos de una manera correcta, como personas de bien, como agentes sociales de transformación para una sociedad mejor, ese futuro que queremos será más próximo. Yo creo que nos temen por eso, porque somos constructores de futuro.
Ahora hay una radicalización de la derecha.
Creo que hay un endurecimiento. La llegada de Castillo al Gobierno ha sido un hecho atípico que la derecha no acepta. Estas agresiones, estos mítines del señor López Aliaga con vivas a la muerte si no son fascistas se le están pareciendo mucho
Uno de los problemas que va a tener dentro del ministerio es la urgencia de un sector que quiere que los cambios se hagan de una manera inmediata, y que hasta hace poco ha estado luchando en las calles junto a usted. ¿Qué le diría a ellos?
Me temo que pudiera darse esta situación, no la deseo en lo absoluto. Y vamos a conversar con los colegas del SUTEP, del Fenate, para que ese temor no se convierta en una amenaza real.Yo sigo de cerca el movimiento magisterial en Latinoamérica y veo que ha sido uno de los opositores más encarnizados de los gobiernos de Lula, Evo y Correa. Creo que algo de eso puede darse también en el gobierno de Castillo en la medida de que consideran que como llegó un maestro, entonces toda su plataforma de lucha tiene que ser asumida y solucionada. Entonces es probable que algunos no vean a Castillo como el presidente de la República sino como Secretario General de la Fenate, que tiene que resolver los problemas del gremio. Pero eso me parecería una visión muy reducida. Tenemos que pensar en el país y tenemos este problema bicentenario. Es decir, no lo vas a solucionar en un corto plazo. Yo les pediría que tengan una impaciencia paciente, creo que tenemos que tener, digamos, un pliego social más amplio que el pliego del magisterio, y tenemos que avanzar hacia esas condiciones en las cuales no solamente el magisterio, sino la población en general tenga mejores condiciones de vida y de trabajo.
¿Usted teme que podría haber una medida de ese tipo durante su gestión?
No quiero imaginarme ese escenario. Sería realmente inconsecuente, desastroso, que ante el Gobierno de un maestro los maestros no avancemos junto con él.
Usted ya ha señalado sus críticas, pero ahora, ¿qué rescataría de todo el proceso de reforma de la educación de los últimos años?
Creo que lo que rescataría es esta mística, esa cuestión de mantener en vigencia este factor movilizador, este factor de creencia y que la educación es un factor de desarrollo y de progreso y que no se ha perdido. Esa es una potencialidad que está ahí, y que no se ha perdido. Tú te encuentras con un padre de familia y te dice: la mejor herencia que le puedo dejar a mi hijo es la educación.
¿Cree que nos hemos vuelto muy ansiosos con la prueba Pisa y que la acción del Ministerio se ha enfocado mucho en obtener resultados favorables, descuidando otros elementos?
Creo que en las pruebas Pisa no hay una prioridad de lo social, sino de lo instrumental. Creo que en las pruebas Pisa los estándares internacionales no se ajustan a nuestra realidad. Los indicadores no deberían venir de afuera sino tendrían que partir de acá.
Usted ha sido parte de Narración, el movimiento literario más importante del siglo XX.
Lo que dices me apena, yo creo que he traicionado mi vocación. Le saqué la vuelta a la literatura, no entendí que la literatura también era un instrumento de lucha. Consideraba que mis amigos de Narración perdían mucho tiempo en el Palermo y por eso pensé que la manera más directa, más activa era militar, hacer política, hacer acción gremial y por eso los abandoné. Ahora, la gran mayoría de Narración han sido maestros. Pero algún día quiero retornar a la literatura, ojalá que me de la vida.
Bueno Oswaldo Reynoso y Miguel Gutiérrez abandonaron la literatura por muchas décadas, y luego la retomaron.
Estuvieron en el extranjero, como te decía antes, es un territorio que si me da la vida voy a retomar. Tengo algunas cosas que he escrito. Creo que fui un desertor, algunos me consideraron una promesa literaria. Yo fui fundador de Narración, llegué a publicar en el primer número, la primera narración que aparece es la mía, pero el líder ahí era Oswaldo.
¿Cómo fue esa época?
Queríamos cambiar el mundo, soy uno de los pocos que queda vivo junto con Antonio Gálvez Ronceros. También Gonzales Viaña que todavía está en actividad. Yo creo que a todos nosotros se nos ha caído el cabello, no tenemos la lozanía juvenil, pero mantenemos incólume eso que nos inspiró cuando fundamos Narración, las ganas de cambiar el mundo.
Ministro, en realidad la entrevista ha sido un pretexto, yo solo había venido hasta acá para preguntarle si usted es Cara de ángel o no.
Bueno, cuando Oswaldo Reynoso me dedicó este libro, me decía que éramos coautores. En toda obra literaria hay mucho de ficción, pero también hay puntos de partida de la realidad. Yo soy Cara de ángel.