Fotos: Comunicación e Imagen Institucional ZAC
8 de setiembre de 2023 – 8:24 a. m.
Las investigaciones realizadas desde 2012 en el antiguo centro urbano El Molino del valle de Supe, donde floreció la civilización Caral, bajo la dirección de la doctora Ruth Shady Solís, directora de la Zona Arqueológica Caral (ZAC), Unidad Ejecutora 003 del Ministerio de Cultura, han revelado detalles asociados a la planificación y organización de los antiguos centros urbanos andinos.
En la cima del edificio público (subsector C1) de El Molino, asentamiento ubicado en la sección baja del valle de Supe (provincia de Barranca – Región Lima), área norcentral del Perú, los arqueólogos descubrieron una maqueta bien conservada, que revela un diseño urbano, constituido por un conjunto de edificios piramidales, cuyas fachadas principales se orientaban a un espacio central público. Demuestra la planificación de los antiguos urbanistas de los Andes.
La maqueta fue elaborada con arcilla y pequeños cantos rodados (piedras de río). Está compuesta por siete edificios, que tienen una altura promedio de 20 centímetros, con aproximadamente un 1 m a 1.20 m de lado.
Esta maqueta, descubierta en 2017, fue estudiada y conservada por los arqueólogos de la ZAC, y ha venido siendo presentada como una evidencia excepcional de la existencia de especialistas en arquitectura, cuyo trabajo consistió en planificar el diseño urbano de los asentamientos, distribuidos en la variada ecología del valle.
EL MOLINO
Entre los años 1994 y 1995, la arqueóloga Ruth Shady y su equipo de investigación realizaron una prospección arqueológica en el valle de Supe e incluyeron a El Molino entre los centros urbanos tempranos del valle. Este asentamiento tiene un área de 7.57 hectáreas, y fue construido sobre una planicie aluvial formada por depósitos de arcilla provenientes del río Supe.
La ubicación del asentamiento, perteneciente al Periodo Formativo (2200-1500 a. C.), permitía a sus pobladores un fácil acceso a los recursos del río y del bosque ribereño, a los manantiales, las tierras de cultivo y a los caminos que conducían a la quebrada Tayta Laynes y el litoral. El 1 de agosto de 2002 el sitio arqueológico fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación.
El Molino estuvo conformado por un edificio público piramidal mayor (Sector A) y dos edificios públicos piramidales menores (sectores B y C). Estas edificaciones fueron erigidas alrededor de un espacio público abierto de casi una hectárea de extensión. En la parte posterior de los edificios de los sectores A y B, se ubica el sector E donde se encontraron restos de viviendas. Asimismo, a algunos metros al suroeste de las edificaciones instalaron un pequeño conjunto residencial (Sector D).
En los depósitos de los edificios piramidales mayor y menor se han recuperado restos de moluscos marinos, como choro zapato, macha, oliva, caracol negro y chanque. Entre los peces, anchoveta y sardina. También hay restos vegetales, como guayaba, zapallo, frijol y algodón. Se trataba, en suma, de una economía de subsistencia mixta, agropesquera, potenciada por el intercambio del algodón.
Por las características de los componentes de la urbe, puede afirmarse que la sociedad de El Molino estuvo jerarquizada. Los salones con fogones centrales rodeados por banquetas, ubicados en la cima de los edificios, son testimonio de la realización de ceremonias en las que participaban pobladores de élite.
Además, el imponente tamaño de los edificios fue resultado de la capacidad de los conductores de ellos para gestionar el diseño y la fuerza de trabajo necesarios para construirlos. Sus funciones habrían estado relacionadas con la articulación del flujo de recursos que circulaban entre el litoral y otros centros urbanos como Piedra Parada y Era de Pando.
DATO
Por el momento este centro urbano no está abierto al público, pero se realizan a diario labores de investigación, conservación y protección del sitio arqueológico.
Desde 1994, la Zona Arqueológica Caral, bajo la dirección de la doctora Ruth Shady Solís, investiga en doce centros urbanos, de 25 identificados, vinculados con la civilización Caral, considerada como uno de los focos civilizatorios del mundo y el primero del continente americano.