Se llama Juan Cadillo, tiene 49 años y es el nuevo Ministro de Educación. ¿Cuál es su método para acercarse a los niños en una clase? ¿Qué cree de la tecnología? ¿Cómo le gustaría enseñar Historia del Perú? Así es una clase del profesor huaracino que en 2017 fue elegido uno de los mejores 50 profesores del mundo
Sentado en una de las carpetas de madera de la escuela Santa Rosa de Vitero, en Queshca, el alumno Juan Raúl Cadillo León está aburrido. Quiere jugar a la pelota de cuero Player mientras regresa a su casa, quiere trepar unos árboles nuevos que florecieron luego del terremoto de 1970 y quiere ver en el único televisor que hay en su barrio en Huaraz ese aparato futurista que nadie tiene: un Atari 1984. “Era muy juguetón, diría que hasta distraído”, dice él, esta tarde de junio del 2019, mientras espera un taxi frente a la GUE Nuestra Señora de Guadalupe. Todavía no era ministro de Educación pero ya tenía look: zapatos muy bien lustrados, camisa de cuello marinero, terno azul marino. “Pero mientras veía la TV en casa de mis vecinos, pensaba: ¿cómo puedo hacer yo mi propio videojuego?”. Treinta años después, el alumno Cadillo León es uno de los 50 mejores profesores del mundo según el concurso The Global Teacher Prize 2017. Se presentaron 20 mil postulantes de 179 países.
Nunca subestimes a ese pequeño inquieto que solo piensa en el recreo.
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Mientras vamos a Huampaní, donde el profesor Juan Cadillo León dará una charla magistral por el IX Encuentro de Docentes Líderes, clave para sostener el proyecto global Aula Digital, de la Fundación Telefónica y Fundación Bancaria La Caixa, hay tiempo para conversar. Todavía no es parte del equipo técnico de Perú Libre, el partido de gobierno, ni es hombre clave en materia educativa. Eso sí, ya es un docente ejemplar: el 2015 recibió las Palmas Magisteriales en el grado de Maestro, condecoración que otorga el Minedu a los profesores más destacados del Perú. Y un año antes se convirtió en el “Maestro que deja Huella 2014”, iniciativa social de Interbank junto con el Minedu.
—¿Le puedo hacer unas preguntas, profesor? Suena Ritmo Romántica y una horrorosa sinfonía en la Vía de Evitamiento.
—Sí, claro. Señor, baje un poquito la música para poder escuchar.
Dice entonces que es más difícil dar una clase a niños que a adultos, pues a los primeros hay que convencerlos, hablarles, ayudarles. Sugiere, como método de inducción, “acercarse y darles la mano uno por uno” a los asistentes en un aula, si estos son adultos. Eso permite, según su experiencia, que el alumno descubra al maestro de cerca, que baje al llano, no sobre un púlpito. “El profesor no es alguien que viene solo a poner una nota, sino que está para apoyar”. Prefiere caminar por los pasadizos que dejan las carpetas, hacer preguntas directas, con nombre y apellido que memoriza, detenerse en una polémica si esta se enciende en las clases. Cree en la tecnología como puerta para desarrollar la inventiva de los adolescentes, no para esclavizarlos. Por eso, dice en este taxi que avanza lento por la Prialé, que “el teléfono celular es clave hoy para estar comunicados” pero que necesita “reglas, horarios, vigilancia”.
Camino por la carretera Ramiro Prialé, de compañero el agresivo Río Rímac de verano, y cuando en el taxi en el que van tres personas se ven cinco celulares vibrando, el profesor Cadillo educa:
—Está probado científicamente que de cero a cinco años de edad, los celulares sobreestimulan el cerebro de un niño. ¿Por qué vemos tantos pequeños a los que llamamos ‘hiperactivos’ pero cuando les preguntamos algo casi no responden?
Juan Cadillo tiene hoy 49 años. La periodista Laura Urbina, corresponsal de El Comercio en Áncash, ha visto su trabajo de más casi diez años laborando en el colegio de inicial y primaria Jesús Nazareno, situado en el barrio Shancayán, en el distrito Independencia, en la provincia de Huaraz. Allí enseña a 140 niños de inicial y primaria. Hoy tiene una chance mayor: enseñarle a más de 33 millones de peruanos, población total de la nación según data del INEI, que un país educado es un país posible.
Esta tarde de 2019, y durante tres horas, ha dado una charla magistral sobre la necesidad de desarrollar las competencias digitales de los escolares. Ante 925 maestros de 20 regiones del país, ha puesto énfasis en la “Competencia 28”, presente este año en el currículo escolar y que busca que el estudiante descubra, gestione y cree en entornos virtuales.
Tras la dinámica, Juan Cadillo se toma una foto para la posteridad. Un selfie. “¿Te imaginas que los escolares aprendan programación y así creen sus propios videojuegos sobre historia del Perú, por ejemplo?”. Esa foto –y esta frase– es un mensaje: en Huampaní, un lugar de ese Perú que le paga tan poco y tan mal a sus maestros, este profesor recibe trato de rockstar. Esa imagen es, por ahora, una gran noticia. //
Fuente: El Comercio