El único país de América Latina que no celebra la Navidad el 25 de diciembre de manera oficial es la República Oriental del Uruguay, que, desde inicios del siglo pasado, considera este día como el Día de la Familia.
El resto de los países de América Latina celebra el 25 de diciembre la Navidad, cuando los practicantes de la religión católica conmemoran el nacimiento de Jesús, pero en Uruguay sigue vigente una ley de 1917 que anula esta celebración religiosa y festeja una de carácter laico.
Esta decisión se remonta a la época en la Uruguay era gobernado por el presidente José Batlle y Ordóñez, quien decretó que el 25 de diciembre sería un feriado nacional para celebrar la familia.
Batlle y Ordóñez, considerado como uno de los padres de patria uruguaya, era un liberal progresista y secular que creía que la familia era la base de la sociedad. Él quería que este día fuera un momento para que las familias se reunieran y celebraran su amor y apoyo mutuo.
La decisión de Batlle y Ordóñez fue controversial y sectores de la sociedad uruguaya, especialmente los religiosos, se opusieron a la medida, pero esta se mantiene hasta hoy día.
En Uruguay, las familias celebran este día de diversas maneras, aunque muchas familias en el país sudamericano sí celebran la Navidad en reuniones familiares o con una cena especial, como en el resto de los países de América Latina.
Batlle y Ordóñez creía que el gobierno no debería apoyar ninguna religión en particular. Al convertir el 25 de diciembre en el Día de la Familia, Batlle y Ordóñez evitó que el gobierno se asociara con una festividad religiosa.
Batlle y Ordóñez quería que el 25 de diciembre fuera un día de celebración para todas las familias, independientemente de su religión o creencias
Según datos de Latinobarómetro, Uruguay es el país de América Latina con el porcentaje más bajo de católicos. El número de practicantes de esta religión cayó a casi la mitad entre 2000 y 2021 dos décadas del 60% al 32% de la población.
El país destaca del resto de las naciones de la región por sus altos niveles de agnósticos, ateos y quienes no profesan ninguna religión. Más de la mitad de la población local dice no identificarse con religión alguna o siquiera creer en Dios, según los datos del Latinobarómetro.
La iglesia católica batalla para no perder feligreses. Este año, por ejemplo, la iglesia de Montevideo ha lanzado una campaña para que los habitantes de esta ciudad cuelguen una manta relativa a la Navidad en sus balcones, le tomen una foto y la publique en redes sociales.