El territorio peruano alberga lugares de incomparable belleza paisajística, extraordinaria biodiversidad, riqueza cultural e ideales para olvidar el estrés y recargar energías. Se trata de áreas naturales protegidas por el Estado que son auténticas maravillas naturales que vale la pena conocer alguna vez en la vida
De las 76 áreas naturales protegidas de administración nacional existentes em nuestro país seleccionamos siete maravillas naturales ubicadas en la costa, sierra y selva, las cuales han sido reconocidas mundialmente en el Top 100 Historias Sostenibles que confiere la organización Green Destinations que premia a los lugares turísticos más sostenibles y respetuosos con el ambiente y la cultura local.
A continuación, conoce siete maravillas naturales del Perú y sus cautivantes atractivos.
Esta área natural protegida, la segunda más extensa del Perú, creada el 4 de febrero de 1982 para conservar ecosistemas representativos de la selva baja de la Amazonía peruana y preservar su diversidad genética, es una vasta área de selva amazónica y bosque inundable en el departamento de Loreto, bordeada por los ríos Marañón y Ucayali.
Conocido por su biodiversidad, alberga una vasta fauna desde delfines rosados hasta monos araña y tortugas gigantes de América del Sur. También es el hogar de cientos de especies de aves, como coloridos guacamayos. Es un paraíso para los amantes de la naturaleza, con una biodiversidad que se manifiesta en más de 1,000 especies de animales y 965 especies de plantas silvestres.
Existen tres circuitos turísticos principales: la cuenca Yanayacu-Pucate, desde la comunidad Veinte de Enero, cerca a Nauta, hasta la famosa cocha El Dorado. Es la zona donde se encuentra la mayor cantidad de refugios y zonas de campamento a lo largo del río. La laguna El Dorado es considerada el corazón de la Reserva Nacional Pacaya Samiria y uno de los lugares con mayor concentración de fauna.
Existen también 15 zonas de campamento autorizado en las 8 áreas de uso turístico, tres refugios en la cuenca Yanayacu-Pucate y dos refugios en la comunidad de San Martín de Tipishca.
Ubicada en el departamento de Madre de Dios y creada el 4 de setiembre del 2000, la Reserva Nacional Tambopata tiene una variedad de hábitats bien conservados que hacen del destino una de las áreas con mayor biodiversidad del mundo y el lugar perfecto para descubrir la hermosa y exuberante selva amazónica.
Este lugar contiene algunos de los hábitats más salvajes y menos afectados de la Amazonía, y está en la lista de destinos naturales “imperdibles” en Perú y América del Sur.
El destino turístico más visitado es el Lago Sandoval, ubicado en la cuenca del río Madre de Dios. Este espejo de agua de 127 hectáreas está rodeado de palmeras repletas de guacamayos y se encuentra a solo media hora por río de Puerto Maldonado. En sus aguas, que pueden ser recorridas en botes de paseo que alquilan los pobladores locales y los albergues, habita una numerosa familia de lobos de río a la que se le aprecia cazando y acicalándose sobre los troncos. También hay una torre observatorio para una vista panorámica.
Los atractivos característicos de Tambopata son las colpas que se hallan en la orilla de los ríos reuniendo a cientos de aves (guacamayos, halcones y loros) ofreciendo un espectáculo de color y sonido espectacular (todo esto en especial entre las 5:30 y 9:00 am).
La Reserva Nacional Tambopata es una de las primeras en el Perú en impulsar una propuesta para ampliar su oferta turística e incluir a todos los sectores de la población, incluyendo a personas con discapacidad, adultos mayores y familias con niños pequeños.
En agosto del 2019, el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) inauguró un “sendero elevado de madera”, que tiene un largo de 2,800 metros. Parte desde el puesto de control de la Reserva Nacional de Tambopata y llega hasta el muelle de embarque del lago Sandoval. Esta vía ha permitido reducir el tiempo, de tres horas a 45 minutos. Además, cuenta con señalética interpretativa; zonas de embarque y desembarque en sus puntos de partida y llegada
A partir de las gélidas punas de los Andes, el Parque Nacional del Manu se estableció en 1973, entre las regiones de Cusco y Madre de Dios, con el objetivo de preservar y conservar su increíble biodiversidad.
El Parque Nacional del Manu protege una de las zonas más importantes del planeta en cuanto a megadiversidad de especies biológicas. Su gran extensión atraviesa frígidas punas que sobrepasan los 4,000 metros de altitud, agrestes montañas boscosas que dan origen a una multitud de pequeñas quebradas y valles, bosques nublados de selva alta, y finalmente el llano amazónico.
Este magnífico y único escenario natural incluye un amplio y complejo sistema hidrográfico y garantiza la presencia de una diversidad de ecosistemas poco intervenidos por el ser humano.
En estas circunstancias, la diversidad biológica que alberga el Parque Nacional del Manu se manifiesta en todo su potencial en un paisaje único en el planeta. Desde 1977 el Parque Nacional del Manu ostenta el estatus de Reserva de Biósfera. A su vez, en 1987 fue declarado Patrimonio Natural de la Humanidad otorgado por la Unesco.
Los bosques tropicales del Manu han permitido que los procesos ecológicos y evolutivos se realicen casi sin la presencia del hombre. Sin embargo, en la zona existe también una enorme riqueza cultural, representada por las actuales poblaciones indígenas en diferentes niveles de contacto con el exterior, y un patrimonio arqueológico aún no revelado en toda su magnitud.
En sus fronteras se encuentra la Reserva Territorial de los grupos étnicos Kugapakori y Nahua; el Santuario Nacional Megantoni y la Reserva Comunal Amarakaeri.
En el sector suroeste existe una asociación de agricultores conocida como Callanga. Además, en el sector noroeste adyacente al Parque Nacional del Manu, y en el interior, existe un número no determinado de poblaciones indígenas en aislamiento voluntario.
El Parque Nacional del Manu alberga una gran cantidad de especies de fauna silvestre. Se ha registrado cerca de 160 especies de mamíferos, más de 1,000 especies de aves (en su mayoría residentes), alrededor de 140 especies de anfibios, 50 especies de serpientes, 40 de lagartijas, 6 de tortugas, 3 de caimanes y 210 de peces.
Por otro lado, el número de insectos en el Parque Nacional del Manu se estima en cerca de 30 especies. Se ha registrado más de 1,300 especies de mariposas, 136 de libélulas, al menos 300 de hormigas (en un solo árbol se encontraron más de 40 especies) y más de 650 de escarabajos.
En lo que respecta a la flora del Parque Nacional del Manu, el número de especies vegetales es muy elevado. Los diversos registros indican que por lo menos existen 162 familias; 1,191 géneros y 4,385 especies identificadas. En una sola hectárea se llegó a encontrar hasta 250 variedades de árboles.
Los bosques de aguajales son uno de los ecosistemas más resaltantes, donde las palmeras de aguaje y de asaí son las dominantes. Se desarrollan sobre áreas casi permanentemente inundadas, especialmente en la margen derecha del río Manu.
También destaca la presencia del cedro, del cético, del tornillo, de la castaña, de la lupuna y del jebe.
En el corazón del Manu viven las comunidades indígenas de la etnia Matsiguenka que tienen derecho a utilizar el territorio que ocupan y realizar libremente sus actividades de acuerdo con las prácticas y costumbres tradicionales.
Con el objetivo de generar fuentes de ingresos y usos alternativos de los recursos de biodiversidad para las comunidades nativas, se fundó el proyecto Casa Matsiguenka Lodge, donde las comunidades nativas han formado su propia empresa de ecoturismo que brinda servicios de hospedaje y guiado turístico con un enfoque de conservación y aprovechamiento sostenible del área natural protegida.
Ubicado a 6 kilómetros al suroeste de la ciudad de Tingo María, en los distritos de Mariano Dámaso Beraún y Rupa Rupa, el Parque Nacional Tingo María es una de las áreas naturales protegidas más antiguas del Perú y está conformada por la cordillera de la Bella Durmiente, cuya silueta de sus picos se asemejan al perfil de una mujer acostada boca arriba.
Este impresionante destino nos invita a ingresar en su frondosa vegetación selvática con su complejo sistema de cavernas subterráneas, en que la más famosa es la Cueva de las Lechuzas, habitada mayormente por murciélagos y guácharos, uno de los mayores atractivos del Parque Nacional Tingo María.
En el recorrido podremos deslumbrarnos con las enigmáticas formaciones rocosas, grutas, galerías y los diversos arroyos de agua dulce en relajantes caminatas bajo un cielo tropical de color azul intenso y el cautivante verdor de los bosques amazónicos.
El Bosque de Protección Alto Mayo, ubicado en el departamento de San Martín, es una de las áreas protegidas prioritarias a nivel nacional. El área es conocida por su alta biodiversidad y es el hogar del mayor número de especies de aves nativas en Perú.
Esto hace del Alto Mayo un paraíso para la observación de aves. También es un gran lugar para experimentar el turismo comunitario y aprender sobre las diversas rutas turísticas alternativas administradas por las comunidades rurales.
Posee paisajes únicos y una alta diversidad biológica. Las pendientes pronunciadas de sus bosques nubosos o de neblina, fuentes naturales de conservación de recursos hídricos de las cuencas, son idóneas para la preservación de la vida silvestre y el manejo de sus valores escénicos y científicos.
Si bien su diversidad biológica ha sido poco estudiada, el Bosque de Protección Alto Mayo ha sido considerado como una de las zonas prioritarias para la conservación a nivel nacional, debido a su ubicación al sur de la depresión de Huancabamba, además del endemismo en varios grupos de especies.
Se ha registrado 17 especies de aves endémicas de distribución restringida y 23 especies consideradas amenazadas globalmente. Destaca la presencia de la lechucita bigotona, que con sus 12 centímetros es el búho más pequeño del mundo y habita los llamados “bosques enanos”. También es resaltante la presencia de cerca de 45 especies de colibríes. El alto número de falconiformes (27 especies entre águilas y halcones) indica una diversidad de fauna capaz de mantener a tantos depredadores.
Entre los mamíferos destaca el mono choro cola amarilla, el más grande del Perú y especie endémica de los bosques montanos de Amazonas y San Martín que fue redescubierto en 1974.
Se ha reportado la presencia de otras especies, tales como el oso de anteojos, el puma, el musmuqui andino, el tocón andino, un mono raro y endémico, restringido a los bosques de tierras bajas del Alto Mayo (entre los 850 y 1,000 metros de altitud) y el ya casi extinto armadillo gigante.
En cuanto a la flora en el Bosque de Protección Alto Mayo, predominan los bosques nubosos o de neblina que ocupan cerca del 72% del área natural protegida. En ellos habita una alta diversidad de epífitas, orquídeas, helechos y bromelias como la piñuela.
Dentro del área protegida se encuentra diversas cataratas como las de Santa Patricia, en la cuenca del río Serranoyacu; la Caída del Oso, en la trocha de Aguas Verdes al caserío El Triunfo; Venceremos, en la subcuenca del río Serranoyacu; Sol de Oro, en la subcuenca del río Naranjillo; y Urcochaqui, en una trocha desde el caserío Naciente del Río Negro.
También se puede visitar diversas lagunas como Onercocha, siguiendo una trocha desde Aguas Verdes y Siete Lagunas, siguiendo una trocha desde olleros. Otro punto interesante es la cueva de los guácharos en la naciente del río Negro y Bellavista.
El Abra Patricia (2,300 metros de altitud) es un punto interesante para el avistamiento de aves. Asimismo, la importancia de las orquídeas de Alto Mayo debido a su belleza y diversidad se manifiesta en el festival anual de las orquídeas, el cual se realiza todos los años en noviembre en Moyobamba.
Ubicada en el departamento de Lambayeque, esta área protegida alberga un bosque seco biodiverso, cuna de historia preinca y naturaleza viva hasta nuestros tiempos. La cultura Sicán dejó en Pómac una huella imborrable de su riqueza cultural.
Esta área protegida alberga casi 6,000 hectáreas de bosques de algarrobo, especie endémica de la costa norte peruana. Durante el recorrido podemos conocer el lazo existente entre esta cultura y su entorno natural, dos elementos que se unen para crear un paisaje cultural único, que comprende, además, diversas especies de aves endémicas y la mayor cantidad de pirámides prehispánicas de Sudamérica.
Según la lengua muchik, Sicán significa “casa o templo de la luna” y fue una cultura de la costa norte del Perú, que se desarrolló entre el 900 y 1,100 d.C. cuya capital se estableció en la zona de Pómac.
Al ingresar a la zona arqueológica, se puede apreciar a más de veinte pirámides de adobe distribuidas en un área de 45 kilómetros cuadrados, así como las tumbas de la élite Sicán, la mayor parte de ellas enterradas al pie de las pirámides.
En el bosque es imperdible la visita al mirador Las Salinas, desde donde se tiene una vista panorámica del bosque seco, las pirámides e incluso el curso del río La Leche. También conocer la casa de Karl Weiss (pionero de la actividad apícola en la región), el algarrobo con más de 500 años de antigüedad y de forma caprichosa, al que los lugareños atribuyen milagros y leyendas. También puede apreciarse la huaca Las Ventanas, una pirámide trunca de adobe con más de 10 metros de altura y que forma parte del Complejo Arqueológico Sicán, en donde se descubrió el famoso “Tumi” o cuchillo ceremonial de oro puro.
Esta área protegida alberga casi 6,000 hectáreas de bosques de algarrobo, especie endémica de la costa norte peruana. Durante el recorrido podemos conocer el lazo existente entre esta cultura y su entorno natural, dos elementos que se unen para crear un paisaje cultural único, que comprende, además, diversas especies de aves endémicas y la mayor cantidad de pirámides prehispánicas de Sudamérica.
Bajo la amenaza de la agricultura ilegal, la tala y otras actividades clandestinas, el Gobierno nacional, regional y local, junto al sector privado, las organizaciones no gubernamentales, la Academia y la población local iniciaron acciones para preservar y restaurar las áreas degradadas para recuperar la integridad de los 1.706. 47 hectáreas de ecosistemas afectados.
La Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas comprende un territorio de 221,268.48 hectáreas, y es una de las zonas de mayor belleza paisajística del Perú. Los días son calurosos con temperaturas superiores a los 20 grados Celsius, por lo que se recomienda protegerse con bloqueador solar y usar sombreros. En las noches, la temperatura desciende bruscamente hasta por debajo de los cero grados, por lo que se recomienda llevar siempre ropa de abrigo.
En las últimas dos décadas, la Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas se convirtió en destino favorito de los amantes de la naturaleza que encuentran en este cautivante lugar y su gran biodiversidad a una sucursal del paraíso en los Andes.
Y para aquellos que buscan escenarios y momentos ideales de solaz y tranquilidad, así como para recargar energías y dejar de lado el agobiante estrés citadino, la Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas reúne con creces esos atributos propios del edén.
El atractivo principal de la Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas son sus hermosos paisajes abrazados por montañas e irrigados con ríos de aguas turquesas, sus bellas lagunas, profundos cañones, impresionantes nevados tutelares como el Pariacaca.
La principal zona turística y recreativa se encuentra en las zonas aledañas a los centros poblados de Vitis, Huancaya y Vilca; y la zona que incluye a Marcatupe y la laguna Piquecocha.
Todas estas localidades están ubicadas a lo largo del río Cañete. Entre las actividades más usuales y recomendadas están las caminatas, la pesca deportiva, el kayak, el andinismo, la espeleología, la observación de aves y los paseos en bicicleta.
En el largo listado de lugares por visitar destacan las cascadas de Huancaya y Vilca; las lagunas de Piticocha, Mullucocha y Paucarcocha, en Tanta.
La Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas cuenta con más de 40 restos arqueológicos que representan una diversidad cultural alta en la zona. No solo destacan estos restos en sí, sino de manera especial se registran diversas muestras de andenería que denotan un gran trabajo agrícola en la zona.
Entre los sitios arqueológicos destaca Huamanmarca, en Carania, al que se accede desde Huancayo, a través de un camino arqueológico de una longitud de cuatro kilómetros que tiene varias escalinatas de piedra, una de ellas en forma de caracol; antes de llegar a las chullpas se aprecia una especie de muralla defensiva donde no hay obstáculos naturales. Las construcciones de piedra están enclavadas en zonas rocosas con pronunciada pendiente y grandes abismos; su ubicación estratégica sirvió a los antiguos pobladores Yauyos para defenderse de sus enemigos.
Las edificaciones muestran una influencia inca, y tenían un reservorio en la parte alta ubicado paralelamente al camino principal, que conduce agua desde la laguna Huilla, ubicada en la falda del nevado Kipala. En la parte baja de la ciudadela, se puede apreciar los andenes de Carhua, y el laboratorio inca de Huaytuya, así como morteros donde se procesaban minerales, vestigios que confirman que los antiguos moradores compartieron la actividad agrícola con la minería.
Otros sitios arqueológicos importantes son Huaquis, en el distrito de Miraflores; Vinchos y Andas en el distrito de Canchayllo. Asimismo, deslumbran las impresionantes andenerías de Laraos, Carania y Vitis, donde se puede observar cuatro tipos diferentes de andenes. También se recomienda visitar las pinturas rupestres de Cuchimachay, en Tanta y Quilcasca en Laraos.
Estas muestras avanzadas de ingeniería preinca e Inca son parte del patrimonio vivo que se mantiene dentro del lugar, puesto que muchas de estas estructuras se siguen utilizando hasta la fecha. En la reserva se puede divisar parte del antiguo Camino Inca o Qhapac Ñan que atraviesa todo el Perú. Se ha identificado un ramal que conecta Pachacamac con Jauja perfectamente demarcado con bordes de roca y caminos de tierra apisonada.
En la localidad de Laraos se encuentra la caverna más profunda de Sudamérica. Está ubicada a 4,400 metros sobre el nivel del mar y presenta un desnivel vertical de 630 metros. Por otro lado, en la misma localidad se encuentra también la cueva Qaqa Mach’ay que es la más alta del mundo a una altura ubicada a 4,930 metros de altitud, con 125 metros de profundidad.
En la cueva Pumacocha se han encontrado fósiles y otros vestigios muy antiguos que representan un gran atractivo para aficionados y para investigadores.
El nevado tutelar o apu Pariacaca es un símbolo de identificación y pertenencia cultural y natural, así como la figura central en la configuración de los asentamientos de la población de Yauyos, aspectos importantes que lograron la categorización de la primera Reserva Paisajística del Perú.
A través del tiempo, el apu Pariacaca ha significado un hito de identificación y pertenencia cultural, así como la figura central en la configuración de los asentamientos de la población de la provincia de Yauyos. Este nevado ejerce desde tiempos ancestrales una influencia en la cosmovisión y cotidianidad de las diversas poblaciones aledañas al Apu, ubicado en el distrito de Tanta, en especial las ubicadas dentro de la Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas.
Dentro del ámbito del apu Pariacaca se encuentra uno de los tramos de la red de Caminos Inca que unía al Cusco con diversos destinos del antiguo Tahuantinsuyo, como el Santuario de Pachacámac, al sur de Lima. Este tramo de 40 kilómetros comprende el abra de Saqsha, a 4,745 metros sobre el nivel del mar, hasta el pueblo de San Lorenzo de Quinti.
La ruta es considerada por los historiadores como el camino de peregrinaje más importante que conduce al nevado tutelar, vinculando prácticas culturales y religiosas en torno al apu Pariacaca. Por este sendero ceremonial transitaba todo tipo de peregrinos, los que subían desde Pachacamac (en la costa) y los que descendían desde Xauxatambo (en la sierra), rumbo al santuario de Pariacaca.
Esta área natural protegida alberga una variada biodiversidad que en el caso de la flora destacan los bosques de queñuales y rodales de puya Raimondi, que florece solo una vez en su existencia de más de cien años.
En cuanto a la fauna se pueden apreciar aves entre las que destacan diversas especies de zambullidores, el huaco, el yanavico, la huallata, y diversas especies de patos, entre otras.
Respecto a los mamíferos, se reporta la presencia del zorro andino, el venado, el gato andino, la vizcacha, el puma, el gato cimarrón, la taruca, la vicuña, la llama, la alpaca, un marsupial y varias especies de roedores.
Los pobladores de las comunidades ubicadas en el interior de la Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas han conformado asociaciones de turismo rural comunitario que les ha permitido obtener ingresos.
Los pobladores ofrecen paseos turísticos, como al mirador del Cóndor, a los bosques de puya, y a las pinturas rupestres. También ofrecen sus trabajos en artesanía.
Durante su estadía los visitantes podrán degustar platos típicos como la crema de habas, el chupe verde preparado con papa, queso, huevo y huacatay; así como el dulce de chapana preparado con yuca molida.