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Cultura

La contribución de la revolución mexicana a la Latinoamérica de hoy

La ignorancia y el oscurantismo en todos los tiempos no han producido más que rebaños de esclavos para la tiranía” Emiliano Zapata

Estado laico al 100%

Estos días se celebra otro aniversario de la revolución mexicana, y mientras en Argentina, Bolivia, Chile, Colombia y Perú se lucha para que la iglesia católica y sus nuevas aliadas[i] no interfieran en la educación pública y en otras instituciones estatales; en México, ello, se solucionó hace décadas.

Cualquier mexicano educado se sorprende e incómoda cuando observa a un presidente sudamericano jurando frente a un crucifijo o con la mano en una biblia.  Obviamente la no interferencia no se logró pacíficamente; dado que, ante las leyes de una estricta separación entre Estado e Iglesia, los curas y cófrades hacendados reaccionaron militarmente, reclutaron y armaron siervos campesinos que al grito de: «¡Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe!» entraban a caseríos y pueblos provocando matanzas tan amplias como las realizadas en la segunda guerra mundial o en las guerras de la ex Yugoslavia. Mientras los “indios” se utilizan como carne de cañón gratis, su general criollo Gorostieta, cobraba 3000 pesos de oro mensuales (60 centenarios de 50 pesos cada uno, que equivalen a ciento veinte mil dólares) y disponía de un seguro considerable para su familia. Después de aproximadamente doscientos mil muertos y mil días de combate, el gobierno, sin modificar ningún párrafo de las leyes que controlaban a la Iglesia, llegó a un acuerdo con la jerarquía católica.

General cristero Gorostieta
Milicias cristeras conformados por jóvenes y niños campesinos

Expulsión de los militares de la gestión de gobierno

De igual manera, la revolución provocó la no injerencia de los militares en la gestión pública. Cuando oficiales militares se vieron afectados por las leyes, y se limitó su participación; algunos se levantaron, aprovechando para manifestar su oposición a la educación socialista[ii] y a la expropiación del petróleo. Estos militares fueron financiados por organizaciones patronales[iii] y los norteamericanos, y mantuvieron contactos con los nazis alemanes[iv].  El estado mexicano reaccionó adecuadamente y lanzó una ofensiva mediática y militar; en lo mediático publicó avisos donde literalmente se decía: “No es lo mismo Revolución que cuartelazo, las revoluciones la hacen los pueblos y los cuartelazos los militares ambiciosos, la revolución mexicana (fue) hecha por el proletariado nacional…”, “La presente revuelta militar aumenta la miseria de la clase trabajadora… Es un crimen tratar de interrumpir una obra que beneficia al proletariado[v]. El último general rebelde, Cedillo, se opuso a la colectivización de los ejidos[vi] y a la educación superior socialista plasmada en la universidad agrícola de Chapingo, siendo derrotado militarmente y ejecutado. ¿Se imagina una Bolivia o Chile o Argentina con militares solo dedicados a seguridad y a la defensa de la autonomía ante potencias extranjeras?

Cadáver del general Cedillo expuesto al público

Organización de los trabajadores

Enrique Condés Lara, en su libro “Atropellado Amanecer”, sobre el comunismo en el tiempo de la revolución mexicana[vii] señala claramente que si bien la participación de los comunistas fue reducida, su influencia fue determinante en las instituciones de estado resultantes: “Los revolucionarios mexicanos nunca creyeron realmente en la libertad, eran partidarios de la justicia social… nunca apostaron a favor del individuo… se inclinaron por las masas (por las masas organizadas) en cierta forma influida por la experiencia soviética” , tanto así que el presidente Lázaro Cárdenas escribió: “De nada sirvió hablar de gobierno del pueblo… cuando las clases productoras carecían de tierras, de protección en su trabajo, de escuelas para sus hijos y solo se les llevaba a comicios para dar apariencia (democrática) a las oligarquías… que detentaron los destinos de la república[viii]

Condés Lara informa como Lombardo Toledano, al frente de la Central General de Obreros y Campesinos de México, de lejos la mayor organización proletaria de la época, y principal base de apoyo social del gobierno, logró el apoyo del Presidium de la Internacional Comunista, obligando al Partido Comunista de México a acatar sus directrices. Lombardo también fue el principal promotor de la política de la URSS en Latinoamérica durante la segunda guerra mundial.

Reunión de la Central General de Obreros y Campesinos de México con Toledano

Arte

Producto de la movilización social de la revolución, fue la constitución del «Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores», donde se encontraban como fundadores nada menos que: Siqueiros, Orozco y Rivera, los tres grandes muralistas, curiosamente los tres comunistas, y crearon un órgano impreso que llamaron “El Machete” que al año siguiente se convirtió en la publicación oficial del Partido Comunista de México. En su manifiesto de junio de 1924 el sindicato señala: “El arte es la manifestación espiritual más grande y su tradición indígena la mejor de todas. Y es grande, precisamente porque siendo popular es colectiva, y es por eso que nuestro objetivo estético fundamental radica en socializar las manifestaciones artísticas tendiendo hacia la desaparición absoluta del individualismo pro burgués” Mientras tanto, hoy, en Lima no se encuentra un maniquí con rasgos de poblador originario, y una cuasi indígena boliviana con el pelo teñido de rubio, utiliza la palabra “indio” de forma peyorativa mientras sostiene una cruz.

Mural «Nueva democracia» de David Siqueiros, en el palacio de Bellas Artes de Ciudad de México

La influencia de la revolución de México ha sido determinante para el actual estado mexicano y relevante para Latinoamérica. Los revolucionarios no fueron comunistas, a pesar de la gran influencia marxista, no quisieron la implantación del socialismo en el estado sucesor del virreinato de Nueva España. Como dice Condés Lara, quizás por su cercanía a los Estados Unidos o por esquemas teóricos; o quizás también por el temprano fallecimiento de movilizadores como Zapata o Villa. Mientras México todavía tiene problemas estructurales graves que solucionar, hay aspectos que el resto de Latinoamérica (salvo Cuba) no ha logrado ni alcanzar, las consecuencias están a la vista de todos, en el sistema plástico excluyente chileno, en la élite colombiana cuasi aristocrática y violenta, en los cavernarios grupos religiosos peruanos, y en la retórica de individuos como Bolsonaro o Macri.

Perfil de Zapata en éste aniversario, noviembre 2019, de la revolución en el Zócalo de Ciudad de México. Curiosamente para percibirla sobre la catedral

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