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Cultura

Los incas lograron un desarrollo en poco tiempo, que nos pasa a los peruanos de ahora

Zoila Ayvar Bazán

Sobre el imperio de los incas se han escritos muchos ensayos y tratados, de tal manera que
estos antecedentes motivan el desarrollo reflexivo de este ensayo, cuyo fin es interpretar desde la
perspectiva cualitativa, la organización y gestión de los recursos del imperio de los incas. Para tal fin, se ha seleccionado y analizado libros, investigaciones y artículos referidos a la historia de
este gran imperio. En este proceso, se ha seleccionado aquellos que de alguna manera
mencionaban sobre el manejo económico de los incas y su estructura social.

De la reflexión efectuada concluimos principalmente que los Incas lograron su desarrollo y apogeo en corto tiempo, gracias a sus capacidades de organización y el rescate de los modos y formas de anteriores culturas que se iban incorporando a su cultura Inca; cuestiones como el arte, manejo de la agricultura, la tecnología, entre otras categorías que consideraban ineludibles, los Incas lo rescataban para su aprovechamiento en favor del imperio.

La gestión de recursos constituye uno de los aspectos más importantes en cuanto a la relación
entre los humanos en una sociedad, ya que en ella el bien común es sinónimo de interrelaciones
favorables para la subsistencia de nuestra especie. Por ello su tratamiento nos invita a revisar en
nuestra propia historia cómo se operó en épocas pasadas, a fin de rescatar experiencias que
permitan fortalecer un accionar eficiente.

Alvin Toffler, publicó al finalizar el siglo XX varias obras: “El Shock del futuro”, “La Tercera Ola”. “El
cambio del poder” y “Las guerras del futuro”, en ellas sostiene que la humanidad ha vivido tres
momentos de gigantescos y trascendentales mutaciones y cambios, que pueden equipararse a
enormes olas que han cambiado a la sociedad humana. Estas revoluciones u olas son:
1. La revolución agrícola que se inició hace 10 000 años.
2. La revolución industrial iniciado hace 300 años.
3. La revolución del conocimiento, que ha empezado hacia fines del siglo XX y continua en
las próximas décadas del siglo XXI.

Si ubicamos el período incaico en el primer momento, tratamos de encontrar algunos fundamentos de gestión que posibilitaron su desarrollo, es más que probable que podamos rescatar algunos aspectos relevantes a ser considerados en las acciones de gestión. Allí radica el interés e importancia de este ensayo. Para su presentación he considerado tres capítulos: el primero hace una breve referencia histórica a la cultura andina, sus orígenes, la cosmovisión que los animaba, así como algunos aspectos complementarios, a fin de entender el escenario geográfico y cultural en que actuaron los incas; la segunda parte aborda la gestión de recursos, poniendo especial énfasis en los políticas públicas, conquista de territorio, organización de formas de poblamiento, gestión de la convivencia y la interculturalidad; aspectos que evidencian las capacidades de gestión que posibilitaron el éxito inca en tan corto tiempo. Finalizo el trabajo con algunas conclusiones.

I. CULTURA ANDINA.
1.1. Orígenes.
Los relatos o leyendas que se trasmiten a través del tiempo y por generaciones de manera oral,
constituyen en nuestra historia y en especial los que corresponden a periodos anteriores a la
llegada de los españoles una riqueza histórica y principalmente cultural, toda vez que allí se resume
la manera de pensar, sentir y actuar de nuestros antepasados. Si bien se ubican entre la invención y
realidad, en el caso de la cultura andina, la ausencia de escritura en épocas antiquísimas ha
de otorgar un lugar importante a este tipo de narraciones.

Son dos las descripciones referidas a los orígenes del grupo cultural quechua, la más difundida
menciona que Manco Capac y su esposa Mama Ocllo emergieron del lago Titicaca (Puno) y se
dirigieron hacia el nor-este en busca de mejores tierras para allí fundar su imperio; Manco Capac
portaba una vara de oro que le ayudaría a señalar el lugar de su asentamiento, es de este modo que
encontró la zona adecuada, fundando allí la ciudad de Cusco como centro político, religioso y sede de su poderío.

La segunda leyenda, alude a los hermanos Ayar con sus respectivas esposas (Ayar
Manco y Mama Ocllo, Ayar Cachi y Mama Cora, Ayar Uchu y Mama Rahua y finalmente Ayar Auca
y Mama Huaco) quienes habrían surgido de la montaña llamada Tampu Tocco, ubicada en Pacarectambo, al noroeste de Cusco, (actual provincia de Paruro). En el trayecto hacia la tierra
prometida y mediando desencuentros entre ellos, algunos se fueron quedando o desapareciendo,
para ser sólo la primera pareja quien fundara la ciudad del Cusco, que con el correr de los años se
convertiría en la capital del Tahuantinsuyo, y ciertamente el comienzo de Imperio Inca.

Como podrá desprenderse, ambas leyendas otorgan a Ayar Manco o Manco Capac el liderazgo
en la travesía y fundación del imperio; el mismo que fue creciendo en un contexto de similitud productiva junto a los grupos culturales con quienes se contactaban o convivían en su recorrido; cabe resaltar las capacidades organizativas de sus gobernantes, que ha de expresarse en un rápido
crecimiento de su poderío geográfico, social, productivo y cultural, al igual que en los niveles de
bienestar que la historia señala.

Revisando su crecimiento territorial, encontramos que llegó a tener una extensión de cuatro millones de kilómetros cuadrados, abarcando en términos actuales, desde Ecuador hasta Bolivia, Chile y Argentina; espacio en el que convivieron varias culturas. Necesidades de manejo administrativo y control social, han de llevarlos a tomar lo mejor de cada pueblo que conquistaban, acrecentando sus conocimientos, adaptándolos a su vez para lograr un Estado productivo y eficaz.

La base de su economía descansaba en la agricultura y ganadería; estaban organizados en
Ayllus, formados por familias que pertenecían al mismo “clan”, regando sus tierras o cultivos
mediante canales y acueductos, practicando en las alturas la producción agrícola mediante el uso de terrazas, compartiendo, el trabajo de la tierra, los animales y los productos que obtenían.

Si quisiéramos hacer alguna comparación con otras culturas anteriores o de esa época, fácilmente
encontraríamos el nivel de desarrollo de la agricultura, por ejemplo, en cuanto a diversidad de
especies en el caso de la papa, cultivaron más de 200 variedades; del maíz 20; en la ganadería
destaca la domesticación de la llama, alpaca, vicuña y guanaco.

En cuanto a la organización y distribución, es conocido por muchos que los beneficios de la
producción agrícola y ganadera, se dividía y distribuía en tres partes: para el inca, la nobleza y
el tercero para el propio ayllu; debe señalarse además que existían otros oficios o tareas que
contribuían al crecimiento del imperio, nos referimos a los orfebres, alfareros y tejedores.

1.2. Cosmovisión andina.
Entendemos por cosmovisión el concepto o interpretación que tienen las culturas sobre el
mundo que los rodea; en el caso de los Incas, su pensamiento fue resultado de un proceso de
evolución desde épocas pretéritas. En la visión andina el mundo es vivo, por tanto, altamente
sensitivo y emotivo; es un mundo diverso, complicado, de asociación. Los hombres, los
animales, las plantas y también los suelos, las aguas, los cerros, los valles y quebradas, las nubes
y neblinas, todo absolutamente todo cuanto en el existe es vivo.

El mundo andino es una colectividad conformada por tres comunidades: comunidad de huacas o
deidades, comunidades humanas multiétnicas (runas) y comunidad de la sallqa (naturaleza); es
un mundo comunitario en el que cada uno vive impregnado de un sentimiento de pertenencia a la
comunidad; el agua, la tierra y las plantas son parte de los miembros del ayllu, son seres vivos con la misma categoría que los runas y las huacas.

Ahora bien, en esta cultura, que es agro-céntrica, la chacra es el lugar donde se fortalece la unión
entre familias de la comunidad humana, también de ésta con la de la sallqa, así como la unión de la
comunidad humana con la de las huacas; la sallqa y deidades crían el agua, en forma de lluvia,
nevada, granizo, rocío, escarcha, haciendo correr como riachuelos y ríos; la laguna es una deidad a
quien se le ofrece muchos rituales. La tierra es considerada como la madre, pacha es el mundo
donde se desenvuelve la vida; pachamama es la huaca femenina que se identifica con la tierra y que fecundada por el agua o por el orcco hace brotar la vida en el pacha (recibe la semilla y la hace
germinar). Lo cual explica el por qué no hay actividad ni ceremonia en que ella no participe.

Acompañan en el diario vivir una serie de indicadores que influyen en el clima, por ejemplo: el brillo de las estrellas; el color y posición de las fases lunares, la presencia de nevadas, el aspecto de los celajes, el color y forma y de las nubes, la dirección e intensidad del viento, la orientación de los truenos, la coloración de los ríos, el sabor de la lluvia, la altura y nitidez del arco-iris, el halo en el sol o en la luna, la floración de las plantas, la forma de volar de ciertas aves o el modo de cantar del
zorro, entre otros, van expresando algo y de acuerdo a ello -hasta la actualidad los comuneros toman sus previsiones.

1.3. Aspectos culturales complementarios
A los aspectos señalados, resulta importante agregar su relación con el mundo exterior, toda vez
que debido a su amplio territorio, nuestros antepasados, llegaron a tener un conocimiento
bastante avanzado de la bóveda celeste, lo cual ha de manifestarse en los niveles de utilización en sus actividades religiosas y públicas; así encontramos que referente a los solsticios y equinoccios, los incas determinaban estas etapas utilizando mecanismos a los que denominaban Ceques y
otros Intihuatanas, teniendo asombrosa exactitud en los puntos de salida y puestas del sol. No puedo dejar de mencionar la relación de la astronomía y las Líneas de Nazca, hasta ahora mudas en su hablar desde los cielos.

Ellos entendían la relación o influencia que tenían los astros y en especial la luna en el comportamiento de las personas plantas y animales; determinaban cuándo sembrar, cuándo
transitar, en qué momento utilizar la madera para desarrollar actividades de construcción.
Un aspecto importante de la religión inca era el respeto de sus ancestros; pensaban que existía
una estrecha relación entre la vida y la muerte, sus momias eran tratadas con reverencia, las tenían
vestidas y adornadas, también mantenían sus posesiones más queridas; algo de lo señalado, se
mantiene hasta nuestros días.

I. GESTIÓN DE RECURSOS
2.1. Políticas públicas
Las políticas públicas al margen de disposiciones legales, administrativas y presupuestales
constituyen una forma de vinculación entre el Estado y los ciudadanos; en sociedades donde
confluyen diversas culturas, resulta necesario potenciar las relaciones, de modo que la aplicación
de las políticas resulte más exitosa; dicho de otro modo, debe responder a las necesidades
diferenciadas de un colectivo plural en términos de raza, género, etnia, entre otros. Nos estamos
refiriendo a la forma de afrontar la diversidad en una perspectiva de integración.

Es de suponer que no fue fácil para la expansión inca el integrar a esa gran variedad de poblaciones
y ambientes ecológicos a través de rasgos culturales comunes; tuvo que crearse o adecuar
mecanismos de poder, que variaron de acuerdo con el conjunto de posibilidades y expectativas que
caracterizó la situación de esa época.

El proceso de reordenamiento y expansión requería de un gran poder, lo cual pasaba porque
el Inca contase con el apoyo de los demás curacas, de sus vecinos; lograrlo implicaba el uso de la
reciprocidad y de la minka: se trataba de una especie de ruego, de ayuda, prometiendo algo a
cambio. La reciprocidad, venía a ser una especie de ordenamiento en las relaciones entre los
miembros de una sociedad, sirviendo en una economía ausente de dinero, como engranaje
entre la producción y distribución de bienes, correspondiendo a un sistema organizativo
socioeconómico que regulaba las prestaciones de servicios a distintos niveles

El Inca no impartía órdenes a los señores, sino solicitaba su ayuda y colaboración y ellos
aceptaban, mediando el ritual de fiesta y ciertamente de regalos; la historia registra por ejemplo, que una de las primeras medidas de Yupanqui fue un nuevo reparto de las tierras en los
alrededores de la ciudad, también refiere que invitó a los curacas a venir a Cusco, recibiéndolos con
grandes regalos y comidas para pedirles su apoyo en la construcción de depósitos (tambos) para el
almacenamiento de alimentos y otros objetos, apoyo con la fuerza de trabajo que ellos
dispusieran.

Ciertamente que los mecanismos más importantes de acrecentamiento del poder tuvieron estrecha
relación con lo productivo, la agricultura fue el centro o eje de la economía, asegurar su funcionamiento y del propio “Estado” implicaba la utilización de mano de obra. Conseguir fuerza de
trabajo fue una de las metas importantes de la organización cusqueña desde los primeros
momentos de su expansión; trabajos de diversa índole y sobre todo de infraestructura estatal
requerían de mucha mano de obra.

La organización del trabajo se manifestaba tres formas de interacción humana como expresión de
un accionar colectivo: la Mita, el Ayni, y la Minka, tres niveles de compensación entre el Estado y la
colectividad, entre miembros de distintas familias y al interior de la propia familia o ayllu. Allí podemos encontrar la fuerza colectiva cuya acción permitiría la construcción de templos, fortalezas, acueductos, caminos, puentes, fortalezas, explotación de minas, entre otros; las relaciones amicales entre familias, así como el funcionamiento organizado al interior de los ayllus.

Estos modelos de reciprocidad y colectivismo de organización del trabajo constituyeron la fuerza
motriz que dinamizó el desenvolvimiento de las sociedades complejas andinas.En materia de reforzamiento ideológico-cultural, los incas han de institucionalizar con mucha fuerza la
presencia de los mitimaes. Se trataba de grupos de indígenas, enviados de sus lugares de origen a
otras regiones junto a sus familias y sus propios curacas o jefes étnicos, para cumplir tareas o
funciones económicas, sociales, culturales, políticas y militares. Esta acción, afecto la demografía y a los grupos étnicos; debido al reasentamiento poblacional que caracterizó ese
período.

2.2. Conquista de territorios.
Haber extendido su territorio inicial hasta convertirlo en el más extenso de américa precolombina, llamado Tahuantinsuyo, comprendido por los actuales territorios correspondientes al extremo suroccidental de Colombia en la frontera, pasando por Ecuador, Perú, el oeste de Bolivia, la mitad norte de Chile y el norte, noroeste y oeste de Argentina; puede explicarse a través de la realización principalmente de acciones militares.

Es de imaginar la existencia organizada de ayllus y familias cuyo progreso estuvo bajo la conducción o mando de líderes, quienes ante la presión guerrera de los incas actuarían cediendo y aceptando condiciones a fin de evitar el exterminio de sus integrantes. Es interesante constatar como señala Rostworowski (2018), que este grupo, desempeñó un papel importante hasta que fueron desbaratados por los incas al surgir el Tahuantinsuyo, siendo relegados al rango de
curacas.

La expansión inca fuera de Cusco se llevó a cabo gracias a una estrategia que combinaba lo militar
con lo social, asegurando niveles de convivencia entre los distintos grupos culturales; recordemos
que el Imperio Inca se había formado solo 100 años antes, cuando las etnias cusqueñas impulsadas por Yupanqui Pachacuti obtuvieron la victoria frente a la confederación de estados
chancas en 1438, desplegándose desde su capital para aplastar a los muchos pueblos indígenas de la región.

El crecimiento o apogeo en tan corto tiempo y la construcción de alianzas, tuvo en consideración la
situación de poderío y fuerza de cada curacazgo, que guardaba relación por un lado con la riqueza
de cada uno, y por otro, con la forma en que eran recibidos; los curacas tenían dos opciones:
rendirse ante el ofrecimiento de la reciprocidad y de las exigencias del sistema, o luchar con las armas por su independencia. En la mayoría de los casos, la sola presencia de las tropas incas era suficiente para la anexión de las macro etnias al Tahuantinsuyo.

Crecimiento y fragilidad de las bases o estructura del Estado, caracterizará el mencionado apogeo,
debilidad que ha de evidenciarse a la llegada de los españoles y la derrota que sufrieran.

2.3. Organización de formas de poblamiento

Como es de suponer, la organización inca necesitaba de rutas para enviar a sus dignatarios:
administradores, visitadores, jueces, quipucamayo, entre otros, requería contar con facilidades para los corredores, portadores de noticias y mensajes, entre otros; por ello, la construcción de sendas o
vías de comunicación terrestre ha de constituir uno de los rasgos más importantes en materia
organizativa del imperio.

Se trataba de una red de caminos longitudinales, de penetración o transversales y puentes, a través
de los cuales estaba asegurado el flujo continuo de bienes y tributarios por todo el imperio; el Qhapaq Ñan (camino poderoso o gran camino), fue ideado como el principal eje sobre el que se organiza y reinventa el territorio, conformando un verdadero sistema compuesto por una serie de instalaciones a lo largo de su recorrido, red que implicaba, además: tambos y depósitos.

Este extraordinario e interesante sistema de caminos por zonas donde los contrastes por las
características geográficas son bastante expresivos, ha de transitar desde alturas a más de
6000 msnm hasta la costa del pacífico, pisando por bosques tropicales húmedos, valles fértiles y
desiertos áridos; con un trayecto de unos 30,000 kilómetros fue construida aprovechando en parte
infraestructura ya existente, teniendo como meta facilitar las comunicaciones, transporte y el
comercio, además de ser utilizado con fines ofensivos en su carrera de expansión.

Conforme se ha señalado, esa red cumplía con diversas funciones relacionadas con las políticas
de expansión y control de los incas, entre las cuales podemos mencionar el almacenaje para consumo, vigilancia, control, religiosidad, ceremonialismo y administración. Al respecto Pease
menciona: “La idea general es que los centros construidos para la administración estatal y
concentraciones de mano de obra destinada a trabajos específicos se encuentran construidos a lo largo del camino incaico, formando escalones de redistribución al lado de los tambos”

2.4. Gestión de la convivencia.
La existencia de muchos grupos culturales que provenían de épocas anteriores a los incas exigía
capacidades de convivencia para el éxito de su asentamiento y posterior apogeo; diversos aspectos confluirían para que ello ocurra; lo cierto es que lograron ordenar las relaciones entre los distintos grupos culturales y ciertamente entre las personas. Por los datos históricos sabemos que era justamente el inca quien tomaba las decisiones, apoyado por algún séquito, determinaciones de
diversa naturaleza, requerían de personajes que tuviesen conocimiento sobre el particular, pero era
el inca quien disponía resoluciones acertadas o no.

El reconocimiento de su poder se reflejaba en el respeto que le tenía la población, al igual que en
una serie de comodidades relacionadas con su vida pública y privada. En toda sociedad se estructuran normas de convivencia; en ese periodo los principios de reciprocidad y redistribución, permitía una relación adecuada al interior de las comunidades, la ayuda mutua, cooperación, así como los intercambios regulados, jugaban papel importante en las relaciones interpersonales. Por ejemplo, las labores agrícolas eran ejecutadas por todos los miembros de un ayllu en virtud de los lazos de reciprocidad vigentes, y el producto del trabajo era repartido también entre todos.

De modo que la atomización del poder existente en periodos anteriores cambió de una manera original a un nivel de centralización, ya que los jefes principales aceptaron la preeminencia del Inca
reconociendo el nuevo ordenamiento estatal.

Centralización del poder, organización de la sociedad, administración para crecer y desarrollar,
constituirían características notorias de una sociedad, que no podía mantener niveles de igualdad entre sus miembros, de modo que la grandeza señalada, de ninguna manera significó que las diferencias al interior de la población hubiesen desaparecido, pues el nuevo ordenamiento posibilitó la existencia de una serie de grupos que desempeñaban distintas funciones, recibiendo tratos diferenciados.

2.5. Interculturalidad
La existencia de varias culturas que fueron sometidas transitó aceptando su condición de tales
al percibir que su manera de pensar, sentir y actuar no era destruida de manera violenta, por el
contrario, se les otorgaba una serie de posibilidades a fin de que su relación con la nueva administración resultara favorable para ambos.

Este escenario tuvo que ver con estrategias que evidenciaron políticas interculturales, empezó a
darse forma a un nuevo tipo de sociedad donde sus miembros interactuaban y a la vez enriquecían su cultura de un modo más solidario que abrupto. Se trata de una experiencia necesaria y novedosa, era la búsqueda de relaciones respetuosas entre distintas culturas, las cuales no se entiende almargen del reconocimiento de sus modos de vida; transito nada fácil que devendría en una convivencia relativamente acogedora de la diversidad. Lo que de ninguna manera ha de negar
el mantenimiento “oculto” de modos de vida históricamente ancestrales en cada una de ellas y
en cierto modo el fortalecimiento, aunque escondido de sus identidades en un escenario de
sincretismo religioso, cultural y porque no decirlo social.

De ese modo ha de darse pasos importantes en la construcción primitiva de una política de
interculturalidad, como necesidad para vivir entre los diversos grupos sociales. Recordemos que
estuvo presente el desplazamiento de personas de su lugar de origen a otros de destino, para
instalarlos en ambientes diferentes, de modo que los pueblos y sociedades de entonces, albergaron
a su interior, poblaciones de diferentes culturas que convivieron en el día a día; cantidad que en estos momentos resulta difícil cuantificarlos.

Importa señalar las culturas son el resultado de una serie de interacciones, por tanto, asimilan algunas características de otras, siendo resultado de una constante, continua y mutua fecundación; de modo que el mestizaje de nuestra cultura tiene en las experiencias ancestrales su punto de partida. La diversidad cultural presente en las sociedades antiguas va de la mano con su expresión
idiomática, toda vez que las lenguas representan la estructura de central de las culturas, en tanto
portadoras de su cosmovisión, valores y ciertamente de su identidad.

No debemos olvidar que la existencia y permanencia de una cultura está estrechamente
relacionada con la comunicación, debido a que es en la interrelación e ínter actuación de las personas en las que la cultura se crea o recrea; tampoco desdeñar que el diálogo entre diferentes culturas basado en la comprensión y respeto, permite establecer vínculos y bases comunes,
constituyendo a la vez garantía para la convivencia, en tanto que unida a la capacidad para expresarse, está presente, la voluntad y la facultad de escuchar las opiniones de los demás.

El diálogo intercultural, experiencia incaica, tuvo que afrontar la construcción en la práctica de
relacionamiento entre diversos de competencias interculturales, vale decir de capacidades para
relacionarse adecuadamente con los que son diferentes.

Un reconocimiento a la trascendencia de esta ancestral política intercultural nos lleva a recordar
que, en las culturas del Perú, hay por lo menos tres factores que han influido: las tradiciones indígenas, las correspondientes a la colonia y las distintas acciones políticas, educativas y comunicacionales, que se han ido presentando a través del tiempo. La diversidad, tradiciones y horizontes culturales que coexisten en nuestro país, constituyen recurso y riqueza; y es justamente a partir de este reconocimiento y de la necesidad de responder a esta diversidad, que la interculturalidad viene a ser, el camino obligado que tenemos que transitar los peruanos, si en verdad apostamos por un país que respetando la diversidad busque la unidad y el bienestar social.

CONCLUSIONES
1. Los Incas lograron su apogeo gracias a su capacidad de rescatar avances organizativos de
anteriores culturas, reestructurándolas y adecuándolas a las nuevas circunstancias y en un escenario de diversidad geográfica, ecológica y cultural.

2. El sistema de reciprocidad constituyó la columna vertebral del crecimiento y apogeo de
la sociedad inca; obligándolo al acrecentamiento de la producción agrícola y explotación ganadera, mediante el uso de diferentes tecnologías, así como al empleo masivo de los mitimaes y yanas.

3. En la cosmovisión andina, el mundo es vivo, de simbiosis de la diversidad, todo cuanto en él
existe tiene vida; los hombres, animales, plantas, suelos, aguas, cerros, valles, nubes,
absolutamente todo.

4. La culminación de la civilización andina fue la construcción de un imperio por parte de los
incas, en tan solo un siglo, alcanzando un nivel de bienestar material en general. Además,
llegaron a tener un conocimiento bastante avanzado de la bóveda celeste, sus saberes en
cuanto a la astronomía, las relacionaban con la vida en sí.

5. Al ser el hombre parte del universo, el respeto y convivencia con la naturaleza, constituía la
columna vertebral del funcionamiento de la sociedad inca, por ello las actividades productivas expresando el respeto y convivencia con la naturaleza, al igual que entre los humanos, se ubicaría en una perspectiva de sustentabilidad.

6. El propósito del gran camino inca (Qhapaq Ñan) fue mantener comunicado un enorme territorio,
sirviendo como rutas de comercio, actuando como articulador económico e ideológico;
uniendo lugares de culto, comercio y administración.

7. Su expansión, ocurrió debido a la utilización de una estrategia que combinaba lo militar con lo
social, asegurando niveles de convivencia entre los distintos grupos culturales, los principios de
reciprocidad y redistribución le permitieron una relación adecuada al interior de las comunidades, posibilitando elevar la interculturalidad al rango de política pública.

8. La astucia incaica de desplazamientos de poblaciones que se produjeron a lo largo de todo el territorio del Tahuantinsuyo, por un lado, contribuyeron a los mestizajes interétnicos, acentuando la amalgama cultural, fracturando escenarios culturales locales y regionales; y por otro, afianzó sus estructuras organizativas a partir de una política de interculturalidad.

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