Por: Karla Morales
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Son 431 los centros ceremoniales prehispánicos ubicados en diferentes distritos de la capital. De estos, 377 tienen la condición de patrimonio cultural. Sin embargo, solo 27 han sido saneados, puestos en valor y pueden recibir fondos públicos para su conservación, restauración e investigación. Mientras tanto, 404 huacas no reciben atención alguna.
Según el arqueólogo Luis Sánchez, el abandono de estas huacas es consecuencia de cuatro factores: “Primero, la burocracia del Ministerio de Cultura. Segundo, el presupuesto insuficiente: no se cuenta con los recursos necesarios. Tercero, el Perú tiene mucho patrimonio cultural, por ello, su manejo es complicado”, asegura. La cuarta causa es la escasez de profesionales para atender nuestro patrimonio cultural. Según Sánchez, “a nivel nacional existen 80 mil sitios arqueológicos declarados prehispánicos. Somos pocos arqueólogos si comparamos la cantidad de sitios”. Hasta el 2020, el Colegio Profesional de Arqueólogos del Perú había registrado tan solo 1908 agremiados.
«En realidad no ha sido un ministerio sólido, sino una fachada», afirma Luis Sánchez sobre el Ministerio de Cultura.»
A pesar de que el patrimonio cultural se encuentra protegido por el artículo 73 de nuestra Constitución, por la ley N° 28296 y por el Ministerio de Cultura, aún existen recintos arqueológicos desprotegidos y en riesgo de desaparecer.
El arqueólogo Luis Sánchez cuestiona la labor del Ministerio de Cultura: “En realidad no ha sido un ministerio sólido, sino una fachada. Han pasado más de diez años desde su creación y en realidad poco se ha podido avanzar en conservación y protección de nuestro patrimonio cultural”.
La realidad nos muestra huacas que han sido saqueadas, otras han sido invadidas y convertidas en lugares sórdidos. Esta situación debe cambiar asumiendo responsabilidades. “En la práctica, quien debería de encargarse de sus sitios arqueológicos es la ciudadanía”, propone Sánchez. Un caso de éxito es el Parque de la Huaca Chica, un sector del complejo arqueológico Mateo Salado, según cuenta el arqueólogo: “Todos los vecinos van y juegan. Ellos cuidan de su huaca y conocen su historia”. Mateo Salado se encuentra en el distrito de Lima, en el límite Con Breña y Pueblo Libre.
Luego de que se publicara el Reglamento de Investigaciones Arqueológicas en el 2014, la inversión privada se convirtió en una alternativa para que los arqueólogos realicen trabajo de campo. Desde entonces, toda construcción civil debe presentar al Ministerio de Cultura un proyecto de evaluación arqueológica realizada antes, durante y después de su ejecución. “Los planes de construcción motivados con inversión privada han permitido encontrar evidencias y delimitar nuevos sitios arqueológicos”, concluye Sánchez.