Una historia digna de un guión cinematográfico fue la que protagonizaron tres hermanos argentinos que fueron separados al nacer y que se reencontraron décadas después.
De ellos, destaca considerablemente la experiencia de los gemelos Sebastián y Mariano, que un día, cuando tenían 14 años, se conocieron en una discoteque, notaron su evidente parecido físico, pero jamás imaginaron su vínculo sanguíneo.
Sebastián y Mariano
De acuerdo al reportaje publicado por Infobae, el primer indicio de que algo pasaba fue a los 13 años. Mientras Sebastián practicaba natación, una compañera le dijo: “Sos igual a un chico que va al club con nosotros (sic)”. Sin embargo, el adolescente no le tomó importancia.
La segunda vez todo se hizo más confuso, cuando a los 14 años y tras asistir a una discoteque, notó que mucha gente lo miraba, como si lo conociera. Esa misma noche, se topó con un joven idéntico a él, al punto que los amigos de ambos terminaron confundiéndolos.
Pronto, la curiosa situación se tornó jocosa, y tras una serie de preguntas, se percataron que tenían la misma edad, mes y año de nacimiento (abril de 1977). Además, vivían a 30 cuadras de distancia y jamás se habían visto.
Pese a que el parecido entre ambos pudiese develar un parentesco, ambos muchachos argentinos jamás repararon en ello.
“Nunca me imaginé semejante historia. ¿Viste que dicen que todos tenemos un doble en algún lugar del mundo? Bueno, para mí era mi doble, y vivía justo acá, en Rosario”, explicó.
La razón de su separación
Pasó el tiempo y comenzaron a frecuentar los mismos lugares. A los 18 años, Mariano le preguntó a sus padres si era adoptado y estos respondieron afirmativamente, sin embargo Sebastián nunca quiso consultárselo a los suyos.
En 2001, cuando tenían 24 años, Sebastián se enteró que Mariano había sido dado en adopción, lo que lo motivó a querer saber si eran hermanos gemelos e, incluso, si eran hijos de desaparecidos políticos. Así fue como acudieron a las Abuelas de la Plaza de Mayo.
Tras hacer las consultas pertinentes, Sebastián se enteró que era hermano gemelo de Mariano además de ser un “niño apropiado”, término que hace referencia a los casos en que lactantes son vendidos por las matronas, con partidas de nacimiento con datos falsos.
Además, ninguno de sus padres que los adoptó sabía que sus hijos tenían un hermano gemelo, por lo que también fue una sorpresa para ellos.
La tercera hermana
La tercera hermana es Maria Grazia Quintana, quien siempre sospechó, desde muy pequeña, que algo extraño ocurría en su familia.
“Cuando yo tenía 9 años, mis viejos trajeron un bebé de Corrientes. Eso me hizo pensar que yo había llegado a sus vidas de la misma manera, de un día para el otro”, señaló a Infobae.
Nunca habló del tema con sus padres, por miedo a reaccionar de mala manera con ellos al conocer la verdad. Con el pasar de los años, ambos murieron, y fue ahí cuando todos a su alrededor le confesaron que en realidad ella era adoptada y que, incluso, había sido comprada.
Un día, decidió integrarse a una organización dedicada a reunir a familiares separados. Fue así como, cuando la llamaron para hacerse un examen bucal para tomar su ADN, se topó, por casualidad, en la clínica con sus hermanos perdidos, Sebastián y Mariano. Tiempo después, se enteró del parentesco que tenía con ellos.
En ese entonces ella tenía 49 años y ellos 40. Hoy tiene 52 y disfruta el día a día junto a su nueva familia.
“A veces te sentís reprimido para abrazar, dar un beso, porque bueno… recién nos conocemos. Pero el amor está, yo ahora sí me siento parte”, dijo.