Mudo Social – Noticias del Perú
Cultura

Señor de Muruhuay: conoce las claves de esta festividad religiosa que se celebra en Tarma

El distrito de Acobamba de la provincia de Tarma, en la región Junín, se convierte en el mes de mayo en el epicentro de una de las celebraciones religiosas más icónicas y de mayor fervor religioso de Junín y del Perú: la Festividad del Señor de Muruhuay. Esta solemnidad conmemora la aparición milagrosa del “Cristo de la roca” en las faldas del cerro Shalacoto, ubicado en el poblado de Muruhuay.

La multitudinaria convocatoria y despliegue de tradiciones que caracterizan a esta festividad le valieron, el 25 de abril de 2017, la declaratoria de Patrimonio Cultural de la Nación por parte del Ministerio de Cultura.

Si bien la fiesta se produce esencialmente en mayo, hay ciertas actividades que se desarrollan con anticipación, entre ellas cabe destacar por su contenido simbólico el acopio de leña para la preparación de los alimentos.

La fiesta se desarrolla en tres partes: la víspera, el día central y el despacho. Durante la mañana del día de víspera, el mayordomo acostumbra a dar el cumplido, un ofrecimiento de panes, golosinas y chicha de jora que ofrece a quien haya sido escogido como su sucesor para la fiesta del año siguiente. También se elaboran coloridas alfombras de flores y se organizan las comparsas de músicos y danzantes que se presentan como tributo al Señor de Muruhuay.

En la actualidad la fiesta dura todo el mes de mayo y, en algunos casos, se prolonga hasta el mes de junio o meses siguientes. Su culto es conocido en todo el Perú e incluso ha traspasado fronteras, estableciéndose hermandades del Señor de Muruhuay que organizan sendas actividades religiosas y culturales en honor a esta venerada imagen.
Las actividades principales de la festividad empiezan con una procesión que parte desde el santuario hasta la ciudad de Tarma trasladando las andas y la venerada imagen a bordo de una movilidad.

Al llegar, recorre las principales avenidas y calles de la urbe. Por la noche se celebra una misa en honor al Señor de Muruhuay en el templo de Santa Ana. Al concluir la ceremonia litúrgica empieza una procesión de las andas de la venerada imagen por el perímetro de la plaza de Armas de Tarma.
El 3 de mayo, día central de la celebración, se desarrolla la peregrinación hacia el santuario del Señor de Muruhuay, partiendo las andas y la imagen a bordo de una movilidad desde el templo de Santa Ana. Alrededor de una hora después, al llegar al sector de La Florida, las andas de la venerada imagen son trasladadas en hombros de los feligreses hasta el santuario. Al caer la tarde está previsto el arribo al santuario y el inicio de la misa en honor del Señor de Muruhuay. 
La Resolución Viceministerial  067-2017-VMPCIC-MC, del Viceministerio de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales del Ministerio de Cultura, establece que esta distinción responde a que Festividad del Señor de Muruhuay es “una expresión masiva de la fe cristiana cuya aparición coincide con el nacimiento de la vida republicana en nuestro país”, constituyéndose en una de las festividades religiosas de mayor importancia y duración en la sierra central al conjugar variedad de elementos tales como las alfombras de flores, las cúpulas y un muestrario representativo de las danzas más importantes de la región Junín.
El Señor de Muruhuay es la imagen de un Cristo crucificado pintado en la superficie de una roca en el cerro Shalacoto, en el poblado de Muruhuay, distrito de Acobamba. La veneración surgió en 1835, cuando unos pobladores notaron la existencia de una cruz de color rojizo sobre una gran roca a la que era difícil acceder, por lo que atribuyeron este hecho a un milagro. De inmediato avisaron a la comunidad lo que habían visto y cuando todos los habitantes vieron la cruz, consideraron importante pintar sobre ella a Cristo crucificado al que se encomendaron pidiéndole que acabe con la epidemia de viruela que asolaba a esa localidad y a todo Acobamba.
En efecto, la epidemia cesó y en agradecimiento a lo que consideraron una gracia divina se construyó, en 1827, el primer santuario en honor al Señor de Muruhuay, palabra que en el idioma quechua significa “Casa o lugar de la viruela”.
Otra versión popular refiere que en 1824, durante la guerra por la independencia, un soldado realista huye ante de la derrota de su regimiento en la célebre Batalla de Junín y, siendo pariente del sacerdote de Acobamba, se refugia cerca del cerro Shalacoto. Allí habría descubierto la imagen de Cristo. Otro relato indica que el soldado graba con su espada una cruz en la piedra en agradecimiento por haber salido con vida de la batalla, y en ella aparece pintada luego la imagen de Cristo crucificado.

Una constante en estas historias es que el sacerdote local se niega a creer en la aparición de Cristo e incluso intenta ocultar el hecho cubriendo la imagen, hasta que es obligado a reconocer su error, porque Cristo se revela ante él y por la difusión de los testimonios de otros testigos sobre la aparición, se genera una creciente legión de creyentes.

Los relatos indican de este modo el origen popular del culto y su posterior institucionalización, estableciéndose la festividad en mayo, cuando se celebra al Señor de Muruhuay en el calendario festivo católico.
Debido al aumento creciente de peregrinos y a la necesidad de dar mayor prestancia al espacio de culto, una nueva capilla fue inaugurada en 1835.

En 1926 se formó un comité por la construcción del Santuario de Muruhuay, el mismo que fue inaugurado y bendecido por el Obispo de Huánuco, Monseñor Francisco Rubén Berroa, el 1 de mayo de 1928.

En la década de 1960 se planteó otra vez la necesidad de construir un templo más grande, el cual fue edificado y consagrado en 1972, siendo diseñado por el arquitecto suizo Kristian Telg. En el atrio central se aprecia la imagen principal en el lado izquierdo del Santuario, acompañada por imágenes de la vida y pasión de Cristo hechas en tapices tejidos en San Pedro de Cajas.
La danza ocupa un papel central en esta festividad. Consiste en una serie extensa de bailes tradicionales que se representan primero en la explanada del templo, para recibir a los fieles a la salida de las misas, y luego en formación de pasacalle, como parte de las procesiones.

Se trata de danzas de gran popularidad de la región andina de Junín, como la Chonguinada, la Tunantada, el Jaracolito, la Arpahuanca, la Huancadanza, la Quiulladanza, el Huaylarsh, los Shapish, La Morenada, el Anti de Huaricolca, los Negritos Huaniquillanos, los Chunchos de Paccha, entre otras.
Entre estas danzas que son parte de la celebración destaca la Chonguinada, declarada Patrimonio Cultural de la Nación el 9 de abril del 2022. Se trata de una colorida representación de los caballeros españoles de la ciudad de Santiago de León de Chongos Bajo, con una vestimenta derivada del traje europeo del siglo XVIII y coreografía que caricaturiza los pasos de salón, con su cadenciosa gracia.

La fama de esta danza es extensiva a toda la región andina de Junín, siendo tradicional en la celebración en honor al Señor de Muruhuay, fiesta en la que es representada por numerosas comparsas. Como parte de la comparsa, los chonguinos tienen como contraparte al cuerpo de los chutos o siervos indígenas, que se desplazan de modo marginal y más bien caótico.

Es significativo que los chonguinos sean usualmente representados por pobladores provenientes de las ciudades, mientras los chutos, lo son por los pobladores rurales de los anexos. La Chonguinada también incluye hoy al personaje del caporal o patrón cuya figura remite al arriero del noreste argentino, y al abre campo, quien premunido de un látigo permite el paso de la comparsa por las calles de la ciudad.

Las comparsas de Chonguinada presentes en la festividad del Señor de Muruhuay proceden de diversos distritos y centros poblados de Tarma, pero también de las provincias de Valle del Mantaro como Jauja, Concepción, Chupaca y Huancayo, así como de la provincia norteña de Junín, de la región Pasco e incluso de la selva central, y a estas se han sumado las provenientes de Lima Metropolitana.
La parafernalia que acompaña a la procesión del Señor de Muruhuay está compuesta por las alfombras de flores, arte efímero destacado por sus complejos diseños y por la producción de una amplia variedad de flores en la región, así como por las cúpulas, conocidas por su forma como medias naranjas, originales de la celebración de Semana Santa, por las que la comitiva en procesión debe pasar y hacer un alto para conceder la bendición a los responsables de su elaboración.

Otra atracción que acompaña a la fiesta, y que ayuda a darle mayor espectacularidad, es el uso de fuegos artificiales, de los cuales el más importante es el de la víspera.
La comida típica preparada para esa festividad incluye una amplia variedad de platos como la pachamanca, la patasca, el picante de cuy y el puchero, además se elaboran y expenden diversos tipos de panes.

Entre las bebidas destaca la chicha de jora, preparada con maíz amiláceo y otros vegetales que se someten a fermentación.

Related posts

Qhapaq Ñan: el camino de los incas pasa por Colombia y así puede recorrerlo

Maco

Exposición “Colores del Altiplano” se presenta hasta el 5 de diciembre en Casa Rubens

¡El tenor peruano que conquistó el mundo! Juan Diego Flórez cumple hoy 51 años

Maco

Leave a Comment