Fue el último curaca del valle del Rímac. Taulichusco “El Viejo” era curaca de Lima cuando los españoles llegaron con Francisco Pizarro a la cabeza para fundarla como capital del país sitiado, un 18 de enero de 1535.
El viejo curaca no opuso resistencia, los recibió con cortesía y fue colaborador, con la intención de que no sometiera a su pueblo. Taulichusco ya tenía noticias de su presencia en el Tahuantinsuyo. , por lo que era consciente de que los españoles llegabana a despojarlos de todo lo que tenía. Cuentan algunos cronistas, que para evitar la humillación y esclavitud de su pueblo, ordenó a sus súbditos que se esparcieran por el vasto territorio, no sin antes arengarlos con su frase histórica: “No vamos a desaparecer”.
Lamentablemente, de muy poco sirvió su afán de que se respetara la dignidad de ellos, pues los que quedaron en la ciudad fueron sometidos para convertirse en yanaconas. Luego se dieron hechos sangrientos en la lucha por la defensa de sus territorios que culminó con el asesinato de Taulichusco.
Hoy, los peruanos lo recordamos con una piedra en el pasaje Santa Rosa