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Virreinato del Perú: origen, historia, organización y economía

El Virreinato del Perú fue una de las entidades políticas y administrativas que el Imperio español creó en sus colonias americanas después de la conquista. Tras someter al Imperio inca y después de unos años marcados por el conflicto entre los conquistadores, el rey emitió una Cédula Real en 1534 con la que creaba el Virreinato.

Los territorios que comprendía el Virreinato del Perú fueron muy amplios. En su momento de mayor esplendor, abarcaba los actuales Perú, Ecuador, Bolivia, Colombia, parte de Argentina y Chile. Después, tras las reformas borbónicas, perdió parte de sus dominios en favor de nuevos virreinatos.

Virreinato del Perú en 1650 – Fuente: Daniel Py [CC BY-SA 4.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0)], a través de Wikimedia Commons

Antes de esa partición, que provocó que perdiera parte de su importancia, el Virreinato había sido la principal posesión del Imperio español. Las riquezas que producía, especialmente los minerales extraídos en sus yacimientos mineros, proporcionaban grandes beneficios a la corona española.

A principios del siglo XIX, tal y como ocurrió en el resto del continente, se sucedieron las rebeliones en contra de la metrópolis, lo que desembocó en una guerra en la que participaron también tropas del Río de la Plata. Tras algunos años de conflicto, los diversos territorios del Virreinato fueron declarando su independencia.

Origen

Los españoles finalizaron la conquista militar del Perú en 1534, cuando los conquistadores liderados por Francisco Pizarro tomaron la ciudad de Cuzco. Con esto, desaparecía el Imperio Inca y comenzaba el dominio español en sus antiguas tierras.

Enfrentamiento entre los conquistadores

Poco después de conseguir su objetivo, los conquistadores comenzaron a enfrentarse entre ellos. Las disputas sobre quién debería ostentar el poder y qué zona le correspondería a cada uno, hizo que Pizarro y su compañero Diego de Almagro se enfrentaran a partir de 1537.

Almagro fue ejecutado por sus rivales en 1538, aunque eso no acabó con la guerra. Así, su hijo Almagro el mozo logró vengar su muerte cuando sus seguidores asesinaron a Pizarro en 1541. Enseguida, los almagristas nombraron a su líder gobernador del Perú y se rebelaron contra las autoridades nombradas por el rey de España.

Finalmente, Diego de Almagro el Mozo fue derrotado en la batalla de Chupas. Tras ser juzgado por traición, fue condenado a muerte.

Este conflicto, que se prolongó aún más en el tiempo, fue la causa principal de la creación del Virreinato. El rey, entre otras cosas, pretendía poner punto final a las disputas de poder en la zona.

Historia desde la creación hasta el final

Daniel Py [CC BY-SA 4.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0)], from Wikimedia Commons

Además de pretender consolidar su autoridad, la Corona trataba de terminar con los abusos contra los indígenas en la colonia. Para ello, Carlos I promulgó las llamadas Leyes Nuevas mediante las que creaba la Real Audiencia para administrar la justicia civil y penal. Estas leyes prohibían el trabajo forzado de los indios y abolían las encomiendas hereditarias.

Poco después de la promulgación de esas leyes, en 1542, el rey acabó con las antiguas gobernaciones de Nueva Castilla y Nueva León. En su lugar, creó el Virreinato de Perú. Su capital fue establecida en Lima, denominada entonces Ciudad de los Reyes. El primer Virrey fue Blasco Núñez de Vela

Primer virrey

Blasco Núñez Vela fue nombrado oficialmente virrey el 1 de marzo de 1534. No obstante, su autoridad fue muy reducida, ya que los partidarios de Pizarro y Almagro (ambos ya fallecidos) seguían con su guerra por el poder.

Finalmente, Gonzalo Pizarro asesinó a Núñez Vela, provocando la ira de la Corona española. Carlos I envió al Virreinato a Pedro de la Gasca bajo el título de Pacificador. Su misión era acabar con el conflicto y estabilizar el territorio.

Una vez en Perú, La Gasca empezó a convencer a los partidarios de Pizarro para que lo abandonaran. Su táctica resultó un éxito, ya que los capitanes de Gonzalo Pizarro se pasaron al bando del Pacificador cuando, en 1548, iban a enfrentarse en una batalla cerca de Cuzco.

La derrota de Pizarro fue aplastante, siendo capturado y ejecutado por alta traición al rey.

Reparto de Guaynamarina

Aparte de su misión principal, Pedro de la Gasca, también tenía el cometido de restablecer el orden. Para ello, recuperó la encomiendo y las distribuyó mediante el “Reparto de Guaynamarina”.

Este reparto pretendía acabar con los abusos a los indígenas, nombrando a un funcionario del gobierno como responsable de la asignación de los trabajadores a cada explotación. Sin embargo, en la práctica esto no terminó con las situaciones de abusos y de semiesclavitud.

El siguiente Virrey, nombrado en 1551, fue Antonio de Mendoza y Pacheco, quien había ocupado el mismo puesto en Nueva España.

Virrey Álvarez de Toledo

Los intentos de llevar la estabilidad al Virreinato del Perú no consiguieron nada hasta el nombramiento de Francisco Álvarez de Toledo como virrey. Su mandato, entre 1569 y 1581, está considerado como el más eficiente de toda la historia del territorio, logrando establecer el marco político que regiría en la zona durante muchos años.

Nada más llegar a los que iban a ser sus dominios, Álvarez de Toledo comenzó a estudiar todo lo que había sucedido en años anteriores, así como las políticas seguidas. Una vez analizada la información, empezó a corregir los errores.

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Su primer paso fue recorrer las distinta zonas del Virreinato con el fin de realizar un registro de los recursos humanos y materiales con los que contaba. Una vez obtenido el número de posibles tributarios, creó las reducciones, pueblos indígenas compuestos por unas quinientas familias. Esto le sirvió para poder calcular los impuestos que debían pagar.

Igualmente, impulsó la mita para distribuir mejor el trabajo de los indígenas. Así, envió mano de obra a las minas del Potosí, yacimiento muy rico en plata. Lo mismo hizo con las minas de Huancavelica, de donde se extraía mercurio, material necesario para tratar la plata.

Campaña contra los mapuches

Con el Virreinato ya consolidado, fueron los indígenas mapuches quienes se convirtieron en su mayor desafío. Durante mucho tiempo, tuvo que dedicar grandes cantidades de dinero a enviar tropas a Arauco, donde los mapuches no aceptaban el dominio español. Solo en 1662, el gobierno virreinal envió 950 soldados y gastó 300.000 pesos en esa guerra.

Aparte de eso, también sufrió los ataques de corsarios y piratas. Para tratar de impedirlo, se produjo la fortificación de su puerto más importante: el del Callao.

Reformas borbónicas

En España se produjo un cambio de dinastía reinante que afectó a sus colonias americanas. Así, la Casa Borbón emprendió una serie de reformas en el siglo XVIII destinadas a limitar el poder de las autoridades locales del Virreinato y a reforzar el control ejercido desde la metrópolis.

Entre los cambios más importantes destaca la introducción del sistema de intendencias, eliminando a los corregidores y a los alcaldes mayores. Además, en un intento de maximizar los beneficios económicos, la Corona reforzó la estructura de la hacienda pública.

Reducción del Virreinato

Relacionado con las reformas promulgadas por los Borbones, el Virreinato del Perú vio como sus territorios se reducían. Dos grandes regiones del mismo fueron separadas por orden real, apareciendo dos nuevos Virreinatos: el de Nueva Granada, en 1717, y el del Río de la Plata, creado en 1776.

Esta circunstancia hizo que el Virreinato del Perú perdiera importancia como centro económico del Imperio español.

Pérdida de importancia comercial

Varias decisiones tomadas por la Corona provocaron que el Virreinato perdiera peso comercial. La primera redujo el tráfico comercial del puerto del Callao al permitir a otros puertos sudamericanos establecer rutas comerciales directas con la península.

Además, tras la separación del Río de la Plata, que contaban con los importantes puertos de Buenos Aires y Montevideo, el Callao quedó destinado solo a rutas secundarias por el Pacífico.

Todo esto provocó que Lima perdiera su condición de principal ciudad de las colonias española en América. Por último, la economía del Virreinato sufrió una gran pérdida cuando Potosí y, por lo tanto, sus minas de plata, pasó a depender del Virreinato del Río de la Plata en 1776.

Emancipación

El siglo XIX marcó el final de la presencia española en América. Los movimientos revolucionarios se extendieron por todas las colonas, incluido el Virreinato del Perú, a pesar de que el virrey José de Abascal y Sousa trató de convertir el territorio en el centro de resistencia contra los independentistas.

Las autoridades consiguieron, por ejemplo, contener el avance de la revolución argentina, reconquistar Chile y sofocar los levantamientos de Quito y Cuzco.

Sin embargo, Guayaquil proclamó su independencia en 1820, en parte por la ayuda desde la Gran Colombia de Simón Bolívar.

Fin del Virreinato

La lucha independentista aumentó en la segunda década del siglo XIX. El Ejército de los Andes derrotó a los realistas y Chile declaró su independencia en 1818. Esto permitió a los chilenos aliarse a las Provincias Unidas del Río de la Plata y organizar una expedición militar al mando de José de San Martín.

Las tropas rebeldes tomaron el puerto de Pisco, al sur de Lima, el 8 de septiembre de 1820. Este fue el punto de inflexión a partir del cual muchas provincias del Virreinato comenzaron a declarar su independencia de España. Finalmente, San Martín entró en Lima en 1821 y proclamó la independencia del Perú el 28 de julio de ese año.

La resistencia española trasladó la capital del Virreinato a Cuzco y trató de mantener su autoridad en los territorios no independizados. La batalla de Ayacucho, en 1824, terminó con la vitoria de Sucre frente a los realistas, lo que significó el final del Virreinato del Perú.

Tras esto, el 7 de abril el Alto Perú se independizó y paso a llamarse República de Bolivia. Los últimos focos de resistencia militar española, en el Callao y el Chiloé, fueron derrotados en enero de 1826.

Organización política

El Virreinato del Perú, como el resto de los constituidos en América, estaba encabezado por el Virrey, representante directo del monarca español sobre el terreno. Aparte, se crearon otras figuras de autoridad locales.

Durante los primeros años de existencia del Virreinato, las instituciones creadas resultaron bastante ineficaces. No fue hasta el nombramiento de Francisco de Toledo, quinto Virrey, cuando la organización político-administrativa comenzó a funcionar.

El Rey de España

El monarca español era la máxima autoridad en todos los territorios del Imperio. Al tratarse de un sistema absolutista, el rey era el depositario de todos los poderes del Estado.

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El Consejo de Indias

Este organismo fue creado en 1524 por el rey Carlos I, tras la conquista de México por parte de Hernán Cortés. El nombre oficial era el Real y Supremo de Indias y sus funciones eran administrar las colonias de la corona española en América.

Así, el Consejo era la más alta institución judicial en las colonias y se encargaba de nombrar a las autoridades del virreinato, aunque era el rey quien tenía la última palabra.

El Virrey

La figura del Virrey era la representación del rey de España en el Virreinato. En los territorios coloniales era la máxima autoridad, encargándose de impartir justicia, administrar los asuntos económicos e impulsar la evangelización de los indígenas. Su elección se realizaba, casi siempre, a propuesta del Consejo de Indias.

El el Perú, los virreyes residían en la capital, Lima. Durante la larga existencia del Virreinato, fueron 40 los hombres que ocuparon el cargo.

Las audiencias

La Audiencia era el tribunal de justicia superior del Virreinato para aquellos casos que trataran sobre asuntos gubernamentales. Estaba presidida por el Virrey, a quien acompañaban los oidores.

Existieron dos clases de Audiencias, dependiendo de su categoría. Las más importantes eran las Audiencias Virreinales, como la establecida en Lima. El resto, que dependían de la primera, se denominaban Audiencia Subordinadas. En el Virreinato del Perú se crearon ocho Reales Audiencias.

Los Corregimientos

El Virreinato del Perú fue dividido administrativamente en zonas denominadas corregimientos. Los hubo de dos tipos, ya que a los corregimientos de los españoles, se unieron los de indios en 1569. Estos últimos estaban subordinados a los primeros.

El Consejo de Indias era el encargado de nombrar a un alto funcionario para gobernar los corregimientos. Las funciones de este tipo de órganos de gobierno, eran administrar sus territorios, manteniendo el orden. Igualmente, debían cobrar los tributos de sus habitantes y hacer cumplir las leyes.

Las Intendencias

En el marco de las reformas borbónicas, Carlos III decidió suprimir los corregimientos en 1784. Una de las causas para hacerlo fue la insurrección liderada por Túpac Amaru II. En su lugar, el monarca estableció las Intendencias.

En un primer momento, las intendencias en el Virreinato del Perú fueron siete: Trujillo, Lima, Arequipa, Cusco, Huamanga, Huancavelica y Tarma. Algunos años después, la intendencia de Puno se incorporó al Virreinato.

Los Cabildos

Esta institución local era similar a los ayuntamientos actuales. Se encargaban del gobierno de las localidades y estaban encabezados por dos alcaldes que se elegían cada año.

Autoridades indígenas: el Curaca y el Varayoc

Una delas tácticas usadas por los españoles para facilitar su dominio sobre el territorio conquistado fue utilizar los servicios de los antiguos dirigentes incas a niveles locales.

Entre las instituciones que decidieron mantener se encontraba el curacazgo, la costumbre de elegir un jefe para cada ayllu o comunidad. Ese jefe era llamado curaca, aunque los españoles lo denominaron cacique. Durante el Virreinato, los curacas estaban subordinados al corregidos español.

Otra figura incaica que se mantuvo fue la del varayoc. Esta era una autoridad civil que se encargaba del gobierno administrativo del pueblo, función similar a la de los alcaldes.

Organización social

Una de las particularidades del Virreinato del Perú fue el establecimiento de dos Repúblicas: la de los españoles y la de los Indios. Ambas fueron establecidas mediante las Leyes Nuevas de 1542, promulgadas por Carlos I.

La sociedad de la época, como ocurrió en el resto de las colonias americanas, era totalmente estamental. En la práctica, existía una clase dominante formada por los blancos españoles y, en menor medida, por los blancos nacidos ya en la colonia (criollos) y una clase baja formada por el resto.

La República de los Españoles

Dentro de la República de los españoles existían tres clases sociales bien delimitadas. En la cúspide se encontraban los españoles llegados desde la península. Ellos eran los que ocupaban los cargos principales dentro del Virreinato.

Tras los españoles, se situaban los criollos, que habían nacido en el Virreinato. Con el tiempo, comenzaron a mejorar su condición económica y fueron los protagonistas de las guerras de independencia.

Por último, se encontraba aquellos que, aunque eran españoles o criollos, no tenían grandes fortunas. Se trataba de una clase media, dedicada a trabajos como la abogacía, la medicina o el comercio, sin olvidar a militares y funcionarios de rango inferior.

República de los indios

En la República de los Indios también existía una clase alta, formada por los curacas. Muchos de ellos eran descendientes de la antigua clase dominante indígena y debían rendir cuenta a las autoridades españolas.

Algunos de sus privilegios eran la exención del pago de tributos, la posesión de tierras y la posibilidad de recibir una educación especial en los colegios de caciques.

Por debajo de esta nobleza indígena se encontraban los Hatunrunas, el pueblo indio. Aunque mayoritaria, fue la clase más explotada dentro del Virreinato. Las leyes que los protegían nunca llegaron a ser efectivas sobre el terreno.

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Los mestizos

A lo largo de los siglos, españoles e indígenas se mezclaron, creando diversas castas. Estos no eran considerados ni españoles ni indígenas, por lo que legalmente no existían.

Aunque existieron muchas más. las castas o mezclas más habituales en el Virreinato fueron las siguientes:

– El Mestizo, cruce de blancos e indios.

– El Zambo, cruce de indios con negros.

– El Mulato, cruce de negros con blancos.

Esclavos africanos

La clase social y racial más desfavorecida del Virreinato fue la formada por los negros llevados desde África, como esclavos. Su destino fue trabajar en la agricultura y en las minas para sustituir a la decreciente mano de obra indígena, diezmada por las epidemias y los abusos.

Los esclavos africanos tenían la consideración de mercancía y se podían vender y comprar. Solo llegaron a mezclarse con los indígenas.

Economía

La base de la economía en el Virreinato del Perú fueron la minería, la agricultura, la ganadería y el comercio.

Minería

Durante los siglos XVI y gran parte del XVII, la minería se convirtió en la actividad económica más importante del Virreinato. Ya en durante el siglo XVIII, con los cambios territoriales, las riquezas obtenidas comenzaron a decaer.

Los historiadores distinguen dos periodos diferentes relacionados con la minería. El primero, fechado hasta que se estableció efectivamente el Virreinato, se caracterizó por la extracción intensiva y por la apropiación y reparto de las riquezas.

El segundo periodo se desarrolló a partir de las Ordenanzas de 1542, cuando se creó el Virreinato. Esto supuso organizar la explotación de los yacimientos de manera un poco más racional y beneficiosa para la Corona.

Las minas más productivas, como las de Potosí, Pasco, o Oruro, eran propiedad directa de la Corona. Las más pequeñas, en cambio, fueron explotadas por particulares a cambio de un impuesto equivalente a una quinta parte de los obtenido.

La agricultura y la ganadería

Las civilizaciones prehispánicas ya habían desarrollado actividades agrícolas y ganaderas antes de la conquista. Los españoles no solo se adueñaron de las tierras, sino que también introdujeron nuevas técnicas y herramientas desconocidas hasta ese momento.

Entre las aportaciones de los españoles destaca el cultivo del trigo, de la vid o del ajo. De igual forma, introdujeron animales como la vaca, el cerdo o las gallinas, así como el uso del caballo y el burro para las tareas agrícolas.

Por último, uno de los grandes cambios sociales afectó al consumo del maíz y la coca. Antes de la conquista eran alimentos destinados a las élites y, tras la llegada de los españoles, pasaron a ser de consumo masivo.

Los obrajes

Jauja fue la sede del primer taller de manufactura textil, fundado en 1545. El nombre que estos talleres recibieron fue el de obrajes.

Los pueblos indígenas tenían un gran tradición en la fabricación de estos productos, pero los obrajes nunca pudieron superar su refinamiento. A pesar de esto, la calidad fue suficiente para satisfacer los mercados urbanos y mineros.

Los dueños de los primero obrajes fueron los encomenderos, figura que monopolizó el poder y la riqueza en las diferentes regiones.

Comercio

El comercio en el Virreinato del Perú estuvo marcado por su carácter de monopolio. Según las leyes, solo los territorios españoles podían comercias con el Virreinato.

Para aprovechar económicamente esta circunstancia, la Corona creó en Sevilla, en 1503, la denominada Casa de Contratación de Indias. Esta institución se encargaba de velar por el cumplimiento del monopolio, además de controlar todo lo referente al comercio.

Por otra parte, en cada virreinato se formó un Tribunal del Consulado, cuya función era controlar el movimiento comercial.

Dentro del Virreinato del Perú, la actividad comercial convirtió al puerto del Callao en el más importante de las colonias hasta el final de sistema de monopolio.

En 1713, en virtud del Tratado de Utrech, España debió conceder a Inglaterra en derecho de enviar un barco de mercancías anualmente a puertos del Atlántico. Años después, el rey Carlos III decretó el libre comercio. Con esto, aparecieron nuevos puertos que desbancaron al del Callao, como los de Buenos Aire o Valparaiso.

Hacienda Pública en el Virreinato

Una hacienda pública efectiva era fundamental para que las colonias americanas resultaran rentables a la Corona española. Su función era el cobro de los tributos y que estos llegaran a las arcas de la metrópolis.

El nombre de la institución creada para realizar estas funciones fue Hacienda Real o Real Hacienda. Esta contaba con tres tipos de patrimonio: el del rey, el de la Corona y el fiscal.

Dada la amplitud del Virreinato del Perú, se hizo necesaria la creación de cajas repartidas a lo largo de su extensión. Tras descontar los gastos de cada zona, lo sobrante se enviaba a la sede central de Lima. Esta, tras saldar los gastos del Virreinato, remitía el dinero a España.

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