Este 13 de setiembre se cumplen 100 años de su nacimiento
Este 13 de setiembre se cumplen 100 años del nacimiento de Yma Súmac, la cantante lírica peruana más reconocida en el mundo, gracias a su prodigiosa e inigualable voz con la que cautivó a multitudes y le aseguró un sitial en el olimpo de los artistas inolvidables de todos los tiempos. ANDINA/Difusión
Hoy, martes 13 de setiembre, se cumplen 100 años del nacimiento de Yma Súmac, la cantante lírica peruana más reconocida en el mundo, gracias a su prodigiosa e inigualable voz con la que cautivó a multitudes y le aseguró un sitial en el olimpo de los artistas inolvidables de todos los tiempos. Vea aquí la galería fotográfica
Este primer centenario del natalicio de Yma Súmac, cuyo nombre en quechua significa “Qué linda”, nos plantea el interés de conocer la vida y obra de esta artista bendecida con un registro vocal único, superior a las cinco escalas, que le abrió las puertas de la fama internacional y llevó a lo más alto el nombre del Perú, brillando en escenarios y películas durante la década de los años cincuenta del siglo XX.
Orígenes y fecha reales de nacimiento
Yma Súmac es el nombre artístico de Zoila Emperatriz Chávarri Castillo, hija de Emilia Castillo y Sixto Chávarri, oriundos de Áncash y Cajamarca, respectivamente. Fue la menor de seis hijos: tres hermanas y dos hermanos.
Aunque se pensó que Yma Súmac había nacido en Icochán, distrito de la provincia de San Marcos en el departamento de Cajamarca, donde transcurrió parte de su vida, en realidad vino al mundo en la provincia constitucional del Callao, donde laboraba su progenitor.
Además de aclarar este importante dato, el certificado de nacimiento encontrado en los archivos personales de Yma Súmac precisa que nació el 13 de setiembre de 1922. Como el número 13 se consideraba de mala suerte en esa época, se cambió la fecha por el 10 de setiembre, tal como aparece en documentos posteriores, en especial su primer pasaporte emitido en 1943.
Primer contacto con la música y mudanza a Cajamarca
Sus raíces provincianas le permitieron criarse escuchando música vernacular que interpretaba desde muy niña con esa excelsa voz que encandilaba, primero a su familia y parientes, y luego a toda persona que la escuchaba.
Durante su infancia toda la familia Chávarri Castillo se mudó a Icochán en Cajamarca, donde nació el patriarca y era propietario de tierras, además de ser muy respetado en la comunidad. Su temprana presencia en esta localidad de los Andes norteños de Perú hizo pensar que había nacido allí. La familia también poseía terrenos y propiedades en Áncash, la cuna de la matriarca, quién desempeñó un rol clave en la crianza de sus hijos con el apoyo de varias niñeras como se estilaba entonces.
Mudanza a Lima
Hasta 1935, Yma Súmac cursó estudios escolares en una escuela católica de Cajamarca. Cuatro años después, su familia y ella se mudaron a la ciudad de Lima por negocios de su padre. En la capital de la República, la pequeña prodigio continúa su etapa escolar secundaria y canta en iglesias y ceremonias religiosas. En 1940 concluyó su educación básica y canta en fiestas locales.
En 1941 es elegida para cantar como solista ante alrededor de 25,000 personas en la Fiesta de la Pampa de Amancaes, donde el público quedó encandilado con sus habilidades vocales. Tras el éxito de esta presentación, Zoila Emperatriz fue recomendada para estudiar una beca en el Instituto de Santa Teresa, donde es aceptada por unanimidad después de una aplaudida audición. Allí estudia la carrera de Psicología, que pese a que no ejerció profesionalmente la fascinaría por el resto de su vida.
Aquella inolvidable audición, Zoila Emperatriz conoce al músico ayacuchano Moisés Vivanco, quien se convertiría en su esposo y representante. Tras su casamiento la cantante lírica se integró a la Compañía Peruana de Arte, agrupación musical formada por su marido.
Elección de su nombre artístico
Zoila Emperatriz Chávarri Castillo eligió el nombre artístico de Yma Súmac, que significa “Qué linda o qué bella” en quechua, en alusión a que su madre, Emilia Castillo, era descendiente de Atahualpa, el último inca y cuya captura por parte del conquistador español Francisco Pizarro significó el fin del imperio del Tahuantinsuyo y el inicio de la época colonial que duró casi 300 años. Por esta razón, ella sería posteriormente bautizada como la “Princesa inca” en el mundo artístico internacional.
Primer contacto con EE.UU.
Durante una gira por Sudamérica en 1941, el productor estadounidense Walt Disney Douglas Fairbanks Jr., y su compatriota la cantante Grace Moore conocen a la joven Zoila Emperatriz, de cuya fabulosa voz se hablaba más allá de Perú. Ambos se ofrecen a promoverla si alguna vez viajaba a los Estados Unidos. En octubre de ese año, la joven intérprete se presentó en el emblemático Teatro Municipal de Lima.
Debut en la radio
En 1942 y ya bautizada con el nombre artístico de Yma Súmac, debuta en la radio, motivada en parte para evitar la desaprobación de sus padres que cuestionaban que se dedicase al canto en lugar de estudiar. Pese a que varias personas le sugirieron que se fuera a Italia a estudiar canto lírico para cantar en la ópera, ella no mostró interés en seguir ese camino.
Sus padres escucharon a Zoila Emperatriz, convertida en Yma Súmac, durante una función de radio en vivo y, lejos de alegrarse, no estuvieron contentos. Sin embargo, gracias al apoyo de otros miembros de la familia y del público, Yma Súmac convenció finalmente a sus padres de que la vida artística la hacía completamente feliz.
Presentación exitosa en Argentina
La Compañía Peruana de Arte cambió su nombre a Conjunto Folclórico Peruano y con Yma Sumac como cantante estelar realiza, en 1942, su primer viaje internacional hacia Argentina. Su presentación en la ciudad capital de Buenos Aires tuvo un rotundo éxito y, como consecuencia de ello, Yma Súmac aparece en la portada de muchas revistas importantes de Argentina y graba 23 canciones con el sello discográfico Odeón de dicho país.
En 1943, viajó a Brasil como parte de una gira denominada “Yma Súmac y el Conjunto Folclórico Peruano”, logrando un reconocimiento multitudinario en varias presentaciones en la ciudad de Río de Janeiro, donde se refieren a ella como “el pájaro que se convirtió en una mujer hermosa” y empiezan a llamarla “Princesa Inca” en periódicos y revistas.
Triunfo apoteósico en México
Dos años después, Yma Súmac viaja a México, invitada personalmente por el entonces presidente Manuel Camacho, para cantar en el emblemático Palacio de Bellas Artes, donde es aclamada por los asistentes al evento que lució al tope de su capacidad.
Los medios de comunicación mexicanos se refieren a la ya convertida en diva peruana como “la exótica princesa Inca”. Yma Súmac provoca efusivos elogios en conciertos, festivales y en las radios mexicanas, y aparece en los titulares de todos los periódicos del país azteca. México se enamoró de su fascinante voz y personalidad marcada por su cautivante mirada, y la comparan con actrices de talla mundial de entonces como Greta Garbo, Merlene Dietrich y la mexicana María Félix.
Conquista de los Estados Unidos y Hollywood
Yma Súmac llegó por primera vez a los Estados Unidos en 1946, arribando a Nueva York donde hospedan en el famoso hotel Waldorf Astoria ubicado en Manhattan. A diferencia de la fama lograda en Latinoamérica, había que comenzar a construirla en el país del sueño americano.
Tras una presentación, en 1947, en un concierto de la Unión Panamericana, un crítico del Washington Times queda impresionado por la hermosa voz de Yma Súmac y la elogia en su artículo publicado en el prestigioso periódico estadounidense.
Grace Moore, quien en 1941 había ofrecido apoyo a Yma Súmac cuando llegase a Estados Unidos, muere en un trágico accidente en 1947.
En 1950 Yma Súmac y su esposo se mudan a Los Ángeles, California, para buscar una oportunidad de éxito en Hollywood. Allí son recibidos por el importante sello discográfico Capitol Records que muestra interés en la original y cautivante voz de la “Princesa inca”.
Allí graba el álbum discográfico titulado “Voice of the Xtabay”, acompañada por una orquesta de estudio completa seleccionada entre músicos de las prestigiosas productoras cinematográficas Metro Goldwyn Mayer, Paramount Pictures, Warner Bros y Fox Studios.
El éxito de esta producción es total y significó la venta de más de un millón de copias, convirtiéndose en uno de los pocos álbumes en la historia de la música grabada que siempre ha sido reeditado y sus ejemplares vendidos completamente. De esta manera, Yma Sumac fue catapultada a la fama internacional.
Un año después, Yma Súmac protagoniza una producción de Broadway, el teatro más importante de Nueva York, llamada “Flahooley”, coprotagonizada por la célebre artista estadounidense Barbara Cook. El éxito alcanzado por Yma Súmac es comparado por los críticos con el de sus antecesoras latinas Carmen Miranda, Lupe Vélez, Margo y la “Diosa Costello”.
Tras esta exitosa temporada, Yma Súmac canta en el prestigioso “Cotillion Room” de la ciudad de Nueva York por un sueldo de 10,000 dólares semanales y con un lleno absoluto de público. Luego repite el éxito en el célebre “Coconut Grove”.
Gracias a su creciente fama y finanzas, Yma Súmac adquiere una gran casa en la exclusiva zona de Cheviot Hills de la ciudad de Los Ángeles. Allí residirá hasta 1969.
En 1959 grabó una versión del célebre huayno “Vírgenes del sol”, tema que la consagró mundialmente y formó parte su sexto álbum titulado “Fuego del Ande”, que en Perú motivó la aparición de otras cantantes líricas que empezaron a interpretar huainos y otros temas vernaculares siguiendo el ejemplo exitoso de Yma Súmac. Entre ellas destacaron Judith Acuña Pichilingüe (“Wara Wara”) y Ana Condori Sulca (“Siwar Q’ente”), entre otras.
Durante las décadas de los sesenta y setenta, la voz de Yma Súmac cautivó escenarios en países de Europa, como Reino Unido, España y la entonces Unión Soviética, hoy Rusia; así como de Asia como Japón donde no solo fueron seducidos por la maravillosa voz lírica sino también por su fuerte y temperamental personalidad.
En 1970, veinte años después del primer concierto de lanzamiento de su carrera, la diva peruana regresó a Hollywood Bowl para presentarse en el programa “Nosotros” junto a notables artistas como Frank Sinatra, Tony Martin, Ricardo Montalbán (a quien tenía mucho cariño), Dionne Warwick y Charlton Heston, quienes siempre la elogiaron por su asombrosa voz y talento artístico. Además de estas celebridades, compartió escenario durante su brillante trayectoria con artistas de talla mundial como la francesa Edith Piaf y la mexicana Libertad Lamarque.
Yma Súmac fue la primera artista peruana en tener su estrella de la fama en Hollywood, en la esquina noreste de la avenida Wilcox.
En la década de los setenta y consagrada como una artista de talla mundial, Yma Súmac obtuvo la nacionalidad estadounidense, hecho que en aquella época fue rechazado por ciertos sectores nacionalistas en Perú, quienes consideraban que con ello traicionaba sus raíces peruanas.
En 1997 Yma Súmac recibe el “Life Achievement Award”, un galardón que reconoce su exitosa y prolífica trayectoria musical y artística, en una ceremonia celebrada en el teatro Wilshire Ebell de Los Ángeles. Ese año realizó su último concierto en el Festival de Jazz de la ciudad de Montreal, en Canadá.
Retorno de visita al Perú
Tras cosechar una laureada carrera artística y tras una década de retiro, Yma Súmac retornó de visita al Perú en 2006 y recibió condecoraciones de parte del gobierno y también de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Luego de una corta estancia volvió a los Estados Unidos.
Fallecimiento
Dos años después, en 2008, Yma Súmac falleció a la edad de 86 años, en su residencia del barrio Silverlake de Los Ángeles, ubicado a un kilómetro y medio al este de Hollywood.
Legado musical
El legado musical de Yma Súmac se distingue no solo por su inigualable registro vocal, sino también por la fusión de géneros musicales, con innovadoras mezclas entre el folclor y la ópera con el rock, el mambo, el jazz, el lounge, y el dance, lo que se denominó “música exótica”, una manifestación musical híbrida desarrollada siete décadas antes que los actuales ritmos llamados “fusión” que siguen esa misma senda musical.
En cuanto a su interpretación vocal, Yma Súmac aplicó efectos en su cantar como gruñidos, la voz engolada, susurros y aparentes registros de silbidos, gracias a sus extensas cinco octavas de rango vocal que le permitían hacer notas graves desde barítono hasta agudos de soprano, emulando también sonidos de las aves, de la jungla y de la naturaleza en general.