Victoria del Barça en el primer Clásico de la temporada de las que deciden campeonatos. El equipo de Hansi Flick dio un auténtico recital en el Santiago Bernabéu y goleó al Real Madrid (0-4) para dejar claro por qué es el líder de la Liga, en la que se pone a seis puntos del conjunto blanco.
Como cada Clásico, el partido empezó frenético —con el espectacular recibimiento con cánticos y bengalas del madridismo a los suyos— mucho antes de que sonase el pitido inicial en el Santiago Bernabéu. Una pasión desmedida que se trasladó al césped en cuanto el balón echó a rodar. Nadie se dejó nada, y eso se trasladó en una primera mitad de ida y vuelta de igualdad máxima.
Empezó amenazando el Real Madrid, con la jugada de autor de Kylian Mbappé: el francés recibió al espacio, aprovechando la adelantadísima línea defensiva culé, y se plantó en el área para amagar con disparar al palo largo y buscar el palo corto. Pero la estrelló en lateral de la red. Tampoco importaba mucho el resultado de la acción, porque el francés estaba en fuera de juego.
Esa fue solo la primera de las numerosas acciones invalidadas con las que terminó el equipo de Carlo Ancelotti. Una y otra vez, Mbappé y Vinícius, a los que se vio imprecisos en la definición en los primeros 45 minutos en la mayoría de ocasiones que generó el Madrid, se adelantaron a la zaga culé, que llevaba la lección muy bien aprendida.
Tanto, que cuando Kylian por fin encontró su puntería, con un balón picado sobre Iñaki Peña, intervino el VAR para recordarle que de nuevo se había adelantado y que ese gol no valía. La segunda parte fue otra historia, el momento en el que el Barça asaltó el templo madridista.
La conquista empezó con un despiste defensivo del Real Madrid, que hasta entonces había estado impecable atrás. Marc Casadó encontró solo a Lewandowski, a medio camino entre Lucas y Militao, con un balón vertical espectacular, y el polaco abrió la lata. La posición era justísima, pero la repetición no dejaba lugar a dudas: Mendy se había dormido y su posición habilitaba al delantero culé.
Un minuto después, otro golpe a la mandíbula blanca: el ‘9’ culé puso el segundo con un testarazo épico al que no pudo llegar Lunin. Pudo recortar distancias justo después el conjunto blanco, pero Mbappé, que esta vez no había caído en la trampa del fuera de juego, se encontró con un Iñaki Peña que achicó espacios y estuvo de 10, a sabiendas de que Szczesny está al caer. El ‘9’ vio portería poco después, pero otra vez en fuera de juego.
También tuvo el gol Bellingham, que se encontró con una falta botada por Modric y no pudo colocarla en las mallas justo después de que Lewandowski perdonase el 0-3 hasta en dos ocasiones, una de ellas a puerta vacía. Ahí terminó de hundirse el Real Madrid, que antaño aprovechaba estos avisos para crecerse. Pero eso no pasó esta vez.
La sentencia llegó en el minuto 77, con otro error defensivo del Real Madrid: Iñaki Peña sacó en largo, Lewandowski la peinó y Raphinha se la llevó ante Lucas Vázquez para habilitar a Lamine Yamal, que puso un balón tremendo a la escuadra y bailó para celebrar que ya es el más joven en marcar en un Clásico, arrebatándole el récord a Ansu Fati. Y aún hubo tiempo para más: Raphinha le sacó los colores a Lucas Vázquez en carrera para rematar al Madrid con una vaselina sobre Lunin.
Esta vez no hubo nombre propio —ni Vinícius ni Mbappé ni Bellingham— que fuese capaz de romper a un Barça pletórico, lleno de confianza tras superar con nota la semana más difícil de lo que va con temporada. No hubo tampoco remontada. Hubo una goleada que llevaba tiempo sin verse en Barcelona que deja muy tocado al Real Madrid, que ya está a seis puntos del cuadro culé y que aún no encuentra la versión que le hizo volver a ser campeón de Europa.
