Ganar sin sufrir no es una opción para este Real Madrid: Conor Gallagher empató la eliminatoria a los 30 segundos de partido, Vinícius falló el penalti que habría clasificado a los blancos y Lucas Vázquez erró su lanzamiento en la tanda, pero al final, el vigente campeón de Europa se ha impuesto a un gran Atlético de Madrid para meterse en cuartos de final de la Champions League.
Un minuto le bastó al Atlético de Madrid para llevar el “nada está escrito” que había utilizado como consigna antes del partido decisivo de octavos a la realidad: con el saque inicial, el Real Madrid se rompió de manera incomprensible —la defensa se quedó estancada en su área, el tridente de ataque, seguido de Bellingham y Modric, fue a presionar a los colchoneros, y Tchouaméni se quedó en tierra de nadie— y el equipo del Simeone avanzó por la derecha para poner un centro al área que Gallagher puso en la red.
Fue un auténtico jarro de agua fría para los blancos, que llegaban con una ventaja mínima, pero muy importante en un escenario en el que los detalles son clave. Sacó de centro Mbappé solo para prolongar la mala dinámica madridista, a trompicones por el césped de un Metropolitano a reventar que ya llevaba en volandas a los suyos. Entonces se vieron los planes de cada equipo: los de Ancelotti se hicieron con el balón, en busca de un espacio por el que hacer daño a su rival, y los colchoneros se conjuraron en un bloque medio muy efectivo.
Esa fortaleza defensiva evitó que el Real Madrid apenas rematase a puerta en toda la primera mitad. De hecho, el único que remató fue Rodrygo, muy flojito, a las manos de Oblak. Más allá de eso, Vinícius fue el más activo, dejando alguna que otra arrancada por la izquierda que apenas inquietó a los colchoneros. También insistió Valverde por la derecha, pero sus peligrosos centros al área no encontraron a nadie. Y Mbappé, duda de Ancelotti hasta última hora, no dejó muestras de estar lesionado, pero tampoco de estar al cien por cien como sí hizo ante el Manchester City.
La realidad fue radicalmente opuesta para los colchoneros, a los que se vio con una intensidad muy diferente a la de su rival. Siempre con una marcha más, los rojiblancos fueron una amenaza constante para la portería de Courtois, otra vez gran salvador madridista en territorio indio para mantener a los suyos con vida.