En la noche en el que el Real Madrid más le necesitaba, Kylian Mbappé no dio la talla como referencia ofensiva en el encuentro de Champions de los merengues ante el Liverpool. Después de una primera parte en la que no tuvo grandes ocasiones, selló su noche toledana en la segunda mitad fallando un penalti.
El combinado inglés se adelantó al volver de los vestuarios de Anfield, por lo que los blancos necesitaban un gol lo antes posible para mantener al máximo sus opciones de victoria. La lesión de Camavinga propició varios cambios de Ancelotti, con la entrada de Lucas Vázquez como el movimiento más importante.
El lateral gallego dejó un impacto inmediato en el encuentro, pues apenas un minuto después de vestirse de corto, recibió un balón dentro del área local, y gracias a un buen recorte, se deshizo de Robertson, que midió mal su entrada y derribó al ’17’ madridista, cometiendo un penalti.
No había dudas de quién sería el lanzador. Con Vinícius lesionado, Kylian Mbappé colocó el balón en el punto de castigo, cogió carrerilla… y lo falló. El de Bondy golpeó hacia la izquierda de Caoimhín Kelleher, pero el meta irlandés adivinó sus intenciones y atrapó el esférico.
Si bien es verdad que el impacto del momento se redujo en cierta medida dado el fallo aún peor de Mohamed Salah, que ni siquiera dirigió el balón entre los tres palos en su pena máxima particular, la incapacidad de Mbappé de marcar la diferencia en un partido de vital importancia para el Real Madrid ha intensificado las críticas de un sector de la afición.
El enfado del francés fue más que evidente, ya que, justo después del pitido final, se marchó solo a los vestuarios, sin esperar ni saludar a sus compañeros, y sin cruzar palabra con los miembros del cuerpo técnico que le buscaron para darle ánimos.